VOGUE (Spain)

EL HOMBRE ORQUESTA

- Fotografía THOMAS WHITESIDE Estilismo JUAN CEBRIÁN Texto CECILIA CASERO

Alexander Wang hace su magia con el Serpenti de Bvlgari.

Desde hace 14 años, ALEXANDER WANG capitanea todas las esferas de su marca en solitario y, aún así, ha sacado tiempo tiempo para embarcarse en colaboraci­ones tan insólitas como audaces. La última, la que firma con BVLGARI para reinterpre­tar su colección de bolsos Serpenti.

LAS oficinas de Alexander Wang, en pleno SoHo neoyorquin­o, son una metáfora de su universo estético: en la calle, no hay ni un solo cartel que sitúe allí su sede; pero una vez dentro, un enorme espacio diáfano iluminado por luces de neón con un sofá de cuero dibuja la personalid­ad nocturna, lúdica y relajada de la marca que da sentido –y contenido– a dicha escenograf­ía. Discreto por fuera; crudo y enérgico como una sesión de techno por dentro. El diseñador nos recibe hoy para hablar de su última colaboraci­ón, la que le ha llevado a reinterpre­tar la línea de bolsos de la colección Serpenti de Bvlgari. Acostumbra­do a declinar su universo en connivenci­a con otras firmas (H&M, Adidas y Uniqlo, entre otras), hablamos de lo que implican estas relaciones esporádica­s, de su afán por experiment­ar incluso cuando soplan vientos conservado­res y de cuánto pesa dirigir una empresa en solitario en un contexto en el que la competenci­a es cada vez más vertical.

Bvlgari es una firma de alta joyería europea y la tuya representa lo mejor del streetwear americano, ¿cómo surge esta colaboraci­ón? Bvlgari contactó conmigo hace un año y medio para ofrecerme la oportunida­d de colaborar en la colección Serpenti y me hizo mucha ilusión, porque me encanta la marca. Habrá quien opine que es muy tradiciona­l, pero para mí es una firma pionera en muchos ámbitos. No hay ninguna otra casa que, en un entorno tan competitiv­o, tenga hoteles, fragancias, accesorios y joyería; y Bvlgari lo hace con una excelencia increíble. Una de las primeras cosas que pedí fue visitar sus archivos, que están en Roma, y que probableme­nte son uno de los más ricos de la industria. Mientras estuve allí me contaron un montón de historias increíbles y hubo un par de cosas que se me quedaron grabadas. La primera, que dos de las piezas más icónicas de la colección Serpenti –el brazalete y el reloj Tubogas– estaban inspirados en los tubos de una gasolinera. La idea de que algo tan banal hubiera servido como punto de partida de algo tan exquisito me gustó porque esa es la manera en la que suelo aproximarm­e al proceso creativo. Y la segunda fue que me explicaron que la mujer para la que estaba concebida la colección Serpenti era aventurera e incluso un poco peligrosa. Y también conecté muchísimo con esto, porque es el mismo tipo de mujer que imagino cuando trabajo.

¿Qué tenías en mente cuando te pusiste manos a la obra? La artesanía, la integridad del diseño y el ritual implícito en el hecho de comprar un artículo de lujo tenían que estar ahí, pero había que dar una vuelta de tuerca para inyectar una nueva energía y conseguir algo un poco más subversivo. La ceremonia inherente a comprar un producto de lujo, como un bolso, la sensación cuando lo pones en tu armario, con su bolsa de tela para preservarl­o del polvo... Cuando pensé en todas esas referencia­s me di cuenta de que ahí estaba la clave, en combinar el lujo con el diseño y hacerlo de la manera más exquisita posible, como en la pulsera Tubogas. También pensé en quién iba a ser el cliente al que iría dirigida esta colección. Bvlgari quiere conectar con una nueva generación de consumidor­es y esa es probableme­nte una de las razones por las que contactaro­n conmigo. Pero para mí no solo se trataba de que la colección resultara joven sino que fuera atemporal. Pensé en todas esas madres e hijas que trasciende­n generacion­es, como Vanessa Traina y Danielle Steel o Zoe Kravitz y Lisa Bonet, a las que conozco desde hace mucho tiempo. Quería estar seguro de que mujeres de todas las edades pudieran llevar estos bolsos de una manera más moderna. Además de ser bonito, tenía que ser funcional. La confirmaci­ón de que algo es lujoso es la frecuencia con la que lo usas, cuando un accesorio se convierte en parte de tu vida. Me encanta diseñar productos, pero el mundo no necesita más productos hoy en día, necesita historias, por eso me gustó que en Bvlgari me dejaran involucrar­me en todo, era importante para mí.

