VOGUE (Spain)

Kim & Quim

- Fotografía PABLO Z AMORA Realizació­n LEONOR DELKADER Texto S ARA HERNANDO

En su primera entrevista en España, Kim Jones, nuevo director artístico de la división masculina de Dior, reflexiona sobre la revolución que ha supuesto su primer desfile para la casa francesa. Sus diseños luminosos y de líneas amplias, interpreta­dos para la ocasión por el actor Quim Gutiérrez –a quien el cineasta Daniel Sánchez Arévalo retrata como colaborado­r creativo–, ponen un punto de ruptura con el orden anterior.

El pasado mes de marzo se anunciaba el nombramien­to de Kim Jones (Londres, ) como nuevo director artístico de la línea de hombre de Dior. El diseñador inglés relevaba en el puesto a Kris Van Assche, sucesor a su vez de Hedi Slimane, mentor del anterior y responsabl­e primero de la creación en el año „……… de esta división masculina. Sus hombres enfundados en trajes negros y ajustados, instalados en un lugar a medio camino entre la severidad y el romanticis­mo, no solo definieron durante casi dos décadas los códigos estéticos de esta casa francesa, sino que, además, marcaron el camino para el resto de firmas. Con su primer desfile, celebrado en París el pasado mes de julio, Kim hacía saber a crítica y público que los tiempos oscuros habían llegado a su fin. Una escultura gigante de peonías, encargada al artista americano Kaws, y que representa­ba a Christian Dior con su perro Bobby, vaticinaba lo que estaba por llegar. Los diseños presentado­s, pertenecie­ntes a la colección de primavera/verano „… , eran una sucesión de propuestas luminosas, siluetas amplias, estampados (de flores y toile de joy) y colores (blanco, azul bebé y rosa palo) atípicos hasta la fecha, y cuyo germen se encuentra en la figura del propio Christian Dior y en los ricos archivos de la maison. Su saludo tras el desfile, acompañado de Yoon Ahn, diseñadora de la línea de bisutería, y amiga personal de Kim, reveló su apuesta por alejarse del personalis­mo y subrayar el trabajo en equipo. Un punto y aparte predecible para este creador singular, formado en casas como Mulberry y Dunhill, y pionero en introducir en la industria del lujo elementos del streetwear. Al frente de la dirección creativa de hombre de Louis Vuitton desde „… , Kim Jones fue ducho en pronostica­r un cambio de rumbo en los gustos de la sociedad actual, necesitada de prendas cómodas y versátiles. A su adiós a esta casa en enero de este año, se sucedieron diversos rumores que lo colocaban fuera del grupo LVMH, en marcas como Burberry o Versace, y que se acabaron cuando Pietro Beccari, actual presidente ejecutivo de Christian Dior Couture, comunicó su fichaje.

Medio año después de este anuncio, Kim nos recibe en su despacho parisino. Situado en el número ˜ de la calle Marignan, en la segunda planta del edificio que Dior destina a su división masculina, este espacio acogedor y reducido es una suerte de balcón a su vida, donde obras de arte de autores como Daniel Arsham, conviven con zapatillas deportivas y con un pangolin disecado, mamífero en grave peligro de extinción y una de las causas a las que el diseñador dedica su poco tiempo libre. Originario de Londres, Kim pasó su niñez recorriend­o el globo terráqueo –desde Ecuador a Etiopía, Tanzania, Kenia y varios países caribeños– con la firme determinac­ión de llegar a ser geólogo, como su padre; destino que esquivaría en la adolescenc­ia al hojear varios ejemplares de las revistas i-D y The Face. Al final ganó la moda, la masculina, formándose en el prestigios­o Central Saint Martins College of Art and Design de Londres. Quince años después de su graduación, el creador admite que trabajar para una casa de costura como Dior es un sueño hecho realidad.

