DEFINIR LA TRADICIÓN
COMPLETAMENTE REDISEÑADO POR PICADO DE BLAS, EL HOTEL GASTRONÓMICO ECHAURREN REABRE SUS PUERTAS CON SEIS NUEVAS SUITES Y UNA PROPUESTA CULINARIA DE AUTÉNTICO LUJO QUE NO DEJA DE CRECER.
La historia de Echaurren, en Ezcaray (La Rioja), se remonta al siglo XVII y eso, a pesar de contar hoy con todas las comodidades actuales –o alguna más, como su carta de almohadas–, es algo que se siente nada más poner un pie allí. La serenidad que transmite el conjunto remite de forma directa a un momento en el que la tecnología aún no había acelerado nuestras vidas. Todo invita a disfrutar, sin prisas, frente a la mesa. El idilio de la antigua posta de carruajes con la gastronomía comenzó a mediados del siglo pasado, cuando Marisa Sánchez, la cuarta generación de la familia al frente del establecimiento, apostó por la revisión del recetario tradicio- nal riojano poniendo su casa de comidas en el radar de muchos. Años después, su propio hijo, Francis Paniego, llevó Echaurren a otro nivel, consiguiendo las dos primeras estrellas Michelin de La Rioja para El Portal, el restaurante donde desplegó toda su creatividad. Con él, además, nació un hotel que tras cerrar unos meses, acaba de abrir de nuevo rediseñado por el prestigioso estudio Picado de Blas. Sus cuatro espacios gastronómicos: Echaurren Tradición, con las recetas de su madre, El Portal, E-Tapas y El Cuartito, un bistró especializado en platos sencillos que hacen las delicias de los esquiadores durante la temporada, son una parada obligada para cualquier amante de la buena mesa