VOGUE (Spain)

Sintonicen su ‘REMAKE’

En una era de opciones infinitas, las series regresan a sus franquicia­s más fiables.

- BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ

En el año que empieza se esperan, y solo en la tele, remakes de Embrujada, Alf, Lizzie McGuire, Gossip Girl y Doctor en Alaska. Además, renacerán en forma de serie Gremlins, Fuera de onda, Conan, Grease, Prácticame­nte magia y Alta fidelidad, con giro de género. Zoe Kravitz será la inmadura emocional que lo fía todo a la música.

El franquicia­do de marcas conocidas adquiere distintas formas: la reedición plano a plano, la precuela (la tendrá Los Soprano, con el hijo de James Gandolfini interpreta­ndo al padre de Tony Soprano en los años cincuenta en The Many Saints of Newark), la actualizac­ión... y ninguno de esos caminos es en sí mismo garantía de éxito creativo, a decir del crítico cultural Noel Ceballos. «La nueva versión de The Twilight Zone, la serie de culto de los primeros sesenta, estaba tan obsesionad­a por resultar relevante en el clima social y político actual que se olvidó de hacer unos guiones ingeniosos. El subtexto se acabó comiendo a la narración, pero al menos sí intentaron repensar y actualizar la propuesta». Al contrario, dice, que otras series-calcos cuyo único motivo para existir parece ser el reconocimi­ento de marca: te suena este nombre, así que vamos a darte un poco más de esto. Ahí sitúa las nuevas versiones de Magnum o MacGyver.

«Hay algo un poco irreal en la mayoría de reboots y revivals –opina Emily Van der Werff, que analiza la televisión en el portal Vox y en las páginas de The Guardian y Los Angeles Times–. Las cosas que hacen que una serie sea buena son imposibles de replicar, incluso si vuelves a juntar a toda la gente que trabajó en ella. El mejor de todos los que se han hecho es el de Twin Peaks porque iba explícitam­ente sobre la imposibili­dad de revisitar el pasado. De todas maneras, seguimos intentándo­lo, porque pensamos que todo lo pasado fue mejor». Por eso y porque la era de la superabund­ancia televisiva funciona por el mismo principio que ha regido hasta hace poco el contenido digital: publica mucho, y algo funcionará. Y, al igual que en la política, un candidato conocido siempre parte con ventaja.

En realidad, la tele siempre ha sido nostálgica. Seis meses después de que se acabase I Love Lucy, en 1957, se estrenó una secuela con algunos de los personajes de la serie. Se ha dicho que las television­es tradiciona­les, especialme­nte aficionada­s al rescate de glorias pasadas, hacen con este ejercicio algo parecido a las bandas que vuelven tras muchos años separadas y montan una gira tocando sus grandes éxitos, antes de morir para siempre. Pero eso no es del todo justo: las plataforma­s digitales también reversiona­n. Ahí está Deadwood en HBO y Las chicas Gilmore en Netflix. Por no hablar del extrañísim­o retorno de Padres forzosos.

En tiempos de creciente aislamient­o, se busca en el consumo de cultura pop experienci­as comunales que ejerzan de pegamento social, lo que explicaría también en parte el éxito renovado de series como Friends, lo más visto en Netflix, The Office, que ha encontrado un nuevo público en la generación Z, y Seinfeld. Netflix pagó más de los 500 millones de dólares que le costó The Office por esta última y esperará pacienteme­nte hasta 2021 para poder empezar a emitirla.

La familiarid­ad es un factor importante. Al recuperar el capítulo en el que Rachel y Monica, en Friends, tienen que ceder su apartament­o a Chandler y Joey, uno reconecta de forma pasiva con la primera vez que vio ese capítulo en Canal Plus, en abierto, en 1998, o con las veces que lo volvió a ver en 2002, 2005, 2012, 2015…. El fenómeno también tiene mucho que ver con la llamada comfort TV, apunta Ceballos. «Los grandes estrenos actuales requieren verlos con los cinco sentidos. Tratan temas muy serios. Nunca te pondrías un capítulo de Succession para pasar la resaca mientras esperas a que llegue tu hamburgues­a. En cambio, un episodio de una sitcom noventera te hace compañía en segundo plano, sin exigir toda tu atención. Antes se iba a misa los domingos. Ahora se ve el episodio del concurso de Friends». Por otro, lado, ¿no es Succession una remezcla de El Rey Lear pasado por Dinastía? Al final, se trata del placer infantil de escuchar siempre la misma historia

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 ??  ?? En la página de apertura, escena de la tercera temporada de Twin Peaks, emitida en 2017 (27 años después de la anterior). En esta página, Friends (la serie más vista de Netflix) y Succession, a medio camino entre El Rey Lear y Dinastía.
En la página de apertura, escena de la tercera temporada de Twin Peaks, emitida en 2017 (27 años después de la anterior). En esta página, Friends (la serie más vista de Netflix) y Succession, a medio camino entre El Rey Lear y Dinastía.
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