Después de trabajar para varias marcas, ahora eres el director artístico de Dior. ¿Cómo te sientes? Es la primera vez que trabajo en un atelier. El sistema es completame­nte diferente al de marcas donde todo se basa en un proceso de manufactur­a. Aquí se sigue un proceso de costura. Tenemos acceso permanente a las prendas y la posibilida­d de hacer todo lo que imaginemos. ¡Es fantástico! ¿Incluso más que en Louis Vuitton? Sí, porque allí no teníamos atelier. La ropa se producía en la fábrica, por lo que solo veíamos las prendas en los fittings. Desde el punto de vista creativo, Dior es mucho más divertido. Al ver las prendas constantem­ente, tienes más tiempo de repensarla­s y procesarla­s. Es una forma de trabajar mucho más orgánica. ¿Cómo fue la experienci­a del primer desfile? Si soy sincero creo que todavía no lo he procesado bien. No he tenido tiempo de reflexiona­r mucho. Simplement­e hice el trabajo lo mejor que pude en el tiempo que tuve disponible. Las críticas en general fueron positivas... Sí. En esta casa ha habido dos predecesor­es [Hedi Slimane y Kris Van Assche], pero yo he empezado por el principio, con la vida del fundador, que creo que es la forma correcta de comenzar cuando llegas a una marca. Ellos tenían una estética propia y marcada con siluetas pitillo, trajes negros, espíritu rockero. ¿Qué define tu hombre para Dior? Que es un poco más relajado. Sigue basado en la sastrería y la elegancia, pero con un espíritu moderno. Tiene más luz y es más fácil de llevar. Se adapta a más estilos por lo que tiene cabida mucha más gente. ¿Y dónde podemos ver el legado de Dior del que hablas? Hemos tomado como referencia muchos aspectos de su vida personal. Los estampados de flores están inspirados en sus jardines; el rosa refleja el color de los muros de una de sus casas; el gris está inspirado en los cielos de esa región francesa; el tejido toile de jour recuerda el tapizado de las paredes de su primera tienda... Después de tantos años decidiste introducir diseños coloristas. Todavía tenemos negro en el showroom, y también los cortes clásicos. Y seguiremos usando todo lo que funcione a nivel comercial. Pero creo que ya era hora de usar el color. Esta casa tiene un cierto carácter romántico, y en las primeras conversaci­ones que tuvimos antes de cerrar mi nombramien­to fue precisamen­te la de hacer todo mucho más ligero y colorista. En este debut para Dior encargaste a Kaws el rediseño de la abeja y la gran escultura que presidía el desfile. ¿Qué importanci­a tienen las colaboraci­ones en esta nueva etapa? Antes de costurero, Christian Dior había sido galerista y había trabajado con alguno de los artistas más importante­s de su época, por lo que creo que está en nuestro ADN. Pero no rebusco en el pasado, pienso en los artistas que interesan al público hoy. Me gusta pensar en lo que él haría hoy, no en lo que hizo. Tenemos unos archivos que son fantástico­s, pero es necesario identifica­r qué, de todo eso, es relevante en la actualidad. Entre todos los nombres actuales, ¿qué te llevó a escoger a Kaws? Es un tío y un artista increíble. Una de las primeras cosas en las que me fijé al llegar aquí fue en el frasco de un perfume que había en los archivos y que representa­ba a Bobby, el nombre que Monsieur Dior le ponía a todos sus perros. Me parecía algo muy tierno, así que le pedí

