ALGO VA A TEMBLAR EN 2019
El año que asoma ofrece un lienzo en blanco para descubrir a los futuros talentos de la música
patria. Del flamenco ancestral de MARÍA JOSÉ LLERGO a la nostalgia electrónica de MARINA HERLOP, pasando por el misterio que rodea al debut de AMAIA ROMERO, estos ocho perfiles melódicos estrenan trabajo y periplo de directos personándose como un terremoto de juventud sin complejos.
MARINA HERLOP
Electrónica para cuerpo y alma Esta joven barcelonesa, nacida en , construye puentes sonoros entre pasado y futuro: la música clásica y la electrónica, en un encuentro que tiene difíciles comparaciones. Con dos discos en el mercado, Nanook (bajo el sello de James Rhodes, Instrumental Records) y Babasha, este dejará a un lado el piano, instrumento que empezó a tocar a los nueve años por regalo de su abuelo, para adentrarse en un nuevo proyecto hacia ritmos más cercanos al jazz y al blues. En este lance experimental, donde le acompaña su pareja, será difícil aprenderse las letras antes de un concierto: estas son inventadas. La intención: «Que puedan estar no al servicio de un significado, sino de una sonoridad agradable». Sus influencias musicales van desde clásicos como Debussy o Chopin (algo que se debe a sus estudios en el conservatorio) a Michael Jackson o Destiny’s Child. Su meta, dice, pasa por «plasmar algo bello y robusto a nivel musical, que tenga aguante por sí mismo y un sentido a nivel estético. Se trata de abrir la mente de quien me escuche».
MARÍA JOSÉ LLERGO
La voz del flamenco ancestral De Etta James a Camarón, María José Llergo (Pozoblanco, ) enumera sus referentes con los ojos encendidos. A sus años, tiene algo muy claro: «Cantar es lo que me permite estar viva. Una forma de expresarme más transparente que las palabras. Una terapia donde hacer belleza de las cosas duras de la vida». Actualmente en tercero de cante en la Escuela Superior de Música de Barcelona, se inició en la música gracias a su abuelo, el mayor de sus referentes: «Sueno a mis raíces y me encanta. Llevar su herencia en mi voz es lo más bonito», zanja. Pese a poseer una voz que conecta con el vértice más clásico del flamenco, evita limitar a este género sus creaciones que, como Niña de las dunas, «son mi verdad. El estilo es lo de menos». Junto al guitarrista Marc López, ultima su primer LP tras pasar por el festival WOMAD de Gran Canaria y participar en la obra Federico García sobre el poeta granadino. «Estoy mostrando mi luz y mi oscuridad en estado puro. Quiero aportar cosas al mundo que me hagan sentirme orgullosa. Quien quiera que lo tome, que lo disfrute. Esta soy yo».