Los nuevos rostros de la moda activista.
Más consciente que nunca de su papel como agente social, la moda está decidida a afrontar (e incluso liderar) los cambios en pos de la igualdad, la diversidad y la sostenibilidad que demandan hoy los consumidores, en especial los más jóvenes. Un nutrido grupo de modelos activistas presenta, en estas páginas, algunas de las propuestas que se enfrentan a los retos de la industria.
Estas siete modelos hicieron de sus diferencias y singularidades un motivo para ayudar a crear un mundo más justo, con intereses en ámbitos tan dispares como la diversidad, la salud mental, la alimentación infantil o el respeto por la diferencia de razas. Tras cosechar el éxito en la industria de la moda, a todas les une un objetivo común: contribuir, a través de su fama, a mejorar el planeta en el que vivimos.
HALIMA ADEN
«En mi primera reunión con IMG Models me preguntaron qué objetivos vitales tenía. Soy refugiada, así que les hice saber que esperaba, algún día, poder trabajar con UNICEF para darle voz a los niños más vulnerables del mundo. Cuando era pequeña, en aquel campo de refugiados en Kenia, siempre estaba pendiente de los trabajadores de UNICEF y Naciones Unidas. Cuando estaban cerca, mi madre estaba mucho más tranquila, parecía en paz, como si todo fuera a ir bien. Le dieron esperanza a mi familia, y eso es algo que me gustaría poder devolver a otros que están pasando por lo mismo que yo viví», asegura la modelo Halima Aden (Kakuma, Kenia, 1997), pionera en normalizar el uso de hiyab en la moda. Ha sido portada del cotizado número de baño de Sports Illustrated y varias ediciones de Vogue, «Pensar que hace menos de tres años no se veían mujeres con hiyab en las revistas me resulta un poco loco. Fui la primera, pero, desde luego, no la última. Y de eso es de lo que más orgullosa me siento», defiende.
Poco podía imaginar que aquella conversación con su agencia de modelos, en 2017, la llevaría a convertirse en embajadora oficial de UNICEF al año siguiente. En su labor diplomática, ha hecho ya tres viajes sobre el terreno: México, Italia y Kenia, donde tuvo la oportunidad de visitar el mismo campo en que nació y del que salió, rumbo a Estados Unidos, con seis años. «Fue duro regresar y constatar que muchas de las familias con las que coincidí, hace 15 años, seguían allí. Es la triste realidad de los campos de refugiados. Para muchos, es donde vivirán siempre», recuerda. También ha tenido la oportunidad de instar a los legisladores de su país de origen a aprobar los créditos para UNICEF y facilitar su trabajo: «Están trabajando infatigablemente para asegurarse de que los niños de todo el mundo tengan acceso a agua potable, comida, vacunas, educación y refugio. Cosas que mucha gente da por sentadas».
CANDICE HUFFINE
Desde que, en 2011, protagonizara una portada en lencería para la edición italiana de Vogue –junto a sus colegas Tara Lynn y Robyn Lawley–, la carrera de la modelo Candice Huffine (Georgetown, 1984) se ha convertido en uno de los pilares más exitosos del movimiento body positive en la moda, que lucha por una variedad real de tallas en la primera línea de la industria. «Hasta que todos los cuerpos sean celebrados y representados por igual en la moda y los medios de comunicación, la conversación sobre el cuerpo está lejos de finalizar», defiende. Concede, eso sí, que ya se ha hecho un gran trabajo sobre las pasarelas y en las campañas de comunicación, «aunque la consistencia con la que la variedad de siluetas se presenta aún podría mejorar. Debería normalizarse el hecho de elegir todo tipo de modelos en las grandes campañas, de otro modo sería tan solo cubrir una cuota de manera simbólica», argumenta.
Además de su férrea defensa de las curvas, Huffine es una abanderada del running, fundando en 2016 Project Start, una iniciativa para animar a la gente a correr. «Me cambió la vida y también la forma de sentirme con respecto a mi cuerpo. Siempre he tenido mucha seguridad en mí misma, pero una vez me eché a correr me animé y descubrí lo fuerte y capaz que soy de hacer algo que la industria del fitness jamás se había molestado en proponer para gente de mi talla», recuerda. «Así que lancé mi propia línea de ropa deportiva, Day/Won, con una gran variedad de tallas y de elaboración sostenible. A través de la marca tratamos que todas las mujeres, y todos los cuerpos, sean los protagonistas de un auténtico empoderamiento».
ADESUWA AIGHEWI
De madre tailandesa y padre nigeriano, Adesuwa Aighewi (Mineápolis, 1992) ha tenido muchos intereses antes de irrumpir, con un discurso fresco y sin pelos en la lengua, en la industria de la moda (protagoniza, entre otras, la campaña crucero de Dior). «Esta industria me ha dado un micrófono para hacerme eco de los problemas de mi corazón, así como el acceso a personas de ideas afines cuyas acciones me han guiado a donde estoy ahora», dice. ¿Qué defiende? «Lo mismo que cualquier minoría: igualdad de derechos».
