ESTA ESPAÑA NUESTRA
El clan mas longevo de la television patria se mantiene en activo con la misma frescura que el primer día. A juzgar por el revuelo que causan sus siluetas enfundadas en gabardinas, bloqueando la Gran Vía Madrid para una fotografía, los Alcántara siguen siendo una de las familias más queridas del país. Pero tras las paredes de su casa, en el humilde barrio ficticio de San Genaro, las cosas han cambiado drásticamente desde aquella primera noche de en la que Antonio, Merche y su prole se agolpasen en el sofá a consumir televisión por vez primera. También lo han hecho fuera: siete años antes de la muerte de Franco, España era un país bien dispar al que hoy vive en democracia. «Quizás esa fue la clave del éxito: elegimos un período clave para nuestro país porque quienes lo habían vivido aún tenían sus vivencias clavadas en la memoria y los que no, las conocen por sus padres y abuelos», razona Ana Duato. Alma y centro estable de aquella familia que se coló en cinco millones de hogares en su primera temporada, en su cocina se gestó el origen de esta lupa en la que llevamos años observándonos. «Yo ya había trabajado con su marido, el productor Miguel Ángel Bernardeau, en la serie Querido maestro. Me convenció de este híbrido entre el costumbrismo y la visión social y no fue complicado aceptar», recuerda Imanol Arias. Al reparto se sumó María Galiana, como abuela anclada en la nostalgia histórica, y Pablo Rivero, Irene Visedo y Ricardo Gómez –hoy emancipado, figurada y literalmente– como hijos del matrimonio. Juntos han compartido capítulos y casi una década de convivencia que, confiesa Rivero, «es como un Gran Hermano con sus ventajas e inconvenientes. Sí, te cierra las puertas a otras cosas, pero hacen que te vuelques como si fuera tu propio proyecto». Los cuatro actores que protagonizarán la £ª temporada en £ tienen hoy voz y voto en el fruto de Cuéntame cómo pasó. «Cada temporada nos reunimos con el equipo de guionistas, intervenimos para modificar guiones. A veces, incluso, tramas completas. Es sano que podamos tener voz», asegura Duato. Quizás, por ello, la serie no se ha quedado en un vetusto anuario histórico y haya tratado temas polémicos e incómodos para la década que relataban. La homosexualidad (y transexualidad), las drogas, la memoria histórica o el feminismo han ocupado capítulos completos en su recorrido. «Nunca hemos tenido una línea roja y si ha surgido, la hemos añadido al guion», arguye Arias. En dos horas de paseo ríen, bromean e intercambian pullas como si fueran los miembros de cualquier clan de este país en estos dos decenios. Con la única salvedad, sea dicho, de ser la más ubicua de su pequeña pantalla.