‘Peter Lindbergh. Dior’, el trabajo postumo del maestro.
La editorial TASCHEN presenta ‘Peter Lindbergh. Dior’, el libro que recoge el último trabajo inédito del fallecido fotógrafo. Un juego de descontextualización que une para siempre al alemán con la firma de moda.
Mientras que la alta costura está estrechamente relacionada con una idea de perfección y maestría hasta en el más mínimo detalle, quería transportar 70 años de creaciones de Dior a un lugar inesperado. Las calles de Nueva York encarnan el más contrastado escenario para revelar emociones imprevistas». El fotógrafo Peter Lindbergh (Polonia, 1944- París, 2019) hablaba así del que se conocerá ya como su último proyecto. Un trabajo nunca visto hasta la fecha compuesto por 165 nuevas instantáneas en las que el maestro alemán saca de contexto algunas de las piezas más icónicas de la firma francesa, fotografiándolas sobre los cuerpos de modelos recorriendo las calles de Manhattan. Las imágenes ven ahora la luz en Peter Lindbergh. Dior, el libro que la editorial Taschen acaba de publicar y en el que Lindbergh trabajaba antes de dejar huérfana este verano a una industria que todavía llora la pérdida del ojo más honesto de la profesión. Con su visión siempre rupturista de la moda y un carácter tan afable como emprendedor, Peter consiguió convencer a la maison Dior de que retirase de su museo y archivos más de 100 prendas de incalculable valor y las enviara al otro lado del Atlántico, para que él mismo las fotografiara durante cuatro días en medio de la vorágine de Times Square.
El resultado de dicho atrevimiento es tan ecléctico como hipnotizador: en el frenesí de la esquina que la Séptima Avenida forma con Broadway, vemos a la modelo Alek Wek luciendo un inmaculado e histórico traje de cóctel de Dior
de 1947. Amber Valletta, Saskia de Brauw, Karen Elson e Irina Shayk se confunden con la multitud, se camuflan entre andamios y cruzan nubes de vapor urbano ataviadas con piezas cosidas a mano por Christian Dior o diseñadas por Maria Grazia Chiuri. «Es la típica locura que a Peter le encantaba hacer», cuenta Juan Gatti. El célebre director de arte, amigo y colaborador frecuente de Lindbergh, es el responsable del diseño del libro de Taschen, en el que trabajó mano a mano con el alemán. «Consiguió meter todos esos vestidos de Dior, que son verdaderas joyas, en Times Square, entre miles de personas, repartidores, tráfico, vendedores ambulantes...», añade. «Él ya había hecho reportajes en condiciones similares, como los que incluyó en la obra Shadows on the Wall. Lo de llevar las situaciones al límite era lo que le excitaba, lo que más le motivaba. Peter era una persona de excelente humor y el hecho de interactuar con la gente le divertía mucho», recuerda Gatti.
Juntos recopilaron todas estas escenas callejeras de alta costura, disparadas mayoritariamente en el monocromo característico de Lindbergh, y decidieron hacer en su selección una inusual concesión al resto de la gama cromática. «En este libro logré convencer a Peter para que incluyera también material en color», señala al respecto Juan Gatti. «Es algo bastante inédito en él, ya que no era exactamente su especialidad, aunque esas imágenes son igual de buenas», concede sobre el maestro indiscutible del blanco y negro. Y es que nadie como Peter Lindbergh supo sacarle tantos matices al binomio fotográfico original. Su obra, que se movía entre el expresionismo alemán de la década de 1920 y la estética ludita de la ciudad industrial en la que creció, es casi de carácter cinematográfico. En ella, la narrativa quedaba abierta y la modelo formaba parte activa del proceso. «Las mujeres siempre son más importantes que la ropa», decía siempre este fotógrafo de moda, que luchaba en cada sesión por eliminar todo lo que veía de artificial. Así, se hizo célebre por rehuir el maquillaje y los retoques en las imágenes que entregaba. «Una de sus revoluciones silenciosas fue que siempre trató de retratar a las mujeres de forma natural: a veces las situaba en lugares extraños y sorprendentes, y es evidente que participaban en estas sesiones fotográficas con un espíritu de estrecha colaboración. Las mujeres que fotografía siempre enfatizan su confianza en él», cuenta Martin Harrison, historiador de arte, comisario de exposiciones y autor del prólogo de Peter Lindbergh. Dior. «Las imágenes del libro gozan de una autenticidad que solo su cámara captaba», añade. Celebra, además, la conexión
que Lindbergh lograba con las modelos, convertidas en las auténticas protagonistas en cada sesión. Ora borrosa, ora nítida, cada captura destilaba intención y personalidad. «Acumulativamente tienen una vitalidad impresionante y atractiva, que se mantiene de manera brillante e imponente a lo largo de toda la serie. El ciclo de la moda, y de la fotografía de moda, vuelve a girar, y esta colección inusual y vanguardista constituye uno de los raros triunfos de su historia reciente», concluye Harrison.
La prolífica historia de amor entre el alemán y su cámara ha determinado además que Peter Lindbergh. Dior se haya editado en dos volúmenes. Si el primero recoge las imágenes obtenidas en esa sesión fotográfica en el ajetreo de la Gran Manzana, el segundo rinde homenaje a la profunda relación de Lindbergh con la casa parisina. Una sólida colaboración prolongada durante años en los que por el objetivo de Peter pasaron grandes musas de la firma, como Marion Cotillard y Charlize Theron, y en los que firmó campañas de la división cosmética, para Lady Dior y J’Adore, con su inimitable estilo. Algunas de ellas, que se publicaron inicialmente en las revistas más prestigiosas del mundo, son ahora contenido de ese segundo volumen que preserva para la eternidad la mirada del fotógrafo que solo encontraba belleza en la verdad