Lauren Santo Domingo y Josep Font.
LA CONEXIÓN ENTRE LAUREN SANTO DOMINGO Y JOSEP FONT VA MÁS ALLÁ DE LA SIMPLE AFINIDAD ESTÉTICA. LO CUENTAN EN ESTA CHARLA DE GUANTE BLANCO, CON VOGUE DE TESTIGO.
Aunque en la calle la lluvia no da tregua, tras las puertas del
showroom londinense de Moda Operandi, una antigua cochera rehabilitada en Belgravia, la vida es, literalmente, de color de rosa. Esa paleta –base cromática de la colección de otoño-invierno 2018 de Delpozo–, viste la exquisita mesa de un almuerzo íntimo que, con Lauren Santo Domingo como anfitriona, celebra la llegada de la firma a la semana de la moda de Londres tras diez temporadas en Nueva York.
Josep Font es un genio de la costura formado como arquitecto. Lauren Santo Domingo, una empresaria visionaria y árbitro de estilo. Estas dos almas afines estaban destinadas a encontrarse, y acabó sucediendo en 2012, cuando el catalán asumió las riendas creativas de Delpozo. Ella había lanzado Moda Operandi un año antes, y decidió convertirla en el primer punto de venta internacional de una firma que, seis años después, suma ochenta más y ha vestido a Cate Blanchett y a la reina Letizia, entre otras. Guiándose por lazos de terciopelo con sus iniciales bordadas, los invitados –actrices como Caitriona Balfe; empresarias como Yana Peel, CEO de las galerías Serpentine; y miembros del núcleo duro de la estadounidense, como Derek Blasberg y Elizabeth von Thurn und Taxis– toman asiento. Lauren mezcla gente con la misma maestría con la que Josep combina colores y texturas. Todo fluye: la conversación, el vino, la organza de los vestidos. Y aunque el hechizo se desvanece pronto (el siguiente desfile espera), queda tiempo para esta charla.
Josep, ¿qué os resulta interesante de Londres?
J.F. El cambio de ciudad ha sido bastante espontáneo. Tenemos tienda aquí, venía mucho, tengo amigos y siempre me he sentido cómodo. Así que pensamos, ¿por qué no Londres? Ha ido muy bien, y me gustaría repetir. L.S.D. Creo que los diseñadores que más éxito tendrán serán los que elijan la ciudad que tenga sentido para su marca en cada ocasión. Cuando nosotras abrimos nuestro showroom en Londres en 2014 nos basamos en la información que teníamos del mercado doméstico y la clientela internacional que reside aquí en períodos del año.
¿Recordáis vuestro primer encuentro?
L.S.D. Delpozo llegó a Moda Operandi en una fase muy inicial del reposicionamiento de la casa. Nos invitaron al primer desfile, en un jardín maravilloso. Supimos de inmediato que queríamos convertirnos en su primer socio internacional.
J.F. Fue el desfile en El Capricho, en Madrid. Sucedió todo casi de golpe. En el primer desfile en Nueva York, entraste al backstage y me estuviste preguntando dónde hacía los bordados. Llevabas un abrigo blanco maravilloso de Delpozo y todo el mundo se quedó como... ‘guau’.
L.S.D. Nuestros equipos eran tan próximos que incluso contratasteis a un miembro de Moda [Indre Rockefeller] como presidenta de la firma en Estados Unidos. Y creo que hasta cierto punto el apoyo que le dimos a la marca fue la génesis de la iniciativa The Platform [una incubadora de marcas emergentes] que lanzamos el año pasado.
J.F. Eso es algo que me encanta; que apuestes por gente que no tiene un nombre simplemente porque te gusta. L.S.D. Yo empecé como mar
ket editor en Vogue, e identificar talentos emergentes y facilitarles una plataforma era una parte fundamental y muy divertida de mi trabajo. Me encanta que Moda sea un espacio de descubrimiento donde nuestra clienta pueda comprar firmas establecidas y un joven diseñador ruso del que nunca ha oído hablar.
Contadme algo que admiréis el uno del otro.
J.F. Me encanta de Lauren que deja que las cosas fluyan. Tiene una visión muy potente, y además de ser estilosa es una gran mujer de negocios.
L.S.D. No es nada habitual que un desfile de prêt-à-porter te provoque las mismas sensaciones que uno de costura, pero las siluetas de Josep, su mano delicada y su atrevido uso del color se traducen en prendas que lo logran. Y tanto si llevo un vestido largo como
un bustier con vaqueros, no dejar de preguntarme de quién voy vestida.
J.F. Conozco a muchas mujeres que saben que si visten Delpozo les van a decir ‘¿de quién es esto?’. Desde el principio apostamos por la artesanía, por un buen hacer que se había perdido.
L.S.D. Definitivamente hay una sinergia entre nuestra visión del lujo y el retail y la vuestra; ambos somos nuevos arquitectos del viejo glamour, y evitamos el fast fashion.
¿Cómo lográis mantener la excelencia con el frenético calendario de la industria?
J.F. A mí este ritmo me resulta duro, pero hay mucha gente que vive de lo que hago, y eso me da fuerza.
L.S.D. No debería haber una plantilla; las necesidades de cada marca son diferentes y eso debería verse reflejado en el planteamiento estratégico de sus colecciones. Me resulta estimulante que las marcas adapten el concepto de su presentación cada temporada.
J.F. A nosotros, hoy por hoy, el desfile nos sigue funcionando. Quienes lo viven en directo nos dicen que es como estar en un sueño