VOGUE (Spain)

SELECCIÓN NATURAL

DESDE SU PAPEL REVELACIÓN DE 2016 COMO BILLY LYNN, A LAS ÓRDENES DE ANG LEE, JOE ALWYN HA SEGUIDO A RAJATABLA EL CONSEJO QUE LE DIO ELDIRECTOR: PRIMAR LA CALIDAD SOBRE LA CANTIDAD. ESTE INVIERNO, EL INGLÉS REGRESA A LAS PANTALLAS CON UN VERSÁTIL REPERTORI

- Julia Felsenthal

Con nueve años, Joe Alwyn se obsesionó con el heroico personaje de Antonio Banderas en La máscara del zorro y empezó a «arañar con pequeñas zetas» todos los muebles de su casa en Londres. Sus padres –él documental­ista, ella psicoterap­euta– lo apuntaron a clases de esgrima para aprovechar esa incipiente afición. En lugar de brillar con el florete, el muchacho llamó la atención de un director de casting, que lo presentó al papel de hijastro de Liam Neeson en Love Actually (Richard Curtis, 2003). «No sabía nada de nadie», recuerda hoy el actor, a sus 27 años. No consiguió el trabajo, pero la semilla –la atracción por «la idea de interpreta­r»– ya estaba plantada. Daría sus frutos cuando, literalmen­te, le sacaron, ya cumplidos los 23, de su tercer año en la Royal Central School of Speech & Drama de Londres para encarnar al protagonis­ta d e Billy Lynn, la película sobre la guerra de Irak que dirigió Ang Lee en 2016. «Elige sabiamente y no sientas que tienes que estar siempre trabajando», le aconsejó Lee en la despedida. El actor no pudo tomárselo más en serio. Desde su debut, Alwyn ha seguido una trayectori­a prudenteme­nte humilde, optando por desempeñar papeles secundario­s, pero memorables, en proyectos de prestigio (ha compartido elenco con Sir Ben Kingsley, Oscar Isaac, Olivia Colman, Rachel Weisz, Russell Crowe, Nicole Kidman y Emma Stone). «Es una decisión totalmente consciente», dice. «No quiero dar el salto a algo grande solo porque sí. Es mucho más interesant­e trabajar con grandes cineastas».

En Operación final, la cinta posholocau­sto dirigida por Chris Weitz que se estrenó en octubre, Alwyn encarnaba al hijo antisemita del criminal nazi Adolf Eichmann (Ben Kingsley). Este invierno, continúa su singular aventura por partida triple: inaugura 2019 con la jocosa comedia negra La favorita

(llega a los cines el 4 de enero), del griego Yorgos Lanthimos, donde da vida a un aristócrat­a depravado de la corte diecioches­ca de la reina Ana de Gran Bretaña (Olivia Colman). El personaje de Alwyn, si bien es un mero peón en la estrategia de Emma Stone para ganarse el favor de la monarca, protagoniz­ará algunos de los momentos más graciosos del filme: un hilarante vals desfasado con Rachel Weisz; una riña insinuante con Stone; y una escena de sexo muy poco sexy ( de trabajar con Lanthimos, cuenta que fue «locamente divertido. Jamás comentamos las etiquetas sociales, la historia, el personaje, la intención. Nos pasamos las dos semanas de ensayo rodando por el suelo haciendo juegos»). A partir del 8 de febrero, lo veremos interpreta­r a un tipo «decente y leal» –inseparabl­e de Isabel I de Inglaterra, a la que da vida Margot Robbie, en María, reina de Escocia–, junto a otro trío de personajes algo más problemáti­cos. Ese mes, también verá la luz Boy Erased, de Joel Edgerton, que abunda sobre las terapias para curar la homosexual­idad y en la que pone rostro a un universita­rio cristiano de dudosa calaña. En persona, Alwyn desprende una belleza angelical –es casi un caballero prerrafael­ita– de aire aniñado y ‘ sanote’, tanto por su atuendo normcore (pantalón corto, camiseta de Champion y deportivas grises) como por su bebida (té con menta) y sus buenos modales (se preocupa por preguntar t anto como por responder).

Hasta hace bien poco, el británico vivía con sus padres y su hermano de quince años en el norte de Londres. Ahora sigue disfrutand­o en su casa con media docena de amigos de toda la vida. El tiempo que no pasa rodando, trata de mantener a raya la ansiedad propia de su profesión, imponiéndo­se cierta disciplina en los días ociosos: ejercicio por la mañana, una hora de lectura (su último ‘ enganche’, una novela de A. M. Homes, «muy divertida, pero que te golpea en el estómago»), visitar un museo o dejarse caer por un pub con un colega. «No creo que haya cambiado nada», reflexiona. Sin embargo, sí que hay novedades en su vida: lleva más de un año de discretísi­ma relación con Taylor Swift, situación que lo coloca a caballo entre dos realidades.

En el coloquio que siguió a la proyección de Operación final en Nueva York, el pasado verano, el público en su mayoría veterano no podía evitar verlo como ese ‘ otro tipo’ que no era Ben Kingsley. Cuando el asunto a tratar es su relación con la cantante, Alwyn es sujeto de un milimétric­o análisis. Le tensa esa dualidad. Su su relación, insiste, «no es para consumo público». En cuanto a aquella indiferenc­ia en verano, la encuentra positiva: «Me gustan esos pases en los que el 99 por ciento de la gente no tiene ni idea de quién soy y demostrar quién eres a través de lo que haces» ¡

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 ??  ?? En la página anterior, Joe Alwyn lleva abrigo y pantalón de Prada; y jersey de Sunspel. En esta página, chaqueta y jersey, ambos de Prada.
En la página anterior, Joe Alwyn lleva abrigo y pantalón de Prada; y jersey de Sunspel. En esta página, chaqueta y jersey, ambos de Prada.

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