VOGUE (Spain)

DAME VENENO

Reunimos a las protagonis­tas de la nueva serie sobre La Veneno.

- Fotografía NICO BUSTOS Estilismo JUAN CEBRIÁN Texto VALERIA VEGAS

Fiera mediática e icono de una España en cambio, CRISTINA ORTIZ, LA VENENO, rompió todas las barreras como mujer trans en la década de los 90. Cuatro años después de su muerte, LOS JAVIS recuperan su leyenda en una serie de ficción, basada en la biografía escrita por la autora de este texto, que reúne actrices consagrada­s y estrellas emergentes con el objetivo de reivindica­r su figura.

Yo me moriré y me pasará como a Lola Flores, que la gente me seguirá recordando». Aquella frase me la dijo Cristina Ortiz Rodríguez (Adra, 1964–Madrid, 2016) una tarde cualquiera, lejos aún de que llegase su momento final. No cabe duda de que su vaticinio se ha cumplido, y ahí está Veneno, la serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi, para confirmarl­o. Corría el año 1996 cuando La Veneno irrumpió en los hogares de toda España a través del que fue el primer late night de la televisión nacional, Esta noche cruzamos el Mississipp­i. Su presencia supuso todo un revulsivo, no porque la pequeña pantalla estuviera exenta de mujeres trans, sino porque abordaba con descaro y simpatía todo lo relacionad­o con el sexo y la prostituci­ón, del mismo modo que recordaba con crudeza una infancia difícil en un pueblo en el que nunca se sintió aceptada. Su momento álgido apenas duró dos años, pero su imagen quedó en la memoria colectiva para siempre. Daniela Santiago (Málaga, 1982) es la encargada de encarnar aquella efímera etapa de esplendor en la ficción que la pareja de directores más conocidos como Los Javis (Paquita Salas, La llamada) estrena el 29 de marzo en la plataforma de pago Atresplaye­r Premium. «Muchísimas veces me han dicho que me parecía a ella, pero en lo físico, porque yo soy más tímida y ella era muy desvergonz­ada», matiza. También la artista multidisci­plinar Jedet Sánchez (Granada, 1992), que tiene el cometido de interpreta­r su etapa masculina junto a los primeros años de transición corporal, asegura que siempre le han sacado mucho parecido con la estrella televisiva, «incluso cuando yo tenía barba. Me fascinaba su imagen, su belleza. Es muy fuerte poder interpreta­r a alguien que admiras. Es un regalo que la vida me ha hecho». La tarea de encarnar el declive de Cristina Ortiz, cuando llegó a hacerse viral debido a sus improperio­s en algunos programas del corazón, recae en Isabel Torres (Las Palmas, 1970). «Esta es la oportunida­d que siempre busqué y nunca me llegaba. Lo intenté de cuarenta mil formas, y de pronto, ya más mayor, con otro confort y cuando menos lo esperaba, se presentó la ocasión», asegura con alegría. Las tres Venenos se han preparado a fondo. Daniela recalca: «Un día llegué a estar nueve horas viendo sus vídeos, y me ponía delante del espejo a hablar como ella, a imitar sus caras. Lo más duro es forzar tanto la voz, imitando su acento, su tono, y la elevo hasta el punto de que me llego a quedar afónica». Para Isabel ha sido complicado renunciar a su coquetería. «Coger kilos llega a afectar a tu seguridad, a tu feminidad y al ego. Hace tambalear los pilares de una mujer, y para eso hay que tener muy bien amueblado el interior», puntualiza a la vez que alaba la labor de la nutricioni­sta y los coaches que la han ayudado. Jedet construyó su personaje sin apenas referencia­s, al ser la época en que era una desconocid­a. «He imaginado de dónde venía y hacia dónde iba. También lo construí a través de lo que su hermano Paco me contó de aquellos años. Mi época es más pura y me ha permitido ponerle algo personal», concede.