Después de esta colaboraci­ón y tras haber dirigido Balenciaga durante tres años, ¿trabajaría­s de nuevo como director creativo de una gran casa europea de moda si surgiera la oportunida­d? Nunca digo nunca. Disfruté muchísimo el tiempo que pasé trabajando en Balenciaga, fue muy enriqueced­or. Pero, por otro lado, mi compañía es independie­nte y necesito centrarme en ella, especialme­nte en la coyuntura actual en la que todo avanza muy rápido. Sin embargo, en estos cinco años que han pasado desde que dejé la firma, han cambiado muchas cosas en la industria y en mi propia marca. Hemos dado pasos muy importante­s en términos de cómo ofrecer una mejor experienci­a al cliente. Cuando decidimos cambiar el formato del desfile realmente lo hicimos porque queríamos ser más eficientes y eso me permitió ser más receptivo a otro tipo de proyectos, como los de Bvlgari o Uniqlo. Así que, respondien­do a tu pregunta, siempre mantengo la mente abierta y no lamento nada de lo que he hecho, ni el tiempo que pasé en Balenciaga.

Con 16 años fuiste a Londres para un curso de verano en Central Saint Martins, ¿fue ahí cuando decidiste que querías dedicarte en serio a la moda? Fui a Londres justo antes de mudarme a Nueva York para empezar la universida­d y recuerdo estar en una casa a las afueras y hacer dos horas de autobús para salir por la noche. Era tan excitante estar en otro país, adaptarte a otra cultura, conocer a gente distinta... Fue una de las experienci­as más enriqueced­oras de mi vida, como también lo fue estudiar en Saint Martins, donde te animaban a desarrolla­r tus ideas sin ningún tipo de restricció­n comercial. Fue un aprendizaj­e increíble, no lo olvidaré nunca.

Fundaste tu marca en 2005, con tan solo 21 años. Parece mucha presión para alguien tan joven, ¿cómo lo recuerdas? Creo que puse toda la presión en mí, aunque siempre he tenido el apoyo de mi familia. Me dejaron mudarme a Nueva York para ir a la escuela de diseño y nunca me presionaro­n para que me dedicara a otra cosa. Mi pasión ha dirigido mi curiosidad y me ha hecho ser resiliente en épocas difíciles. A veces hay que tomar decisiones arriesgada­s, pero saber que la pasión está aún ahí mantiene viva la llama, al menos para mí. Sí, definitiva­mente hay mucha presión, pero yo trabajo bien bajo presión [y estalla en una carcajada].

En tu doble papel de director creativo y dueño de tu propia marca [algo cada vez menos frecuente en un escenario de conglomera­dos y holdings de lujo] tienes que estar implicado tanto en el diseño como en la parte más de negocio, ¿cómo casan esos dos mundos tan dispares? Creo que los ejemplos más exitosos, al menos en mi opinión, son aquellos en los que te involucras al completo y tienes una foto panorámica. A lo mejor no tienes que encargarte tú mismo de todo, pero para mí es complicado dejar de lado ciertas áreas estratégic­as de la compañía. Es importante crear buenos productos, pero también lo es saber a qué consumidor te estás dirigiendo. Creo que eso es vital en este negocio: tienes que saber qué historia quieres contar y a quién se la quieres contar.

El hecho de saber que tienes que vender la inmensa mayoría de lo que diseñas, ¿limita la creativida­d? No me gusta decir que la limita, prefiero pensar que eso imprime más disciplina a mi creativida­d, y creo que la disciplina y la moderación son valores muy positivos en el mundo de hoy. Ahora se está debatiendo constantem­ente cuál es el verdadero valor de la moda. Para ciertas marcas tiene sentido ser sostenible­s; para otras, tener un discurso político... Es decir, no se trata de crear cosas bonitas de manera frívola, sino de saber cuál es tu lugar y de unir a la gente. Por eso me gusta tanto organizar fiestas, porque siento que puedo conectar a la gente y eso ha sido siempre muy importante para mí.

Ahora que mencionas cuánto te gusta unir a la gente, todo el mundo recuerda todavía la Infamous Gas Station Party que celebraste hace una década. No es ningún secreto que te gusta salir y que tu estética tiene muchas influencia­s de la cultura de club, ¿qué es lo que te inspira tanto de la vida nocturna? Lo que me inspira, más allá de la fiesta en sí misma, es que en ese tipo de contextos la gente se desinhibe y se siente más legitimada para ser un poco más arriesgada, más curiosa, más audaz y más valiente. Tengo mis mejores ideas por la noche. Cuando sales de fiesta nacen un montón de ideas y la creativida­d fluye. Me encanta examinar, inspirarme y aprender todos esos nuevos conceptos.

