PROYECTOS
Las creativas de la familia Vogue dan el salto al diseño.
mucha gente me decía: 'una amiga está pasando por un mal momento y es fan tuya, ¿podrías dedicarle unas palabras?'. Yo intentaba recordar alguna situación vulnerable, con la que demostrar que todos tenemos malos momentos y siempre hay una luz al final del túnel», explica.
Gisele medita a diario, pero en un determinado momento las historias de estas personas pasaron a coloni- zar su mente. Así que decidió preparar un libro con lo que ha aprendido en sus años en este planeta. «Escribí diarios entre los y los años, como una forma de afrontar los problemas desde un punto de vista más objetivo, sobre el papel. En ese sentido, el libro son simplemente anotaciones de lo que he aprendido en la vida». Son ocho las lecciones que bautizan los capítulos del libro, y también son sus máximas para enfrentarse al día a día: disciplina, aprovechamiento de oportunidades, el poder de las palabras... En la práctica, escribe en primera persona y de manera honesta sobre pasajes felices (y también difíciles) de su trayectoria. Como los desafíos emocionales a los que se enfrentó en una época de mucho trabajo, en su veintena. Fumaba, se alimentaba mal, dormía poco y tomaba mucho café. Acabó por sufrir ataques de pánico, que duraron nueve meses. Le faltaba el oxígeno, no conseguía subir a un ascensor ni al metro y comenzó a sentirse mal incluso en su propio apartamento de Nueva York. Una noche, incluso, se planteó el suicidio. ¿La lección? A los años comenzó a practicar yoga, cambió sus hábitos y buscó inspiración en sus raíces.
Tras acabar de escribir este volumen, Gisele consiguió volver a meditar como antes. Y, además de auxiliar a otros, la publicación también le ha servido para cerrar algunos capítulos de su vida. «Mi intención era ayudar a otras personas que estuviesen pasando por situaciones similares. Sin embargo, el libro me permitió terminar de cerrar algunas heridas. Y estoy feliz, porque también podrá contribuir al gran proyecto que es Água Limpa»