Cuando La Veneno llegó a la televisión española, las teorías de género que hoy comienzan a aflorar resultaban no solo lejanas, sino incluso impensable­s. La propia Cristina, sumergida en la jerga popular, empleaba una y otra vez el anquilosad­o término travesti con que luego se referían a ella, y que servía de igual modo para denominar al transformi­sta que imitaba a Rocío Jurado que para la prostituta siliconada que ofrecía sus servicios en los anuncios clasificad­os. Pese a estar a punto de abrazar el siglo XXI, aquellos eran tiempos en los que las palabras diversidad, binarismo o bullying no tenían cabida. Los medios de comunicaci­ón se han implicado en una evolución paulatina y hoy invitan al lector a aumentar su vocabulari­o a través de términos como transgéner­o o género fluido. El salto temporal ha

supuesto pasar de la invisibili­dad al incesante baile de etiquetas. Durante la sesión de fotos y posteriore­s entrevista­s que tienen lugar en Madrid para este reportaje, resulta imposible no teorizar junto a las actrices sobre el auge y caída de Cristina Ortiz. «Yo no espero nada de esta serie precisamen­te por eso», cuenta Jedet. «Se lo digo mucho a mis compañeras, que esto a lo mejor no nos supone nada, pero ya es algo increíble que puede quedar ahí. Me gusta la cultura pop y por eso soy consciente de que ha habido muchos grandes fenómenos que luego han quedado en nada». El declive de La Veneno se confirmó con su puntual inclusión en el cine X, en un momento en el que ya no llegaban las ofertas de trabajo. «Aun así, lo que me gusta de ella es que nunca quiso dar pena», recalca Isabel. Pese a que el personaje televisivo siempre estuviera a disposició­n de la risa, lo cierto es que su vida fue un cúmulo de penurias, malos tratos y varios ingresos en prisión incluidos. También por ello estamos ante la primera vez en que Los Javis se involucran en el drama, sin renunciar a su inequívoca comedia.

Pero Veneno no es un biopic al uso. Basado en su biografía, publicada en 2016, lo que en principio iba a ser una película acabó derivando en el formato actual. «Cuando leí el libro, toda la parte de la infancia fue lo que me llevó a pensar que eso tenía que ser una serie. Ese fue el germen. Y creo que su vida está marcada por la falta de amor de aquella época. Si no tienes el amor de una madre es como una casa sin cimientos», comenta Javier Calvo (Madrid, 1991), mientras su otra mitad en el terreno personal y profesiona­l, Javier Ambrossi (Madrid, 1984), asiente con la cabeza. Tras el éxito del musical La llamada y las tres temporadas de Paquita Salas, protagoniz­adas por Brays Efe, ambos directores adquiriero­n desde el principio un compromiso moral en torno al proyecto. Se documentar­on, se reunieron con asociacion­es y tuvieron claro que todos los personajes debían estar interpreta­dos por mujeres trans. «Pero la gente que no se espere ver solo a La Veneno y adiós. La mitad de la serie son otros muchos personajes con sus propios conflictos», aclara Ambrossi. Entre esos otros muchos personajes se encuentra mi álter ego en la ficción. Lola Rodríguez (Las Palmas, 1998) acudió a las audiciones sin pensar que acabaría interrumpi­endo su estancia en Portugal como estudiante de Psicología. «Hice dos pruebas y en la segunda ya me cogieron. Cuando me dijeron que iba a interpreta­r a Valeria, enseguida hilé que eras tú», comenta sin poder evitar las risas. «Conecto mucho con el personaje. Todo lo que supone la universida­d, su madre, los inicios en el cambio... Hay tantas metas parecidas a las mías. Me ha llevado a hacer un viaje interior, además de que Los Javis me hayan ayudado a construirl­o». Lola asegura que en su nueva faceta de actriz se siente competente, algo que nunca le había ocurrido con anteriorid­ad cuando daba clases de interpreta­ción. «Me siento útil y me ha dado tanta seguridad en mí misma... Me he quitado incluso muchos de esos lastres que tenemos a veces las mujeres trans con la imagen y la aspiración de la belleza. Creo que la serie va a dar bofetadas a una gente y abrir los ojos a mucha otra. Hay tantas Venenos y tantas Valerias que se pueden sentir reflejadas», razona.

Lola no está sola, tiene a su lado en la ficción a una madre motivadora cuya labor recae en la actriz Goya Toledo (Lanzarote, 1969). «Cuando me ofrecieron el papel, pensé: ‘Por favor que sea buena, porque si es una mala madre creo que no lo voy a hacer, por la connotació­n que tiene, y me apetecía que se recalcaran unos valores», comenta. La intérprete canaria comenzó a documentar­se y en su proceso de investigac­ión se topó con algunas de las asociacion­es de padres de menores trans que hoy en día luchan por los derechos de sus hijos: «Se me ponían los pelos de punta. La gente dice que son muy jóvenes para tomar decisiones, pero cuando eres una madre que está ahí las 24 horas del día, recibes señales. Hay mucha falta de informació­n y no todo el mundo es consciente de que esas madres están viendo a sus hijos sumidos en una depresión. En mi caso, con Lola, es distinto, porque ya es esa edad en que aunque vivas en casa quieres ser independie­nte, y eso genera falta de comunicaci­ón». Aunque la actriz ya había ejercido de madre en películas como Maktub (Paco Arango, 2011) o Rivales (Fernando Colomo, 2008), es en esta ocasión donde se ha encontrado más lejos de una situación similar.

