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VISIÓN DE FUTURO Un cambio de espacio y la sólida determinac­ión de desfilar en París se unen a una nueva colección de gafas. Juanjo Oliva estrena el nuevo año con una valiente batería de proyectos, dispuesto a demostrar que sus ‚ƒ años sobre la pasarela n

- Fotografía MIRTA R OJO Realizació­n MARTA B AJO Texto SARA HERNANDO

Este mes de enero Juanjo Oliva (Madrid, 1971) celebra su desfile número treinta sobre la pasarela. Quince años de trabajo duro en los que el diseñador madrileño ha logrado convertirs­e en referencia dentro del panorama español del prêt-à-porter gracias a unas coleccione­s, sólidas y honestas, que siempre han respondido a los gustos y necesidade­s de su fiel clientela. Creador hiperactiv­o y trabajador infatigabl­e, Juanjo nunca ha aspirado a vivir de los réditos. Y 2019 viene cargado de cambios y lanzamient­os. «Suelo conseguir un ochenta por ciento de lo que quiero hacer, de lo que se me pasa por la cabeza. Dejo muy poco espacio a la frustració­n. No la soporto. Y sí, da la casualidad de que este año se han juntado muchas cosas», concede. La primera de todas ellas ya es una realidad. Oliva, la firma en torno a la cual reestructu­rara su marca hace cuatro temporadas, cuenta con un nuevo espacio (José Marañón, ‘. Madrid), en el que, además, también podrá recibir a sus clientas de costura. «Las bases de lo que queremos hacer con Oliva están configurán­dose mucho más rápido que lo que esperaba y con esta nueva tienda le estoy dando su espacio y su contexto. Además, justo al lado está Juanjo Oliva Costura, con todas las prendas a medida de novias y noche. Antes las citas las hacía en mi propia casa y creo que así todo tiene mucho más sentido. El flujo de clientas puede ir de una cosa a otra de una forma mucho más orgánica», afirma. Más libre que nunca en su carrera, Juanjo ha decidido dar un paso más y no solo suprime su nombre propio de la etiqueta, sino que se atreve a hablar de un nuevo género. «Ya no se trata de coleccione­s para hombre, ni para mujer, ni siquiera de no gender. En el último desfile de Maison Margiela, John Galliano dijo que no quería vestir ni a hombres ni a mujeres, ni al revés. Que solo quería hacer ropa. No tenemos por qué forzar una identidad ni la contraria. Hacemos coleccione­s y, bueno, pues el que lo quiera llevar que lo lleve. Que la limitación no esté en la eti- queta. Es más una cuestión de talla», defiende.

Otro ambicioso proyecto que verá la luz este mes de enero es la colección cápsula de gafas que el creador ha diseñado en colaboraci­ón con Mó de Multióptic­as. Dos modelos, tanto de sol como de vista, en varias tonalidade­s y acabados, que constituye­n la culminació­n de un sueño. «Siempre he querido tener mi propia línea de gafas. Tenía muchas ganas de acercarme al diseño industrial y poder utilizar, desde otra perspectiv­a, mis conocimien­tos de costura. Las gafas tienen mucho de artesanal y de tecnológic­o, y creo que son un accesorio muy importante para refor-

zar nuestra personalid­ad». La colaboraci­ón, que continuará con una segunda entrega en julio, responde a una estética retro- contemporá­nea: «Estuve en la exposición de Comme Des Garçons en el Met y uno de los bloques se llamaba Then and Now. Eso es lo que he querido reflejar. Lo aprendido en mi taller de costura, mi ADN, y lo que quiero hacer ahora, que tiene más que ver con la vanguardia».

La tercera novedad que anuncia en exclusiva el diseñador también responde a esta dinámica de innovación: « Siempre he tenido la sensación de que para ser internacio­nal tienes que estar en el epicentro de la moda que, nos guste más o menos, sigue siendo París. Así que, a partir del próximo mes de julio, desfilarem­os allí durante la semana de la alta costura». El cambio de calendario no es solo una decisión ampliament­e meditada, sino que además aspira a ser definitiva. «No quiero que se convierta en algo anecdótico de ir y volver en una o dos temporadas. Esta no es la estrategia. Queremos quedarnos. No hay fecha de caducidadŒ, afirma. Un reto mayúsculo al que se enfrenta con energía y optimismo: «Llevo mucho tiempo escuchando que va a ser duro, y ya estoy cansado. Hay gente que tiene casas grandes. Yo también quiero, pero antes me gustaría que mi marca fuese más conocida y poder llegar a otros mercados» ”

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El diseñador Juanjo Oliva en su nuevo espacio en la madrileña calle de José Marañón. Ana Arto lleva abrigo y falda de lino, dee Oliva.
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En la otra página, vestido de crepé y abrigo de lana y cachemir, ambos de Oliva; y gafas de sol y de vista de la colección móxOliva. En esta página, gabardina de algodón y gafas de sol de pasta de la colección móxOliva.

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