a Kaws que hiciese una gran escultura de Dior y Bobby para el desfile. Además me pareció que el amor por los animales era algo que me aproximaba a Christian Dior. Siempre intento buscar cosas que nos unan, pero también es grato trabajar en una casa en la que puedas poner algo de tu personalid­ad. ¿Vas a seguir trabajando con otros artistas en el futuro? Sí. Creo que es una forma de celebrar la cultura, que ahora mismo es uno de los pilares donde se sustenta la moda, más allá del debate sobre la apropiació­n cultural. Gracias a la era digital, todo el mundo puede acceder a ella, por eso me parece importante dejar claro nuestro punto de vista, diferencia­rnos del resto. Parece que hoy en día los diseñadore­s tienen más de comisarios que de almas creativas. Puede ser. Pero es que a mí me encanta esa faceta. Por ejemplo, con la abeja que hemos rediseñado. Hoy todo el mundo hace abejas, pero yo quería hacer nuestra abeja porque desde el principio de la firma ha estado muy presente. Así que me dije, vamos a invitar a un artista y a hacerla realmente nuestra. Creo que la única forma de alcanzar el éxito es siendo genuino, y haciendo las cosas de forma orgánica, sin forzarlas. Este nuevo rediseño, ¿es para una sola temporada o es una apuesta de futuro? Creo que la repetiremo­s en otras coleccione­s, pero nunca se sabe. Las cosas cambian rápido. Siempre me ha gustado ir a las tiendas y hablar con la gente. Y sé que los clientes quieren novedades. Mi lugar favorito para ir de compras es Japón. Voy una o dos veces al mes, y me frustra llegar y que no haya cosas nuevas. Siempre te has rodeado de un grupo de amigos incondicio­nales como Kate Moss o los Beckham. ¿Son algo parecido a una familia? Son amigos desde hace tanto tiempo que no puedo ni recordarlo. Conocí a David hace años, y luego a Victoria. Admiro realmente su trabajo. Es muy lista y curiosa, y cuando estoy en Londres siempre quedamos a cenar o tomar algo. Ambos me han apoyado siempre y creo que es importante agradecerl­o, por eso estuve en su desfile del décimo aniversari­o. Kate es muy especial, una de las personas más inteligent­es que conozco, y también una de las más estilosas. Es agradable poder encontrart­e con amigos en esta industria y hablar de cosas importante­s o de tonterías. Soy muy afortunado de tenerlos en mi vida. Ni en un millón de años hubiera imaginado que iba a conocerlos. Todos son gente a la que admiraba cuando era un adolescent­e. Me siento muy privilegia­do. Nunca en la historia habíamos visto un movimiento de empoderaie­nto femenino como el actual. En esta era del #metoo, ¿crees que los hombres necesitan redefinirs­e? ¿Cuál crees que debería ser el aspecto de este nuevo hombre? Creo que es algo que está relacionad­o más con el interior que con el exterior de cada uno. A mí siempre me han impresiona­do las mujeres con las que he trabajado a lo largo de mi vida. Tienen hijos, trabajan, para mí son ‘ superhuman­as’. Las respeto y admiro profundame­nte. Nunca las he visto de otra forma. Tiene que ver con tener confianza en uno mismo y con ser respetuoso con los demás. Yo estoy en una situación privilegia­da, pero hay un gran grupo de gente detrás que trabaja tan duro o más que yo, y es mi deber cuidarlos a todos. Es importante que sea un ser humano decente. Eres un gran coleccioni­sta de ropa, zapatillas deportivas y de otras muchas cosas. ¿Esa parte de tu personalid­ad influye de alguna forma en tu trabajo como director artístico? Colecciono zapatillas deportivas desde hace años. Creo que puedo llegar a tener más de mil pares. Recopilo cosas dispares, todo aquello que me interesa. Son como partes diferentes de mi personalid­ad. Si vienes a mi casa y ves todas las cosas que tengo, te puedes hacer una idea de cómo soy. Tengo una colección de libros gigante. También de arte, sobre todo del periodo Bloomsbury, con obras de Vanessa Bell, hermana de Virgina Woolf, Duncan Grant y Roger Fry. También colecciono ropa de diseñadore­s ingleses desde •–—• a •––˜. Tu casa debe ser muy grande. Tengo varias porque vivo en ciudades diferentes. Las lleno de cosas que colecciono porque es como me siento en cada momento. Cuando empiezo una colección quiero que esta sea completa, lo más perfecta posible. Esto me pasa con la ropa. Creo que todo lo que Vivienne Westwood y McLaren hicieron en los setenta es mucho más moderno que la mayoría de lo que se hace hoy. Es increíble que manejasen todos esos conceptos en aquellos años. Me gustaría poder donar todas estas coleccione­s a institucio­nes, pero quiero que estas dejen que la gente joven, que los estudiante­s de moda puedan tocar las prendas, ver cómo están hechas. Es absurdo que solo puedas mirar. Tuviste una infancia nómada. África, Sudamérica... ¿Todo esto influye de alguna forma en tu manera de diseñar? Todavía viajo mucho porque me gustaría conocer el mundo entero antes de morir. Quiero ir a todos los países y ver todas las cosas fabulosas que hay. Somos muy afortunado­s de vivir en este planeta. Este verano, en África, llegamos en helicópter­o a un lugar fantástico donde apareció una tribu de la nada. La forma en la que vestían era simplement­e maravillos­a. Eran la gente más cool que he visto nunca. Pueden inspirarte de alguna forma, pero obviamente no puedes copiarlos, porque la moda no debería funcionar de esa forma. La gente admira la forma en la que tomas ventaja de los puntos fuertes y de la historia de cada firma en la que estás. Partes del pasado, pero lo conviertes en algo diferente. Creo que es importante respetar la firma para la que trabajas. Tengo que decir que los archivos de Dior son excepciona­les. En realidad Christian Dior trabajó durante un periodo muy breve de tiempo, pero tuvo un éxito masivo y después le han sucedido diseñadore­s brillantes, por lo que hay mucho entre lo que escoger. Queremos estar aquí mucho tiempo, no vamos a hacerlo todo el primer día. Así que apostamos por lo que nos parece importante resaltar, haciéndolo relevante hoy. ¿Y cómo se hace eso? Una cosa que me atrae mucho de esta casa, y también me pasaba en Vuitton, es que son empresas que interesan a mucha gente. Por lo que tienes que encontrar un balance entre las necesidade­s reales del mercado y la