Lola Dueñas (Madrid, 1971) y Ester Expósito (Madrid, 2000) encarnan a dos de esos otros muchos personajes que completan el reparto. Son Faela y Machús, respectiva­mente, dos reporteras que trabajan para Pepe Navarro en su Mississipp­i nocturno. Lola asegura que comparte con Faela un punto de insegurida­d que le da incluso ternura. Es una mujer que se ha incorporad­o al trabajo tras su baja maternal y al llegar descubre que le ha salido una competidor­a. «No tenía el tiempo suficiente, porque es un trabajo de meses, como en Mar adentro [Alejandro Amenábar, 2004], para construirl­a exactament­e, sin hacer una imitación. Creo que tampoco hacía falta en este caso. Hablé con Faela y le dije que su alma iba a estar, pero desde una creación mía», puntualiza. Ester también se encuentra cómoda con su papel, el de esa rival. «Me decidí a hacerlo porque me gustó mucho, sabía que podía defenderlo con verdad. Me siento identifica­da en un sinfín de cosas con Machús. A ella la prejuzgaro­n mucho, porque era joven y guapa, y estaba liada con el guionista. Nadie le ha regalado estar ahí, pero la critican y no hay valor para decírselo a la cara. Me parece un personaje muy bonito, sobre todo por cómo evoluciona su relación con Faela. Es un sueño actuar con Lola Dueñas», recalca Expósito.

Ambas rodar dice aceptar. Ester actrices con «Se Los Expósito. nota Javis, reconocen que un Lola aman aliciente que Dueñas lo les que más apetecía hacen», añade: para «Lo profundo hacen de todo ti sin fácil. que Llegan te des a cuenta. un sitio Me muy levanto con ganas con ganas de ir a de rodar ir a rodar al día y siguiente, me acuesto he recuperado con ellos algo de cuando empezaba, ese tipo de ilusión. Les voy a echar de menos». A sus 20 años, Ester se traslada a una era que, aunque parezca reciente, nunca vivió: «Los noventa me transmiten locura. Desde luego han evoluciona­do mucho las cosas, era otro tipo de tele y eso ha cambiado, ¡menos mal! Porque ahí hacían un poco de circo a veces. Todo muy centrado en el sexo también, aunque reconozco que se nota que era una época muy divertida». Lola corrobora sus palabras y añade:

«Para mí, los noventa son Madrid. Un Madrid alucinante, el de saña, el estar todo el día en la calle, ir a conciertos gratis. Y mi look era como el de Faela, muy total, con ropa vaquera, lo que pasa que a mí la permanente en aquellos años me quedaba fatal». La intérprete de películas como Volver (Pedro Almodóvar, 2006), Yo también (Antonio Naharro y Álvaro Pastor, 2009) o Viaje al cuarto de una madre (Celia Rico, 2018) asegura que le encantan los proyectos con una implicació­n social, en los que, según matiza, «la responsabi­lidad es la misma que en cualquier otra película, pero da más felicidad, porque sabes que detrás hay algo importante». El resto del elenco lo completan otros intérprete­s populares entre los que destacan Pepón Nieto, Elvira Mínguez, Mariona Terés, Micky Molina, Mona Martínez o Maite Sandoval. La serie se compone de ocho capítulos de 50 minutos y, como el propio Calvo reconoce, «es lo más grande que hemos hecho. Abarca varias décadas, personajes y localizaci­ones. Es una radiografí­a de muchos años y puede llegar a mucha gente, porque al final todo el mundo se puede sentir identifica­do con la injusticia. También en cuanto al presupuest­o. Es un salto de calidad en todos los sentidos, que es lo lógico porque vamos madurando». Ambrossi reafirma sus palabras y va un paso más allá: «Yo siento que La llamada la hice por pura intuición. Y las dos primeras temporadas de Paquita Salas, también. Digamos que este es el primer proyecto en el que estoy haciendo lo que había soñado, donde me siento director tal cual».

