VOGUE (Spain)

IMAGEN

La fotógrafa queer Kia LaBeija retrata la nueva escena Voguing de Nueva York.

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LA FOTÓGRAFA‘QUEER’ KIA LABEIJA EXPLORA LAS RELACIONES (NO SIEMPRE FÁCILES) ENTRE GÉNERO, RAZA, SEXUALIDAD Y MODA EN LA RENACIDA ESCENA ‘VOGUING’ NEOYORQUIN­A. MADRE DE LA LEGENDARIA HOUSE OF LABEIJA, SU CÁMARA RETRATA NO SOLO A LA NUEVA GENERACIÓN DE ‘VOGUERS’, SINO TAMBIÉN SU PROPIA EXPERIENCI­A VITAL.

Para una forma de arte cuyo nombre evoca la veleidad del glamour, el voguing ha envejecido de forma impecable. Surgido en la escena ballroom del Nueva York de la década de 1970, su popularida­d estalló a finales de los ochenta, con el productor musical Malcolm McLaren y el documental Paris Is Burning (la seminal ópera prima de Jeannie Livingston), para rematar con Madonna a principios de los noventa. Y ahí sigue, desfilando por la pasarela de la cultura popular, su influencia –a menudo no acreditada– más presente que nunca. En efecto, el voguing está por todas partes, en especial en la pequeña pantalla, de RuPaul y su Drag Race a Pose, la serie homenaje de Ryan Murphy, pasando por el Dancing Queen de la drag Alyssa Edwards (que se puede ver en Netflix) o My House, la docuserie de Viceland que sigue las andanzas de un grupo de voguers. Además, es posible rastrear sus contorsion­es y pasos de baile desafiante­s en las coreografí­as de la cantante FKA Twigs o los movimiento­s de Beyoncé, cuyas rutinas coreográfi­cas (meneos de mano, duckwalks, sacudida de coleta) le deben no poco a Leiomy Maldonado, la bailarina, modelo y activista transexual conocida como la Wonder Woman millennial del voguing, que llevó incluso a una campaña de Nike en 2017. Cada vez que cualquiera dice shade, yasss o reading está hablando voguing.

En un momento en el que representa­ción e identidad de género vertebran la conversaci­ón cultural, no resulta extraño que Kia LaBeija, icono de la nueva escena ballroom de Nueva York, haya hecho del voguing el eje de su trabajo como artista visual. Actual madre de la legendaria House of LaBeija (para los no iniciados, las houses son las agrupacion­es bajo cuyo nombre compiten los bailarines de vogue en los ballrooms y están comandadas por una mother; LaBeija, fundada en 1972, fue la pionera), a los 28 años es una celebrada fotógrafa. De la misma manera que los voguers cuentan sus historias a través de los movimiento­s que ejecutan en la pista de baile –inspirados en las poses de las modelos–, Kia danza con su cámara, el obturador marcando el ritmo, cada vez que ejecuta uno de sus cinematogr­áficos autorretra­tos.

Tal es el enfoque de esta artista, cisgénero, negra (mitad africana, mitad filipino-americana), queer y seropositi­va, que acostumbra a poner el foco en distintas narracione­s personales. «Estamos en un punto de inflexión histórico, en el que aquellos que una vez fueron objeto de la mirada de otros han comenzado a tomar el control y deciden cómo quie-

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