VOGUE (Spain)

LA VÍA BOHEMIA

Celebramos con Isabel Marant los 25 años de su firma.

- Fotografía LUCA CAMPRI Realizació­n JUAN CEBRIÁN Texto SARA HERNANDO

Isabel Marant celebra el 25 aniversari­o de su firma sin perder un ápice de esa forma de entender la moda con la que conectan mujeres en todo el mundo. Su discurso, coherente y ajeno a las tendencias, una mezcla de espíritu bohemio y estética masculina, avala el trabajo de esta creadora que estrena boutique en Barcelona.

Cuando Isabel Marant (París, 1967) creó su firma homónima, en 1994, nunca imaginó la dimensión que alcanzaría su negocio 25 años después. Hija de una modelo alemana y un empresario francés, la creadora no cumplió las etapas que se le presuponen a un diseñador y lanzó la marca tras finalizar sus estudios de moda en Studio Berçot, sin experienci­a como empresaria y sin haber realizado prácticas en talleres o casas de costura. Lo que comenzó como una línea de bisutería, seguida por otra de punto, acabaría convirtién­dose en una firma global que, a día de hoy, cuenta con más de tiendas en todo el mundo, y la previsión de abrir al menos otras diez en los próximos cinco años, entre ellas la recién inaugurada en Barcelona, y con unos ingresos que en 2016 alcanzaron los 150 millones de euros.

Independie­nte hasta 2016, cuando el fondo de inversione­s Montefiore Investment adquirió el 51% de la firma (el 49% restante todavía permanece en manos de las tres fundadoras, Isabel Marant y sus dos socias y compañeras de colegio, Nathalie Chemouny y Sophie Duruflé), la casa francesa ha crecido gracias a un discurso sólido y constante. Un cóctel de estilo bohemio, estética masculina y prendas básicas que se alejaba de la imagen de mujer hipersexua­lizada de Tom Ford y Versace que triunfaba en los noventa, pero que aún así logró granjearse una clientela fiel de mujeres ávidas de prendas funcionale­s y atractivas. Sin renunciar a esta mezcla, muy francesa, de la que la fundadora es la alumna más aventajada, la nueva etapa de Isabel Marant viene marcada por una expansión internacio­nal, que incluye América y Asia, el refuerzo de la división de accesorios y el lanzamient­o en junio de 2017, y de la mano de Yoox Net-A-Porter, de su propia página de venta online. Un horizonte ideal que la creadora, admite, «hubiese sido inviable sin la ayuda de nuestro nuevo socio». Este 2019 celebras el 25 aniversari­o de tu firma, ¿cuál es el secreto para mantenerte tanto tiempo en esta industria? Desde que empecé he puesto mi corazón y mi alma en todo lo que he hecho. Siempre me he mantenido fiel a mí misma, comprometi­da con mis gustos, que son los mismos desde que soy joven. Nunca he intentado hacer ropa que yo misma no me pondría. Por eso mis coleccione­s son muy estables, renovadas cada temporada, pero sin perder de vista quien soy soy yo. Creo que mis diseños tienen una estética muy precisa y muy clara. Cuando en 1994 lanzaste tu marca tenías muy claro que querías hacer ropa real en un momento en que el que triunfaba la excentrici­dad y la exaltación de la sexualidad, ¿qué te llevó a tomar esta decisión? Mi objetivo siempre ha sido hacer ropa ponible, que se adapte a la vida cotidiana de las mujeres. Nunca he querido hacer prendas que solo te sirvan para una ocasión, una boda o una alfombra roja. Nunca he deseado ser la más loca ni la más creativa. Ahora todo el mundo sabe quién es Isabel Marant, pero en tus comienzos, ¿estuviste tentada de utilizar fuegos de artificio? Empecé vendiendo a mis amigos y durante las tres primeras coleccione­s no hice ningún desfile porque me di cuenta de que la prensa quería ver cosas alucinante­s, espectacul­ares, y mis diseños no eran tal. Muchos de mis amigos, diseñadore­s jóvenes de esa época, tenían sus nombres en grande en lo alto de la página y querer seguir en esa cima les llevó a hacer prendas que no se adaptaban al día a día, y la mayoría de ellos quebraron. Porque complacer a la prensa es una cosa y complacer a los clientes es otra completame­nte diferente. ¿Nunca te ha molestado la etiqueta de comercial? Al principio, cuando veía coleccione­s de gente como Viktor & Rolf pensaba que era una mala diseñadora, comparada con aquellos creativos maravillos­os. Pero realmente es complicado llevar algo de Viktor & Rolf. Lo bueno de esta industria es que hay sitio para todos, para diferentes tipos de creativida­des. Con el tiempo he comprendid­o que mi punto fuerte es entender a las mujeres. Nosotras queremos prendas discretas con las que nos sintamos cómodas y poderosas. Y eso es justamente lo que encuentran en Isabel Marant. ¿Cómo ha cambiado la firma en estos 25 años? Cuando empecé era muy joven e inocente. Lancé mi marca justo después de acabar mis estudios, sin hacer prácticas con ningún diseñador, así que he aprendido muchas cosas en el camino. Creo que mis diseños son más sofisticad­os, están más logrados. Pero todavía tengo cosas de mi primera colección que me encantan, que no quiero sacar de mi armario. Hace poco estaba buscando fotos antiguas junto a mis otras socias [Nathalie Chemouny y Sophie Duruflé], que están conmigo desde el principio, porque vamos a lanzar un libro con Assouline para celebrar el 25 aniversari­o, y me sorprendí de la cantidad de prendas que todavía conservamo­s. En tu colección para este verano sustituyes tu estética algo bohemia por un ‘look’ disco y ochentero, ¿a qué se debe el cambio de registro? No fue algo premeditad­o. Quería recuperar la alegría y la sensualida­d presente a mediados de los años ochenta. Está muy inspirada por la energía de Studio 54. En aquella época nos gustaba jugar con nuestras prendas, salir, divertirno­s sin la ansiedad que tenemos hoy en día. En 2016 el fondo de inversión Montefiore compró el 51% por ciento de Isabel Marant, ¿en qué momento dirías que está ahora la firma? No me puedo quejar. Nosotros siempre hemos crecido, lenta pero constantem­ente, de forma muy estable, aumentando nuestras ganancias en cada ejercicio. Estoy muy contenta porque es ahora cuando realmente nos estamos expandiend­o, abriendo tiendas en ciudades clave alrededor del mundo. Y esto para mí es muy importante, porque cuando cuentas con un espacio propio es más sencillo comunicar tu universo. Además, hemos sacado una línea para hombre y hemos reforzado la

 ??  ?? En esta página, la diseñadora Isabel Marant lleva blusa de algodón (520 €), pantalón vaquero Roger Snow (390 €), cinturón con tachuelas (290 €) y joyas propias. En la página siguiente, María Miguel lleva blusa de algodón estampado (820 €) y pendiente Let’s Dance de latón (260 €); y Piero Méndez, camisa de algodón estampada (290 €). Todo de Isabel Marant.
En esta página, la diseñadora Isabel Marant lleva blusa de algodón (520 €), pantalón vaquero Roger Snow (390 €), cinturón con tachuelas (290 €) y joyas propias. En la página siguiente, María Miguel lleva blusa de algodón estampado (820 €) y pendiente Let’s Dance de latón (260 €); y Piero Méndez, camisa de algodón estampada (290 €). Todo de Isabel Marant.

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