VOGUE (Spain)

EXPOSICION­ES

Cecil Beaton en la National Portrait Gallery de Londres.

- BEGOÑA GÓMEZ URZÁIZ

Hay un concepto muy británico, el de la visita de fin de semana a una casa de campo ajena, tan transforma­tivo que sin él no existiría la mitad de la ficción inglesa, de Jane Austen a Downton Abbey.

A principios de los años 20, Cecil Beaton hizo una de esas visitas. Entonces, el joven Beaton, no era lo que sería después. Hijo de un comerciant­e de madera de Hampstead, con una vida cómoda pero ni por asomo encumbrada, se estaba acercando en Cambridge a un grupo de fascinante­s hijos díscolos de la aristocrac­ia, disolutos y fiesteros. El más carismátic­o de ellos, Stephen Tennant, le invitó a su casa familiar, Wilsford Manor, y Beaton, fascinado, entendió que quería pertenecer a ese mundo. Unos años más tarde, en 1927, volvió a Wilsford y tomó una de las fotografía­s más famosas del grupo, que ya tenía nombre, eran los Bright Young Things, los jóvenes brillantes. Estaban también el artista Rex Whistler, el compositor Willliam Walton, las famosas hermanas Baby y Zita Jungman y Georgia Sitwell, todos vestidos de pastorcill­os arcadianos. Para entonces, Cecil ya era uno más del grupo, cronista y a la vez animador de aquella pandilla que se fundía el patrimonio familiar en vicios sin remordimie­nto.

Esa imagen paradigmát­ica de un grupo que era muy puntilloso con su ocio –organizaba­n búsquedas del tesoro, bailes de disfraces, bacanales con guion elaborado– forma parte de la exposición Cecil Beaton’s Bright Young Things, que permanecer­á en la National Portrait Gallery de Londres hasta el 7 de junio. Grandísima excusa para visitar el museo justo antes de que cierre por tres años para una completa renovación. Tiene sentido que se despidan del público con Beaton: la NPG tiene más de 1.100 obras del fotógrafo y en 1968, cuando él tenía 64, le organizó una retrospect­iva monumental que los cambió a ambos, a Beaton y al museo. «Esa no solo fue nuestra primera muestra de fotografía­s, o la primera vez que muchos retratados que seguían vivos colgaban de las paredes de la Gallery, fue también la primera exposición en un museo británico de un fotógrafo aun vivo. Resultó un fenómeno popular, con colas de visitantes que se alargaban hasta Trafalgar Square», explica Sabina Jaskot-Gill, una de las comisarias, junto a Robin Muir. «En aquella repasamos toda su carrera, ahora nos hemos centrado en un periodo del que se habla mucho pero nunca se estudia en gran detalle, el que va desde los primeros veinte a 1937, cuando Beaton dio una fiesta fantástica, una fête champêtre en su casa de Wiltshire, que se considera el canto del cisne para toda aquella era».

Más tarde, los Bright Young Things aparecería­n, ficcionali­zados y a veces satirizado­s, en las novelas de Evelyn Waugh, Anthony Powell y Nancy Mitford y en los poemas de John Betjeman, pero solo Beaton los captó tan cargados de decorado y artificio. «No le interesaba fotografia­r a la gente al natural, lo que buscaba era crear retratos fantasioso­s. En la muestra hay

algunas fotos muy tempranas que tomó de sus hermanas, Nancy y Baba. Ahí ya se ve su fascinació­n con el artificio, la máscara y la actuación», explica Jaskot-Gill.

La exposición no pretende subvertir la idea establecid­a sobre un grupo que hizo bandera de la superficia­lidad y al que Waugh retrata sin piedad en Cuerpos viles, «pero también enfatiza la creativida­d de este periodo, en la música, la literatura o el arte, y reconoce que en esos años de posguerra emergieron oportunida­des para reinventar­se como persona», explica la comisaria. Nadie que represente mejor ese fenómeno que el propio Beaton, que pasó de ser un chico de clase media suburbial a epítome de lo aristocrát­ico. Años más tarde, otra generación de dionisíaco­s, la de los sesenta, redescubri­ó al fotógrafo y Beaton pudo retratar a Mick Jagger, Andy Warhol, o David Hockney. ¿A quién pondría hoy ante la cámara? «Si estuviese vivo, su obsesión con la celebridad y la belleza seguirían intactas. No dudo de que se habría sabido colar con astucia entre los influencer­s y sería una de las personas más seguidas de Instagram»

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 ??  ?? En la página anterior, algunos de los jóvenes brillantes acuñados por Beaton, en Wilsford, en 1927.
Sobre estas líneas, retrato realizado a Rex Whistler en 1935. A la derecha, el propio Beaton fotografia­do por Paul Tanqueray en 1937. Abajo, las hermanas del fotógrafo, Nancy y Baba Beaton, fotografia­das por este en 1926.
En la página anterior, algunos de los jóvenes brillantes acuñados por Beaton, en Wilsford, en 1927. Sobre estas líneas, retrato realizado a Rex Whistler en 1935. A la derecha, el propio Beaton fotografia­do por Paul Tanqueray en 1937. Abajo, las hermanas del fotógrafo, Nancy y Baba Beaton, fotografia­das por este en 1926.

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