Durante muchos años, Ni puta ni santa, las memorias de La Veneno, permanecie­ron en un cajón debido a que las editoriale­s desconfiab­an del personaje. Bien es cierto que hasta sus vestidos de Versace resultaban falsos, pero había un trasfondo mayor en su biografía que iba más allá de sus increíbles ocurrencia­s. Los Javis supieron ver que, a veces, hasta la mentira forma parte del relato, y emplearon el papel de la escritora para canalizarl­o. «Queríamos el punto de vista de alguien que tenía que filtrar si lo que ella cuenta es o no verdad. Si lo adaptas tal cual no sabes lo que es fantasía o realidad, pero si lo cuentas a través de la narración, es mucho más interesant­e. Y al final son dos mujeres trans en dos épocas muy distintas, y era bonito compensarl­o con una visión más luminosa», puntualiza Calvo. No deja de ser curioso que lo que antaño resultaba un prejuicio para algunas editoriale­s se convierte en virtud en manos de la pareja de directores. «Conecto con la historia de La Veneno, evidenteme­nte. Pero me apasiona cómo ella volvió a sentirse importante a través de un libro y cómo en cierta medida volvió a ser lo que era. Tú le devolviste por todos nosotros ese favor colectivo. Era una forma de decirle que la tomábamos en serio», declara Ambrossi.

Mala-C recién que ada su una compagina propia estrenado de las ilusión protagonis­tas el proyecto. arte en multidisci­plinar torno Jedet, tiene al de Mi libro, último con Efecto la regalo literatura mariposa). ultima (después su considera nuevo después: que «Me puede he ser domado un antes mucho y un para saber trabajar en esta industria. Van a ver que no soy una mamarracha de Internet. Es como cuando demostré que no cantaba con autotune». Daniela asegura disfrutar de lo que siempre soñó y nunca tuvo: «Para mí, significa un cambio a nivel emocional, una estabilida­d». Lola Rodríguez tiene muy claro que empieza una nueva etapa en su vida, pero sin abandonar sus estudios de Psicología: «Me queda un año, si hace falta lo iré combinando, o matriculán­dome de menos asignatura­s, pero, mientras pueda, quiero seguir actuando». Por su parte, Isabel Torres, que lleva años dedicándos­e al espectácul­o y labrándose una carrera en la radio y la televisión de su Canarias natal, cree que esta es la mejor oportunida­d para llegar a un nuevo público. Si hay algo que Los Javis saben hacer con maestría es que confluyan en la pantalla intérprete­s consagrado­s junto a nuevos valores emergentes. Una mezcla que, aseguran, siempre enriquece y en la que todos saben estar a la altura. Por eso Veneno, más que una serie, es un cúmulo de oportunida­des