El año pasado estrenó un breve vídeo titulado Spring in Harlem, en el que presentaba a varias musulmanas neoyorquinas celebrando su belleza, y ya planea embarcarse en una serie documental sobre África. Sin prisa, pero sin pausa. «¡El proyecto va muy bien! Bueno, si tengo que ser sincera lo cierto es que aún no hemos comenzado. Es extremadamente difícil mantener una carrera en la moda y sacar adelante un proyecto vocacional. Pero sé que es importante, y que es mi deber, así que continúo centrándome en ello. El objetivo de la serie es educar al público, ni más ni menos: traducir lo que se ha malinterpretado del continente con un lenguaje de este siglo. Comenzaré, sin falta, el año que viene».
A Adesuwa, que al principio no tenía intención de convertirse en modelo (aceptó el trabajo porque eso le ayudaría, económicamente, a hacer una pasantía en la NASA tras terminar la carrera de químicas), le gusta la idea de que su voz pueda ayudar a cambiar el planeta. «Lo más importante que puede hacer la moda para incidir en el mundo de la mejor manera posible es centrarse menos en el consumo y más en lo humano, reduciendo la producción constante de cosas para vender. Hay mucho más en la vida que ganar dinero. Todo el mundo viste ropa, y la responsabilidad de los gigantes globales de la industria es ser conscientes socialmente de los padecimientos del mundo. ¿De qué servirá todo su dinero cuando estemos sin agua? Sudáfrica y Los Ángeles están sufriendo sequías, no porque los americanos se den duchas de una hora, sino por la cantidad de compañías cuya polución no se regula. Una encuesta promedio asegura que para hacer una camiseta se necesitan unos 2.720 litros de agua. ¿Cuántos litros de agua he usado hoy?».
JACQUELYN JABLONSKI
En 2016, la modelo estadounidense Jacquelyn Jablonski (Nueva Jersey, 1991) presentó en sociedad Autism Tomorrow, una organización para ayudar a adultos autistas a encontrar oportunidades de futuro. «Me di cuenta de que no había programas pensados para adultos con autismo», explica Jablonski, cuyo hermano pequeño, Tommy, es autista. «Me di cuenta de que, según se iba aproximando su graduación, mis padres empezaron a discutir más y más, intentan- do averiguar cuál podría ser el siguiente paso». En estos más de tres años, Autism Tomorrow se ha dedicado a concienciar y proporcionar ayuda económica, en forma de becas, a quienes encabezan proyectos que ayudan al mejor entendimiento de este trastorno. «Una de las cosas más gratificantes que he vivido en este tiempo ha sido visitar los lugares en los que hemos hecho donaciones y ver cómo hemos logrado cambiar las cosas. Durante el mes de la concienciación del autismo invitamos a New Frontiers in Learning, uno de los receptores de nuestras becas, a que nos ayudaran a empaquetar una colaboración de velas que hicimos en colaboración con Apotheque. Fue increíble ver a la gente en un entorno social, conociendo nuevas personas y desarrollando una nueva habilidad, todos con una sonrisa en la cara».
La organización, de la que tanto Jablonski como su hermano forman parte activa, tiene un gran reto para el futuro: «Desarrollar una guía para negocios que quieran contratar a adultos con autismos, y enseñarles a apoyar de la mejor manera posible a sus nuevos empleados. Esto podría desembocar en la creación de una pegatina cerfiticada para que la gente sepa que son establecimientos ‘autismo friendly’».
ALEK WEK
Uno de los recuerdos más escalofriantes de los que Alek Wek (Wau, Sudán del Sur, 1977) tiene constancia fue cuando estalló la guerra civil en su país. Tenía tan solo ocho años (no sería hasta los 14 cuando emigraría con su familia al Reino Unido), y narra la situación con una memoria estremecedora. «La ciudad estuvo en llamas durante tres días, y tuvimos que ser evacuados a los bosques. Cuando regresamos, solo había humo. La guerra se lo lleva todo. Ahí fue cuando conocí lo que era el Comité estadounidense para refugiados. No había gobierno y necesitábamos ayuda, agua, ropa, un techo... Una vez que vi lo que podían hacer en un lugar del que era imposible entrar o salir, me quedé impresionada. Van a lugares muy peligrosos y eso demuestra una voluntad de hierro», recuerda.
