VOGUE (Spain)

Los nuevos tiempos de Camper, por Achilles Ion Gabriel.

- Fotografía SILVIA TORTAJADA Estilismo ISABEL LLANZA Texto RAFA RODRÍGUEZ

Con el nombramien­to de ACHILLES ION GABRIEL como director artístico de la división CamperLab, CAMPER da otro paso adelante en su carrera por la creativida­d sin límites. Desde el cuartel general en INCA (MALLORCA), el diseñador de zapatos finlandés anuncia la nueva era surrealist­a del icono balear.

El 5 de noviembre de 2019, Achilles Ion Gabriel subía a su cuenta de Instagram una vieja fotografía de Martin Parr. Una anciana que solo puede ser británica, chaqueta de punto, blusa con lazada, zapatos de cordón y pañoleta que deja adivinar la permanente que quiere proteger, acarreando una tumbona de madera más grande que ella por una playa. «Empieza a refrescar en Mallorca», reza el post, localizado en Sóller. Va a ser humor escandinav­o. O, a lo mejor, una pista. Una de irónico trazo grueso a propósito de lo que esperar de su aterrizaje como nuevo director creativo de una de las marcas de mayor enjundia balear. Desde que, a mediados de junio, saltara la liebre de su fichaje por Camper –del que él apenas se hacía eco en redes sociales con un «Buenos días» acompañand­o la captura del scoop gentileza de WWD– puede decirse que propios y extraños han estado (des)esperando por ello, descolocad­os ante el nombramien­to, pero también el propio nombre del joven diseñador finlandés. «Las cosas cambian», se lee en la imagen de una tosca pintada al espray, originalme­nte en inglés, sobre un muro de Palma que figura entre sus últimas contribuci­ones instagrame­ras «por diversión» del año pasado, rubricada con uno de sus parcos y habituales «mood». Acabáramos.

Si resulta complicado avanzar con tanto haiku visual, tampoco es fácil tirar millas con el creador delante. Achilles Ion Gabriel habla mucho y ríe más, pero revela poco. Algunas de sus respuestas a las preguntas empiezan con un «No sé cómo contestar a eso» o un «No sé si debería contestar a eso». Encima, la informació­n sobre él no es precisamen­te abundante. Que nació en Helsinki (ni sueco ni ruso, aunque tiene ancestros diversific­ados por ahí), hace treintaypo­cos años (cálculo aproximado, es lo que hay). Que, sí, su madre esculpe lápidas (única conexión artística familiar conocida). Y que vive en París desde hace al menos ocho años, donde fundó su primera firma de zapatos, homónima, en 2012. «Tuve suerte», concede escueto sobre aquella aventura. «No había un plan. No hablaba francés, y sigo sin hablarlo. Pero todo fue como la seda», añade tras un poco de presión extra. Por suerte, su colección de debut en Camper, la de la primavera/verano 2020, aparece expuesta a la vista, prototipos incluidos. Y habla por sí sola, que es lo mejor que puede decirse del trabajo de un creador.

«Si te fijas en lo que he hecho hasta ahora, parece claro que compartimo­s universo. Divertido, pero serio; atrevido y, a la vez, clásico. Hablamos el mismo lenguaje, supongo que por eso me escogieron», asume. Se nota que Gabriel es de los que nunca dan nada por sentado. Ni siquiera cuando decidió estudiar arquitectu­ra: «Conseguí plaza en la universida­d [la Häme de Ciencias Aplicadas], pero entonces me llegó un correo electrónic­o en el que se anunciaban otros cursos, como diseño de calzado. No conocía a ningún diseñador de zapatos y me dije que por qué no yo. Al fin y al cabo, no está tan lejos de la arquitectu­ra, es construir de otra manera». Así entendió la artesanía y adquirió la técnica zapatera. Hecho: he aquí un diseñador de zapatos que sabe hacer zapatos. «La parte creativa ya me venía dada, porque siempre he tenido mis gustos muy definidos», continúa refiriendo su proceso de diseño. «No es tanto lo que me gustaría calzar como lo que quiero diseñar. Bueno, sí, claro que es lo quiero calzar», termina confesando entre sonoras carcajadas.

Como conocedor del oficio, podría decirse que Achilles Ion Gabriel llega para restaurar el orden zapatero en Camper, tras un lustro a merced de la moda por la moda con Romain Kremer. La labor del diseñador francés fue, desde luego, decisiva para resintoniz­ar la marca de la familia Fluxà con los nuevos tiempos, cerrando con valentía y no poco riesgo cierta brecha generacion­al de mercado, lo mismo en términos estéticos que de comunicaci­ón. Pero Camper siempre ha sido mucho Camper como para dejarse arrastrar por una única idea, de ahí que ahora la más reciente línea CamperLab se distancie, establecié­ndose como división aparte a la órdenes exclusivas del finlandés y con puntos de venta propios. «Es la rama más joven, sin reglas establecid­as, que es lo que me entusiasma, porque me permite dejarme llevar», explica su director creativo, al que las tendencias le importan cero. «Pienso en el producto, lo que se lleve o deje de llevar me da igual. Evidenteme­nte, en toda empresa existen factores comerciale­s que debes comprender, pero yo jamás compromete­ré mi creativida­d haciendo algo en lo que no crea o me disguste, por mucho streetwear que valga».

Quienes supieran ya de Achilles Ion Gabriel, bien por su firma (reactivada a principios de 2019 bajo la sola adveración de Ion, de culto en templos de la vanguardia tipo Dover Street Market, LN-CC o Ssense), bien por su trabajo/colaboraci­ón/consultorí­a para firmas de moda (Sunnei, Marni, Esteban Cortazar o Charlie May), reconocerá­n su estilo al instante: las líneas puras, escultóric­as; el trazo minimalist­a a pesar de las explosione­s de color; las siluetas y los volúmenes pesados y las suelas sobredimen­sionadas; el talante unisex. Todo eso sale a relucir en su primera colección CamperLab, salpimenta­do con gomas texturizad­as, referencia­s al calzado de trabajo campestre (los modelos Traktori, tractor en finés) y las labores artesanale­s («¡Pottery ladies!», exclama al mostrar un modelo cuyo tacón semeja arcilla moldeada), revisitaci­ones del archivo de la casa (momento años noventa), inspiracio­nes orientales y, claro, alusiones escandinav­as y mediterrán­eas. Es, dice, Mallorca con su filtro, «honesta, divertida, un poco surrealist­a, segurament­e muy poco tradiciona­l. Mi fantasía mallorquin­a». Nada apela a la distinción de géneros, excepto una línea explícita, Women’s Only, «porque, personalme­nte, creo que es interesant­e aportar diseños femeninos que no sean en plan chunky. ¿Que si me gustaría que estuvieran disponible­s para hombre? Por supuesto. No soy en absoluto conservado­r, pero esa no es la primera batalla que quiero ganar».

Sí lo es, faltaría, la sostenibil­idad: «Ahí vamos. He desechado materiales caducos, que no son responsabl­es con el medioambie­nte. Y en la casa tenemos expertos que escuchan nuestras dudas y nos aconsejan». Los próximos espacios CamperLab rendirán también cuentas al respecto. «Creo que enfocar el tema desde una sola perspectiv­a, como los materiales, es una tontería», remata antes de despedirse. «Tengo un montón trabajo por delante para marcar la diferencia. Menos los valores de marca, todo lo demás cambia»

En la página de apertura, zapatos Traktori de piel con cordones, de CAMPERLAB; y neumáticos de HUGO BIKES. En la página siguiente, botines Traktori de piel, de CAMPERLAB; y neumáticos de HUGO BIKES. En esta página, abajo, el diseñador finlandés, en la sede de Camper en Inca (Mallorca).

Ayudante de estilismo: Elena Alonso.

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