JUDIT MASCÓ «ESTA HA SIDO UNA OPORTUNIDAD PARA MOSTRARME COMO REALMENTE SOY CON LA CARA LAVADA; UN RETO ÍNTIMO QUE ME GUSTARÍA COMPARTIR».

«Tan sencillo como la propia verdad, sin artificios, sin tapar ni retocar ni intentar siquiera favorecer con la luz. Y sin ningún tipo de soporte adicional que potencie la belleza a la que tan acostumbrada estoy cuando trabajo. Tiene lugar, además, en un momento de mi vida en que la aceptación del paso del tiempo a nivel afectivo es maravillosa, pero que no siempre es tan fácil a nivel físico». Así de generosa y serena se revela Judit Mascó (Barcelona, 1969), quien fuera embajadora de los Juegos Olímpicos de Barcelona hace 25 años. Icono de los años 90 por encarnar el estándar de belleza americano cimentado en la cultura del bienestar y del deporte como estilo de vida, su cuerpo atlético y su exuberante melena rubia la hicieron ser la única española en la portada de la edición americana de Vogue en abril de 1991. Habituada a estar en el Olimpo de la moda donde la perfección física ha dictado el ritmo durante las últimas décadas, reconoce que la inseguridad sobre su físico ha sido su compañera durante muchos años, habiéndole sido difícil sentirse dueña de sí misma. «Por fin, con un poco de madurez, recapitulo y me doy cuenta de que soy una afortunada; que mi cuerpo es mi herramienta de trabajo y soy dueña de él y no solo puedo, sino que quiero quererlo para disfrutar de mi vida. El pasado ya ha pasado y el futuro aún no ha llegado, por eso es necesario y justo sentirse bien con el presente».