Integrante del equipo asesor del citado comité desde 2002, embajadora de buena voluntad de ACNUR desde 2013, y colaboradora de Médicos sin Fronteras y UNICEF, ha aprovechado el catalizador de la fama (en sus tres decenios de carrera como modelo ha protagonizado campañas para H&M, Roberto Cavalli o Helmut Lang, entre otros) para poner el foco en la crisis humanitaria que vive su país, el más joven del mundo tras su independencia en 2011. «Me ha dado una plataforma increíble, con la que jamás hubiera soñado. He viajado mucho a campos de refugiados, y conozco historias de gente que no tiene absolutamente nada. Se mueren de hambre, de verdad. Por eso considero que es importante ayudarles, tanto individualmente como de manera colectiva, y recaudar dinero», cuenta. «Conviene recordar que hay mucha gente que no es tan afortunada como nosotros, no pueden beber un vaso de agua o darse una ducha. Yo he sido refugiada, sé que se pueden hacer cosas por ellos, como proporcionar medicamentos para erradicar enfermedades como la malaria. Solo porque nosotros no la suframos, no significa que no esté ahí, especialmente en la estación de lluvias». Con Sudán del Sur inmerso en otra guerra civil, y con una hambruna que ha llevado a UNICEF a vaticinar que provocará que 1,3 millones de niños sufran desnutrición aguda en 2020, en opinión de Wek, los medios de comunicación no siempre se centran en lo importante: «La gente no puede dar lo mejor de sí mismos cuando hay conflicto. Deberían enfocarse en los retos que sigue habiendo en el país, darle la oportunidad al pueblo de reconstruirlo y desarrollar las infraestructuras necesarias. Es un trabajo de equipo».
HANNE GABY ODIELE
«Nací intersexual y soy superviviente de una mutilación genital intersexo. Hasta que tenía 17 años no supe la verdad sobre mi cuerpo». asegura Hanne Gaby Odiele (Kortrijk, Bélgica, 1988), a quien su trabajo como modelo –debutó en 2005, desfilando para Marc by Marc Jacobs, Rodarte y Thakoon– le dio una plataforma única para contar su historia. «Es cierto que durante años lo mantuve en secreto. No tuve la confianza para hablar de ello hasta hace tres años. Creo que la comunidad trans me allanó mucho este camino», defiende. Colabora activamente con InterACT, la principal organización de apoyo a personas intersexuales (esto es, que nacen con una anatomía reproductiva o sexual que no parece encajar con las definiciones binarias convencionales de masculino o femenino). «Me uní a ellos porque quiero aprovechar el altavoz que la moda me ha dado para educar al gran público: la población intersexual existe y está siendo mutilada alrededor del mundo. Organizaciones como las Naciones Unidas y Amnistía Internacional lo han definido como un tipo de tortura, pero sigue ocurriendo. ¡Tiene que parar! Ser intersexual también es bello», apunta quien ha sido portada de las ediciones coreana, neerlandesa y portuguesa de Vogue. Su lucha es, principalmente, por la visibilización. «La gente cree que no existimos. Los médicos llevan décadas borrándonos al normalizar intervenciones quirúrgicas en bebés y niños para que se adapten a los estándares binarios de hombre y mujer. No hay solo una manera de ser intersexual, sino más de treinta, ya sea a través de las hormonas, los cromosomas o los genitales. Formamos el 2% de la población (la misma cantidad de personas que nace pelirroja) y, sin embargo, siguen negando nuestra existencia».
GRACE MAHARY
La exclusiva que firmó con Givenchy, en la primavera de 2012, fue el punto de inflexión en su carrera. Desde ese año, Grace Mahary (Edmonton, Alberta, Canadá, 1989) ha participado en más de 200 desfiles y prestado su rostro para las campañas publicitarias a Carolina Herrera, Hugo Boss o Michael Kors, entre otras marcas. Aquel espaldarazo también le ha servido para dar vida a Project Tsehigh (PjT) en 2015, del que es directora ejecutiva y fundadora («¡trabajamos todas las semanas en el desarrollo de proyectos! Y mis labores van desde la búsqueda de nuevos objetivos, las estrategias de recaudación de fondos, el material de las campañas, asociaciones con otras organizaciones...», asegura) que fomenta el uso de energías renovables en los entornos más desfavorecidos.
Comenzó, por supuesto, en Eritrea, país natal de sus padres. «Lanzamos oficialmente hace tres años en la ciudad de Maaya. Dotamos de electricidad solar a 100 hogares, un colegio, una iglesia y una mezquita. En 2019 nos expandimos a Engaruka, en Tanzania, equipando una escuela elemental y 800 hogares con energía sostenible», comenta la modelo. «En este proceso, he aprendido que se puede vivir aprovechando todos los recursos, gracias al esfuerzo colectivo. Espero que los líderes del planeta implementen leyes y objetivos que refuercen y amplifiquen nuestros intentos para proteger la tierra». Con más luz, acaso, gracias a PjT