NO ES COSA DE HOMBRES
MÁS ASOCIADAS AL ENTORNO MASCULINO POR ERROR, LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES AFECTAN, SIN EMBARGO, A MAYOR NÚMERO DE MUJERES, PERO LO HACEN DE UNA FORMA DIFERENTE. EL CARDIÓLOGO JOSÉ LUIS ZAMORANO NOS ACLARA CÓMO Y POR QUÉ.
En 2025, podrían verse reducidas en un 25% las muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares en todo el mundo, y eso solo con unos pequeños cambios en el estilo de vida, según estimaciones de la Fundación Española del Corazón y la World Heart Federation. El dato no es para echarlo en saco roto, ya que estas patologías son la principal causa de muerte y, sin embargo, el 90% de los infartos están asociados a factores modificables y prevenibles como la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la obesidad o la diabetes... Causas de todos conocidas, pero no suficientemente tomadas en serio. Lo que no se sabe tanto es que «de los tres aspectos que tienen mayor prevalencia en cardiología, dos de ellos están especialmente relacionados con la mujer», apunta el doctor José Luis Zamorano, jefe de servicio de cardiología del hospital Ramón y Cajal (Madrid). La primera, dice, es la cardiotoxicidad de algunos protocolos oncológicos, como los aplicados para el cáncer de mama. «Sucede a veces, solo a veces; pero es algo que hay que abordar desde una perspectiva multidisciplinar para que los especialistas de cardiooncología puedan hacer todo lo posible para prevenir o minimizar esos efectos y ofrecer unas alternativas que den esperanza», avanza este experto. Dichos tratamientos para el cáncer pueden afectar de forma muy variada al corazón –la más frecuente es la insuficiencia cardíaca– y aparecer en momentos diferentes, incluso diez o quince años después. «Depende de los fármacos utilizados, de las dosis o incluso de la zona radiada, porque aunque la radioterapia es cada vez más precisa, no es lo mismo si se aplica en el tórax o en el tobillo», añade el doctor. Pero, además del cáncer de mama, las mujeres tienen algunas peculiaridades que pueden afectar al corazón, como una mayor propensión a problemas de tiroides, la menopausia o cardiopatías en el embarazo.
Otro problema que afecta a la mujer es la cardiopatía isquémica. «Existe el mito, erróneo, de que el infarto es cosa de hombres y se asocia a un varón muy trabajador y estresado. Pues también es una cuestión de mujeres, si bien suele aparecer más tarde por el efecto cardioprotector de las hormonas femeninas. Pero una vez que estas desaparecen tras la menopausia, el pronóstico puede ser incluso peor». Aunque el peso de la genética y los factores de riesgo –tabaco, hipertensión, sedentarismo, estrés– son similares para ambos, ellas además de la preocupación laboral, suelen llevar una carga adicional por el cuidado familiar y por tener más frentes abiertos que le generan más ansiedad que el propio del trabajo. «No son para nada excepcionales los casos de mujeres que acuden a urgencias más tarde de lo normal, porque han querido dejar todo organizado, los hijos, la casa, la oficina... Pero cuando hablamos de infarto, llegar a tiempo es fundamental», afirma Zamorano.
Por último, y en esto sí que hay igualdad de genéro, está el factor del envejecimiento. «El corazón late 100.000 veces al día y bombea 7.000 litros de sangre; y lo hace a través de las válvulas. Estas, como el resto del organismo, sufren un proceso degenerativo con la edad», aclara el cardiólogo. La buena noticia es que hoy un recambio de válvula aórtica no requiere abrir el tórax, ni intubar o parar el corazón, tampoco anestesia general: «Y queda poco para poder hacer lo mismo con la mitral. La forma de abordar las lesiones valvulares va a cambiar radicalmente en los próximos cinco años».
Conocer el riesgo cardiovascular individual y cambiar algunos hábitos son básicos para evitar posibles problemas cardíacos. Para conocer lo primero, se puede consultar en la web de Zamorano (jlzamorano.com) la tabla europea de riesgo cardiovascular. Para lo segundo, el doctor aconseja desterrar el salero de las mesas, comer verdura y pescado –sobre todo azul–, evitar la comida rápida y las grasas trans, ser consciente del aporte calórico de los alimentos, y hacerse un profesional del paseo, caminando media hora diaria a buen ritmo. Y es que la salud del corazón está en nuestras manos �