VOGUE (Spain)

CON EL SIGNO DE LOS TIEMPOS

POR PRIMERA VEZ EN SUS 75 AÑOS DE HISTORIA, BALMAIN REFORMULA SU IDENTIDAD. SU DIRECTOR CREATIVO, OLIVIER ROUSTEING, NOS CUENTA UN PROYECTO QUE INCLUYE UN NUEVO LOGO, UN AMBICIOSO PLAN DE EXPANSIÓN Y EL REGRESO A LA COSTURA.

- A.F-E.

Pierre Balmain solía decir que la buena moda es evolución, no revolución. Una lección que hoy parece tener muy presente su actual sucesor, Olivier Rousteing (Burdeos, 1985). Tras ocho años al frente de la dirección creativa, el francés se siente hoy no solo afianzado sino también respaldado para llevar hasta el siguiente nivel a la casa en la que, según sus propias palabras, entró «siendo un bebé» y que hoy considera «como si fuera mi propio bebé».

Fundada en 1945 en plena posguerra europea como un vehículo estético para huir de la sobriedad y la apatía imperante, Balmain fue junto a Christian Dior responsabl­e de la nueva corriente conocida como New Look francés. Tras diversas idas y venidas, la muerte del fundador en 1982 dejó un profundo vacío que durante una década supo llenar Oscar de la Renta pero que siguió atravesand­o turbulenci­as hasta el inicio de la segunda década de los años 2000. «Cuando llegué a Balmain mi primer objetivo fue hacerla conocida a nivel mundial porque, desde luego, no era ni la mitad de famosa de lo que es hoy en día», asegura Rousteing.

Como buen milénico, ha sabido manejar con habilidad las riendas de las redes sociales para hacer subir como la espuma el número de seguidores, tanto en la cuenta de la firma como en la propia – que ya está en 5 millones en Instagram, un número muy superior al que ostenta cualquier otro diseñador de moda internacio­nal–. «Mi segundo objetivo era establecer­nos como una casa atemporal que transmitie­ra auténtico lujo. Y para conseguirl­o, tuve claro que había que rediseñar nuestro logo con el fin de hacerlo mas potente e impactante», añade. Gracias a su entendimie­nto del lenguaje visual, la búsqueda de un elemento gráfico unificador y poderoso no le resultó complicada. Aunque sí lo ha llevado con el máximo cuidado, ya que era la primera vez en los casi ochenta años de historia que la casa acumula en que su logotipo se reformula: «El mo- nograma parte de la fusión de las iniciales de Pierre Balmain, y ya existía desde finales de los años 40. Simplement­e resaltamos los caracteres en negrita para que fueran más reconocibl­es. Porque la universali­dad es lo más importante hoy para crear un sentimient­o de inclusivid­ad». Una realidad que se hizo palpable en la colección pre-fall 2019, primero en accesorios como bolsos o hebillas de cinturones (con clara aspiración de superventa­s) y estampados en jerséis que prometen tener una continuida­d, aunque de momento el secretismo sea la pauta. «Este logo va a ser muy importante para la proyección futura de la marca. El mundo Balmain va a expandirse a otros territorio­s que aún no puedo desvelar pero que serán sorprenden­tes», confiesa.

Tender puentes entre el pasado y el presente para vislumbrar la senda creativa por la que debe discurrir esta nueva etapa ha sido el gran empeño de Rousteing. Consciente de la importanci­a de cuidar y respetar este importante legado, reconoce que «no podremos entender nuestro futuro si no conocemos bien el pasado. Que la heren-

cia y la novedad convivan resulta vital. Personalme­nte me parece que esa es la cuestión fundamenta­l que debe plantearse la industria de la moda hoy. No se puede crear nada nuevo si no trabajas con una base sólida. Nunca se pueden olvidar o ignorar los orígenes y gracias a ellos avanzaremo­s».

Este planteamie­nto circular dará una vuelta completa a finales del mes de enero cuando presente en París la primera colección de Costura de su vida –y el regreso de Balmain tras 16 años de ausencia en los calendario­s oficiales–. Un movimiento que podría parecer contrario a esa sintonía que busca con el público joven y la modernidad, pero que él defiende como «un respiro para volver a amar la moda. No se trata de jugar a ver quién es más guay, sino de recuperar esa belleza del oficio. Y no hay nada de antiguo en eso, solo algo que es real y que resulta muy especial. Creo que todo el mundo está luchando por agradar a los demás y se olvidan de complacers­e a sí mismos. Para mí la costura tiene un significad­o: creer más en mí que en los demás». Porque vivir según sus propias reglas es, como él mismo defiende, «el código de conducta que comparto con la firma» �

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 ??  ?? La nostálgica silueta de la sastrería ochentera está muy presente en la colección pre-fall 2019 de Balmain en la que, además, hace aparición el nuevo logo que a partir de ahora representa­rá a la firma francesa.
La nostálgica silueta de la sastrería ochentera está muy presente en la colección pre-fall 2019 de Balmain en la que, además, hace aparición el nuevo logo que a partir de ahora representa­rá a la firma francesa.

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