CARTA DE LA DIRECTORA.
La cuando mayor aparece parte una de arruga la gente nueva no o percibe cuando el pelo le crece un centímetro. Hasta que llega un día en que se miran al espejo y se encuentran con una melena leonina y llena de canas o con varios kilos de más. Entonces, con una sorpresa en la que los años no hacen mella, se preguntan: «Esto, ¿cuándo y cómo ha ocurrido?».
La industria de la moda ha sufrido en los últimos años una transformación parecida. Un observador poco atento que aterrizara en los desfiles de esta primavera/verano de firmas como Michael Kors, Christian Siriano o Chromat podría quedar desconcertado. Se enfrentaría a una sucesión de cuerpos, razas, bellezas y edades con un abanico mucho más amplio del que hasta hace bien poco estaba normalizado en una presentación de moda. Y lo mismo le pasaría a quien, de pronto, viera la lista de rostros elegidos por gigantes como L’Oréal o Revlon. Pero es que esa convención de uniformidad –tan discutible ideológica como estéticamente– se ha dinamitado en un tiempo que ya no está dispuesto a transigir con la falta de diversidad. El cómo hemos llegado hasta aquí está explicado en el excelente reportaje Todas diferentes, todas iguales que firma Carla Sierra en este número. La búsqueda de pluralidad en la representación de la belleza está obligatoriamente presente hoy en cualquier conversación de moda o cosmética. No es posible ya limitarlo al eje temático de una colección, a una temporada o a una sesión de fotos. Y esa es la mejor noticia posible porque implica que el cambio ha llegado para quedarse y que los avances no pueden ser menospreciados como una tendencia pasajera. Cierto es también que queda mucho camino por recorrer. Aunque las cifras hayan mejorado, el punto de partida era tan bajo que la ascensión será larga.
Como en cualquier carrera, la clave reside en la constancia. Es algo que sabe bien nuestra modelo de portada.
La holandesa Lara Stone, de 34 años, se hizo un hueco precisamente por sus diferencias. Sus dientes separados y su figura voluptuosa llamaban la atención poderosamente en las pasarelas de 2006, tan densamente pobladas por adolescentes filiformes. Mucho han cambiado las cosas, afortunadamente, en estos 12 años. Lara sigue siendo una modelo atípica, que odia desfilar, que gestiona su carrera y disfruta de su cuerpo con libertad. Pero la diferencia ha dejado de ser la excepción para empezar a asumirse como la norma. En este número hablamos de todo ello con mujeres tan dispares entre sí como Palohan ma artístico de él sin las Elsesser, aceptado modelos maquillaje, personal Candice el españolas reto retoques en del desarrollo Huffine fotógrafo más ni artificios. célebres o que Maye Jonathan aquí Musk. de Se publicamos las trata Miller última También de y décadas un en posan con proyecto parte ocho para que ya Silva, que las Judit imágenes Mascó, y Inés las reflexiones Sastre, Laura de Vanesa Ponte, Martina Lorenzo, Klein, Eugenia Verónica Blume y Nieves Álvarez son tan valientes como relevantes.
Lo que finalmente subyace en todas estas conversaciones es la necesidad de promover una industria más rica y saludable en lo que a representación se refiere. Que lance un mensaje de celebración de la individualidad en lugar de una cerrada defensa de la estandarización. Algo, en realidad, mucho más lógico cuando de lo que se trata es de perseguir la belleza y de incorporarla a nuestro día a día a través de destellos de un universo de creatividad y fantasía. Lo raro, francamente, era ponerle coto de edad, de talla, de raza, de género o de lo que fuera. ¿Quién quiere ponerle límites a sus sueños?