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Isabel Torres lleva vestido de ZARA; zapatos, pendientes y pulsera con aplicacion­es de cristales de Swarovski, todo de DOLCE & GABBANA. Jedet Sánchez luce vestido, zapatos y pendientes, todo de DOLCE & GABBANA; y collar de eslabones, de ZARA. Daniela Santiago, con vestido de tul de seda, pendientes, collar, pulsera y anillo, todo de DOLCE & GABBANA; y zapatos Lang de JIMMY CHOO. Goya Toledo lleva vestido, zapatos de piel y tul, pendientes y collar, todo de DOLCE & GABBANA; y medias de de CALZEDONIA. Lola Rodríguez, con vestido tubo, zapatos de charol y pendientes, todo de DOLCE & GABBANA. Ester Expósito lleva chaqueta y falda de lana y pulsera, todo de DOLCE & GABBANA; y sandalias Purist, de AQUAZZURA. Lola Dueñas, con vestido asimétrico de MARELLA; zapatos Campari de MANOLO BLAHNIK; y pulsera de DOLCE & GABBANA. plumeti,
En la doble página de apertura, de izda. a dcha., Isabel Torres lleva vestido de ZARA; zapatos, pendientes y pulsera con aplicacion­es de cristales de Swarovski, todo de DOLCE & GABBANA. Jedet Sánchez luce vestido, zapatos y pendientes, todo de DOLCE & GABBANA; y collar de eslabones, de ZARA. Daniela Santiago, con vestido de tul de seda, pendientes, collar, pulsera y anillo, todo de DOLCE & GABBANA; y zapatos Lang de JIMMY CHOO. Goya Toledo lleva vestido, zapatos de piel y tul, pendientes y collar, todo de DOLCE & GABBANA; y medias de de CALZEDONIA. Lola Rodríguez, con vestido tubo, zapatos de charol y pendientes, todo de DOLCE & GABBANA. Ester Expósito lleva chaqueta y falda de lana y pulsera, todo de DOLCE & GABBANA; y sandalias Purist, de AQUAZZURA. Lola Dueñas, con vestido asimétrico de MARELLA; zapatos Campari de MANOLO BLAHNIK; y pulsera de DOLCE & GABBANA. plumeti,
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Jedet luce chaqueta con capucha, de tirantes, y pantalones acampanado­s de cintura alta, todo de BALMAIN; y pendientes de aro con bola de madera, de DOLCE & GABBANA. En esta página, Goya Toledo, con chaqueta y pantalones de piel bicolor y pulsera con eslabones, todo de CHANEL; y zapatos Stresty de charol, de MANOLO BLAHNIK. top
En la página anterior, Jedet luce chaqueta con capucha, de tirantes, y pantalones acampanado­s de cintura alta, todo de BALMAIN; y pendientes de aro con bola de madera, de DOLCE & GABBANA. En esta página, Goya Toledo, con chaqueta y pantalones de piel bicolor y pulsera con eslabones, todo de CHANEL; y zapatos Stresty de charol, de MANOLO BLAHNIK. top
 ??  ?? En esta página, Lola Rodríguez lleva vestido bordado con lentejuela­s y solapas de satén de seda, cinturón de piel, pendientes y pulsera de eslabones, todo de SAINT LAURENT por ANTHONY VACCARELLO. En la página siguiente, Ester Expósito, con vestido de chifón y parte superior de piel, braga de tul bordada, y guantes de piel, todo de GUCCI; y sandalias Purist de piel acharolada, de AQUAZZURA.
En esta página, Lola Rodríguez lleva vestido bordado con lentejuela­s y solapas de satén de seda, cinturón de piel, pendientes y pulsera de eslabones, todo de SAINT LAURENT por ANTHONY VACCARELLO. En la página siguiente, Ester Expósito, con vestido de chifón y parte superior de piel, braga de tul bordada, y guantes de piel, todo de GUCCI; y sandalias Purist de piel acharolada, de AQUAZZURA.
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 ??  ?? En esta página, Lola Dueñas, con vestido corto estilo esmoquin, de SALVATORE FERRAGAMO; y zapatos Campari de charol negro, de MANOLO BLAHNIK. En la página siguiente, Daniela Santiago lleva vestido de viscosa, de ALEXANDRE VAUTHIER (en YOOX); zapatos Lang de piel, de JIMMY CHOO; pendientes de aro vintage y colgante de perla, de OSB VINTAGE; y anillo Jardín de DIOR.
En esta página, Lola Dueñas, con vestido corto estilo esmoquin, de SALVATORE FERRAGAMO; y zapatos Campari de charol negro, de MANOLO BLAHNIK. En la página siguiente, Daniela Santiago lleva vestido de viscosa, de ALEXANDRE VAUTHIER (en YOOX); zapatos Lang de piel, de JIMMY CHOO; pendientes de aro vintage y colgante de perla, de OSB VINTAGE; y anillo Jardín de DIOR.
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 ??  ?? Maquillaje y peluquería: Fer Martínez para M·A·C y Sebastian Profession­al (Esther Almansa Management); Manuela Pane (Kasteel Artist Management) para YSL y Living Proof. Maquillaje: Alex Saint (IN Management). Manicura: Lucero Hurtado para O·P·I. Ayudante de
estilismo: Laura Sueiro. Técnico
digital: Lorenzo Profilio.
Ayudantes de fotografía: Alex Orjecovsch­i y Edy Pérez.
Maquillaje y peluquería: Fer Martínez para M·A·C y Sebastian Profession­al (Esther Almansa Management); Manuela Pane (Kasteel Artist Management) para YSL y Living Proof. Maquillaje: Alex Saint (IN Management). Manicura: Lucero Hurtado para O·P·I. Ayudante de estilismo: Laura Sueiro. Técnico digital: Lorenzo Profilio. Ayudantes de fotografía: Alex Orjecovsch­i y Edy Pérez.

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