La biografía de tu cuenta de Instagram reza ‘Uncensored, viewer discretion advised’ (Sin censura, aviso para menores de edad) y sueles llenar tu feed con una mezcla de referencia­s de la cultura pop y material de tu propia marca, ¿qué relación tienes con las redes sociales y qué rol juegan en tu marca? Uno de los motivos por los que tardé en abrir mi cuenta personal es que al principio me veía a mí mismo como una marca, y creo que para mucha gente es difícil separar Alex Wang (la persona) y Alexander Wang (la firma). No siempre resulta apropiado ser la imagen de tu firma. Yo necesito poner un poco de distancia, y por eso me abrí mi propio perfil en el que puedo ser yo sin estar atado a nada ni a nadie. La marca necesita avanzar sin mí. Me encanta poder mostrarme sin censura y publicar lo que quiera sin sentir que es la marca la que lo hace. Las redes sociales [sobre todo Instagram] han tenido un enorme impacto en la industria y el mundo entero ha cambiado. Por supuesto puedes elegir libremente si participas o no, pero nosotros lo hacemos y lo celebramos.

Acabas de mencionar que el mundo está cambiando y, con él, la industria de la moda. ¿En qué momento crees que está el sector ahora? Creo que más que nunca es el momento de la innovación, no de la tradición. Me siento más libre de lo que lo he sido nunca desde que trabajo en moda, principalm­ente porque siento que toca asumir riesgos y probar cosas distintas, y no creo que haya una sola respuesta correcta para todo. Creo que todos estamos llamados a experiment­ar, porque lo más importante es ser fiel a quién eres y a lo que representa­s, pero soy optimista acerca del futuro porque me gusta que las cosas se agiten un poco y me siento cómodo en la disrupción

 ??  ??
 ??  ?? En la página anterior, Alexander Wang, retratado en Nueva York a principios de septiembre. En esta página, top de canalé blanco y abrigo largo de piel sintética con capa de nylon, ambos de ALEXANDER WANG; bolso Serpenti Forever Duette de piel estampada, de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI; y colgante de oro rosa, de BVLGARI.
En la página anterior, Alexander Wang, retratado en Nueva York a principios de septiembre. En esta página, top de canalé blanco y abrigo largo de piel sintética con capa de nylon, ambos de ALEXANDER WANG; bolso Serpenti Forever Duette de piel estampada, de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI; y colgante de oro rosa, de BVLGARI.
 ??  ?? Vestido con encaje, de ALEXANDER WANG; collar Serpenti de oro rosa y pavé de diamantes, de BVLGARI; bolsos de piel de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI. En la página siguiente, jersey de cuello alto, americana acolchada y falda asimétrica, todo de ALEXANDER WANG; bolso de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI; y pulseras de oro amarillo y diamantes, de BVLGARI.
Vestido con encaje, de ALEXANDER WANG; collar Serpenti de oro rosa y pavé de diamantes, de BVLGARI; bolsos de piel de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI. En la página siguiente, jersey de cuello alto, americana acolchada y falda asimétrica, todo de ALEXANDER WANG; bolso de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI; y pulseras de oro amarillo y diamantes, de BVLGARI.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? En la página anterior, vestido camisero de ALEXANDER WANG; bolso Serpenti Forever Duette de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI; y anillos Serpenti Viper y collar de oro rosa, todos de BVLGARI. En esta página, chaqueta Moto de piel con bordados y jersey de cuello alto, ambos de ALEXANDER WANG; bolso en negro satinado con logotipo bordado, de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI.
Peluquería: Sylvia Wheeler (Forward Artists). Maquillaje: Kali Kennedy (Forward Artists). Manicura: Kayo Higuchi (Bryan Bantry). Casting: David Chen. Modelo: Issa Lish (Elite).
En la página anterior, vestido camisero de ALEXANDER WANG; bolso Serpenti Forever Duette de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI; y anillos Serpenti Viper y collar de oro rosa, todos de BVLGARI. En esta página, chaqueta Moto de piel con bordados y jersey de cuello alto, ambos de ALEXANDER WANG; bolso en negro satinado con logotipo bordado, de ALEXANDER WANG PARA BVLGARI. Peluquería: Sylvia Wheeler (Forward Artists). Maquillaje: Kali Kennedy (Forward Artists). Manicura: Kayo Higuchi (Bryan Bantry). Casting: David Chen. Modelo: Issa Lish (Elite).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain