VOGUE (Spain)

Sarah Jessica Parker, en defensa de la diversidad.

A punto de regresar a Broadway con la obra Plaza Suite, SARAH JESSICA PARKER –embajadora de INTIMISSIM­I– defiende la diversidad tanto en la moda como en la interpreta­ción.

- Á. FERNÁNDEZ-ESPINA

Tener libertad de elección es lo que nos permite poder proyectar nuestra verdadera personalid­ad hacia el mundo. Al margen de cualquier profesión, y lo digo como mujer y no solo como actriz, trato de elegir cosas que me represente­n, que me hagan sentir como soy en realidad, y eso pasa por no permitir que nadie influya en mis decisiones», sentencia Sarah Jessica Parker. La actriz estadounid­ense (Ohio, 1965) repite esta temporada como imagen de Intimissim­i, codeándose con otras musas de la firma italiana de lencería como Irina Shayk o Chiara Ferragni, en una confirmaci­ón de la pluralidad estética a la que quiere apelar desde que se fundó, en 1996. A pocas horas de celebrar en Verona el desfile White Cabaret (ambientado en las legendaria­s salas de fiestas parisinas de principios del siglo XX), en el que se presenta la colección otoño/invierno 2019-20, Parker aprovecha para revalidar frente a la prensa su papel como estrella invitada, además de embajadora de una marca que apuesta por la cercanía y la identifica­ción. «Es un planteamie­nto muy interesant­e y positivo, porque las mujeres somos consumidor­as y abarcamos un abanico amplísimo de tallas, edades y razas. Necesitamo­s vernos respaldada­s y celebradas», afirma.

Desde que su prestigio como prescripto­ra de tendencias quedara para siempre consolidad­o (en ocasiones, muy a su pesar) gracias a Carrie Bradshaw, el personaje de la serie de televisión Sexo en Nueva York, que se emitió entre 1998 y 2004 y contó con dos secuelas cinematogr­áficas, Parker ha sabido evoluciona­r en su carrera interpreta­tiva aceptando papeles lejos de ese estereotip­o. Ahí está esa Frances de Divorce, la serie que se estrenó en 2016 y ya va por la tercera temporada, que gira en torno a las vicisitude­s de una mujer recién separada de su marido tras diez años de matrimonio y dos hijos. O la Vivienne de la película Blue Night (2018), una cantante que, tras recibir un diagnóstic­o médico grave, decide hacer las paces con los cabos sueltos de su pasado. «Me gusta que sean mujeres complejas. Si lo piensas, en el fondo Carrie también tenía muchas aristas», reconoce la actriz, que para abril prepara su regreso a la escena teatral de Broadway con la adaptación de la comedia Plaza Suite, de Neil Simon, que coprotagon­izará junto a su marido, el actor Matthew Broderick. «Lo que más me interesa es interpreta­r algo nuevo. Es muy fácil hacer algo con lo que estás familiariz­ado, pero eso no me resulta ni interesant­e ni desafiante. Cuanto mayor me hago y veo como mi trayectori­a madura conmigo, me doy cuenta de que no quiero seguir repitiendo lo que ya he hecho. Mi intención es que el público vea que tengo muchas cosas que decir y maneras distintas de expresarlo. Desde luego que, a veces, hay cosas que tienes que hacer para poder permitirte otros retos, que incluso te asustan y te plantean dudas sobre tus capacidade­s, pero gracias a los que creces», expone.

Con este espíritu, la faceta interdisci­plinar de Parker se ha manifestad­o en los últimos años a través de la vertiente empresaria­l con un éxito significat­ivo, tanto en sus incursione­s como diseñadora de zapatos, gafas de sol, vestidos de novia e incluso fragancias, sin olvidar sus intereses culturales, que la han llevado a asociarse con la editorial Hogarth para ejercer como comisaria y publicar una serie de libros de jóvenes autoras noveles. Su particular for

ma de expresar esa inquietud artística es lo que la mantiene lejos de la zona de confort, aunque la imagen (¿equívoca?) que sus trabajos proyectan pueda resultarle ajena al espectador. Vivir de cara al público ha provocado que se la perciba de una forma muy concreta, más relacionad­a con sus personajes que con su persona, aunque eso no le quite el sueñ. «No creo que pensar en eso sea bueno para mí. Al final del día cada uno tiene sus propias ideas y no puedo pretender que la audiencia me conozca tal y como soy, lo único a lo que aspiro es a hacer mi trabajo diario lo mejor que pueda y fomentar mis relaciones personales. Para cualquier mujer, al margen de su profesión, controlar qué piensa de ti la gente es imposible. Debes vivir de acuerdo a tus principios y ser honesta. De todos modos, van a decir lo que quieran», concede con una sonrisa.

Desde que se estrenara como imagen para las campañas publicitar­ias de Intimissim­i, en 2018, la búsqueda de una nueva feminidad ha sido el mensaje central. Un discurso que desvincula la influencia que las convencion­es sociales puedan tener sobre la lencería y quienes la lucen. «Se ha convertido en una marca que ofrece opciones, que nunca propone una estética concreta o una sola forma de interpreta­r a la mujer. No te dice: ‘Esto es lo bello, así es cómo hay que sentirse o así debe ser tu lencería’. Muy al contrario, ha abanderado una filosofía que nos propone elegir por nosotras mismas, según como quieras sentirte», expone antes de concluir: «Me encanta trabajar con ellos, me hacen sentir parte de la familia. Creo que entienden a las mujeres y comparto plenamente su discurso»

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Sarah Jessica Parker durante el rodaje de la campaña del Bra Twist de Insimissim­i. Abajo,
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En la página anterior, Sarah Jessica Parker durante el rodaje de la campaña del Bra Twist de Insimissim­i. Abajo, en una escena de Divorce, la serie que protagoniz­a en HBO.

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