DRESS CODE
Durante muchos años, los primeros puestos de las listas de los y las más elegantes estuvieron copados por un principado mucho más pequeño que Alcobendas pero en el que se concentraba la mayor dosis de glamour y elegancia del planeta. Primero Grace Kelly, convertida en princesa real, con minúscula, –ya había sido princesa del cine gracias a los diseños de Edith Head y Helen Rose– y luego, su hija Carolina, princesa Real, proporcionaban constante alegría e inspiración a todos aquellos amantes de la moda y, sobre todo, del estilo. Con Carolina medio retirada –afortunadamente, todavía tiene apariciones estelares; la que tuvo, retuvo– , Charlene poco visible, y cuando visible, escondida bajo sombreros de ala ancha, y Charlotte viviendo, como deber ser, su vida, la heredera de Grace Kelly, que no princesa, es, por derecho, por elegancia y por belleza, Beatrice Borromeo.
Esta joven italiana, periodista y madre de familia, posee la gracia de las beldades de otros tiempos, combinada con la energía y la independencia del día de hoy. Con su longilínea figura boticcelliana, su largo
cuello a lo Marella Agnelli y su pelo de rubia de verdad, Beatrice habría sido sin duda el más bello cisne del squad de Truman Capote, junto a la exeditora de Vogue, Babe Paley, o la inspiradora del look de Lauren Bacall, Slim Keith. Pero, a diferencia de todas ellas, Beatrice habla, escribe y reivindica. Borromeo, miembro de una familia de príncipes y cardenales se declaraba atea y de izquierdas hace quince años, y desde entonces, ha llevado esta etiqueta en los medios de comunicación, sobre todo italianos, con la misma elegancia con la que luce los tocados en las iglesias, en bodas y funerales, como ninguna de las otras princesas, desde luego, menos izquierdistas. Pero Beatrice alterna las pequeñas polémicas, alimentadas con sus publicaciones o sus declaraciones vehementes –están en YouTube– con estilismos arrebatadores.
Con el cambio de año vuelven las listas de los y las más elegantes. Siempre se cuela algún nombre sorprendente pero también, inevitablemente, echamos en falta alguno imprescindible. En mi lista, solo hay uno, grabado, con caracteres romanos, y en mármol: Beatrice Borromeo