UN GENIO, A SU PESAR
CON LA MUERTE DEL DISEÑADOR ELIO BERHANYER SE AGOTA UNA ESTIRPE DE CREADORES QUE LLEVARON A LA MODA ESPAÑOLA HASTA SUS COTAS MÁS ALTAS. SU GENIAL LEGADO YA PERDURA EN LAS PALABRAS DE QUIENES MEJOR LE CONOCIERON Y MÁS LE QUISIERON.
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i es cierto que nuestro nombre marca nuestro destino, era de justicia divina que Elio Berhanyer (Córdoba, 1929-Madrid 2019) brillara como un astro rutilante en la galaxia de la moda. Bautizado en honor a la personificación mitológica del sol según los griegos, el modisto cordobés cruzó el umbral de su último ocaso el pasado 24 de enero, dejando tras de sí una estela cuajada de luces y sombras. «Ha sido una vida intensa. Me siento muy querido», afirmaba en enero de 2016, en la que sería su última entrevista para Vogue España. Con él se extingue definitivamente la que quizás haya sido la época más gloriosa de la moda patria, que enraíza con la trayectoria de coétaneos como Cristóbal Balenciaga y Manuel Pertegaz, testigos, como él, del declive de la Alta Costura en favor del prêt-à-porter.
Pudo haber reinado en el trono parisino de Christian Dior o en los sofisticados roperos de la alta sociedad neoyorquina, pero España siempre fue su hogar, su inspiración; y aquí, libre de arrepentimientos, consiguió ser mucho más que cualquiera de aquellas promesas. Ensalzado como la brújula estética de la burguesía nacional, él mismo se vio abrumado por un talento que no controlaba, cuyas riendas no siempre fue capaz de asir con fuerza pero que daban forma a una genialidad atávica. Maestro fortuito, profeta de una causa perdida y referente de una industria que hoy le rinde un sentido tributo �