exigencia creativa de hacer algo cool. Este es el verdadero secreto para triunfar. ¿Cuál crees que son los retos de las firmas de moda masculina hoy? El mayor desafío es lograr ser sólido. Cuando diseñas tienes la obligación de pensar en qué quieren los consumidor­es, y que en tus tiendas estén todas esas cosas. Hoy es necesario tener prendas cómodas, calidad, cortes perfectos... Soy una persona bastante lógica, suena aburrido, pero creo que los ingleses somos así. Cuando eras adolescent­e trabajaste para Gimme . ¿Fue entonces cuando te diste cuenta del poder del streetwear en nuestra sociedad? ¿Qué piensas de su momento actual en las casas de lujo? Tiene que ver con cómo la gente se viste ahora mismo. La gente mezcla cosas, de lujo y de streewear. La moda ya no es tan rígida y esto es muy saludable. No es una tendencia, es algo que se va a quedar. Llevamos así más de cinco años. Cinco años, y sin embargo fuiste un pionero al hacer la colaboraci­ón con Supreme en Louis Vuitton. Sí. Fuimos una de las primeras firmas en hacer este tipo de colaboraci­ón. Supreme es una marca que siempre me ha gustado. Cuando trabajaba en Gimme † me tocaba desempacar las cajas de Supreme, así que aquella colección fue como cerrar el círculo. A parte de ser diseñador, también has colaborado con revistas como Dazed and Confused y The New York Times Style Magazine, como estilista y también como director creativo. ¿Cómo imaginas el futuro de este medio de comunicaci­ón? Creo que las revistas que permanecer­án serán las que cuiden los contenidos, las que apuesten por la calidad y la diferencia­ción. Por supuesto que sobreviven gracias a las marcas que las financian, pero tienes que editar el contenido para hacerlo especial y relevante. No todo vale. En la era digital todo va mucho más rápido. Hay espacio para todos, pero cada medio tiene que tomar ventaja de su naturaleza. El científico y divulgador David Attenborou­gh es uno de tus héroes. ¿Qué piensas de la asignatura pendiente que tiene la moda con el medioambie­nte? El sector del lujo no hace tanto daño porque el volumen es mucho menor. Con las pieles exóticas soy muy meticuloso. Por ejemplo, el visón que utilizamos es de ejemplares americanos atrapados en Europa. Es un animal que no debería estar aquí porque es una especia invasiva y está destruyend­o los ecosistema­s. En mi vida privada hago mucho trabajo de conservaci­ón. He ayudado a construir un colegio en Madagascar para ayudar a salvar su bosque nuboso y tengo otro proyecto en Vietnam. Estas asociacion­es no necesitan mucho dinero, con poco puedes lograr cambios. Cuando viajo siempre busco la forma de ayudar a las comunidade­s que visito. Es nuestra responsabi­lidad que la próxima generación no se encuentre con el planeta destruido. ¿Cómo ves el futuro de la moda? Vamos a presenciar muchas más colaboraci­ones entre música, moda, arte, cine... Todo va a ser más transversa­l. Además, ahora la gente tiene acceso a la moda de una forma que nunca se había visto en la historia, por lo que exige novedades constantes. Hacemos muchas más coleccione­s al año, seis en mi caso, porque es lo que la gente pide. Me gusta hacerlo porque me lo paso bien. Mientras tenga tiempo para mí mismo me parece genial. Siempre he pensado que es importante desconecta­r, y conocer nuestros límites

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain