RESTAURACIÓN
El espírutu solidario de los cocineros españoles.
La trayectoria solidaria del sector gastronómico de nuestro país se ha vuelto a poner de manifiesto durante la reciente crisis sanitaria. JOSÉ ANDRÉS, CRISTINA ORIA, QUIQUE DACOSTA y ANDONI ADURIZ, entre otros, lo confirman.
No hay nada que sensibilice más a un cocinero que alguien que pasa hambre. Nuestra acción natural es alimentar». El chef Quique Dacosta, embajador de Restaurantes contra el hambre en España desde 2017, explica el impulso casi insintivo que ha convertido a estrellas de los fogones en líderes con capacidad de ayuda humanitaria global. El máximo exponente de la teoría, el carismático José Andrés, lleva años defendiendo la comida como instrumento de cambio social. Un activismo por el que fue nominado a premio Nobel de la Paz en 2019 y que le ha llevado a protagonizar una histórica portada de Time, donde se recoge su labor contra la crisis mundial de la COVID-19 a través de su ONG, World Central Kitchen. La fundación, que en 2017 distribuyó 4 millones de comidas en Puerto Rico a raíz de la devastación causada por el huracán María, ha suministrado ayuda durante el pasado mes de marzo a dos cruceros en cuarentena, ha convertido seis de sus restaurantes (englobados en Think Food Group) en comedores comunitarios y ha distribuido alimentos a través de
las principales ciudades de Estados Unidos (donde el asturiano reside desde hace más de tres décadas) y en diferentes territorios de la geografía española, ya que la organización benéfica desembarcó también en nuestro país ayudada por socios locales.
Eres un héroe, Cristina. Muy orgulloso de ti. Tienes el espíritu de WCK. Dime si te podemos ayudar», decía en Twitter José Andrés a Cristina Oria. La joven madrileña, dueña de una de las empresas de catering más célebres de la capital, contesta al teléfono en medio de la vorágine de la iniciativa solidaria que puso en marcha en redes sociales durante el estado de alarma. «Mi marido (Álvaro) y yo, que teníamos el obrador cerrado debido a las medidas excepcionales, decidimos cocinar para llevar comida al personal que se encontraba en Ifema (convertido en hospital de campaña durante la crisis del coronavirus)». Al compartir su decisión en Instagram, Oria
lanzó un crowfunding a través de GoFundMe que en menos de tres días recaudó los 100.000 euros de ayuda para producto que la chef solicitaba.
Esto nos va a cambiar la percepción general de todo. Ayudar a la sociedad y a los menos favorecidos es un valor que debemos tener incorporado en nuestras vidas». Hugo Rodríguez de la Prada, socio fundador de los restaurantes italianos Grosso Napoletano, tampoco es capaz de diferenciar ya el lado solidario del empresarial de su negocio. El pasado 13 de marzo envió las primeras pizzas para los sanitarios de los hospitales de Madrid y al día siguiente ya había creado Food 4 Heroes, una plataforma de envío altruista de menús a la que se unieron amigos del sector como Benjamin Bensoussan, de Honest Greens, o José Antonio del Castillo, de Manolo Bakes, y que dio pie a operaciones similares en toda la península.
Sin embargo, la solidaridad no resulta novedad en un sector, el de la restauración, que según recoge el Anuario de la Hostelería de España 2019, aporta el 6,2% del PIB nacional y da empleo a 1,7 millones de personas, alimentando una amplia cadena de producción que se comenzó a movilizar en redes sociales con el hashtag #unopuntosiete. «En esta industria, la única manera de crecer y alcanzar la excelencia es desde la generosidad y el compartir», cuenta el chef Andoni Luis Aduriz. El vasco conoce de primera mano la buena disposición de unos compañeros que se volcaron con él cuando su restaurante dos estrellas Michelin, Mugaritz, ardió en Rentería (Guipúzcoa) en 2010. Ahora, como presidente de Eurotoques, la comunidad europea de cocineros que integra a más de 3.500 de dieciocho países, coordina la plataforma en la que se ponen en común las diferentes propuestas con las que cada miembro encara la complicada situación hostelera actual, un sector donde el 95% de los negocios son autónomos y micropymes. Antes de eso ya sumaba fuerzas visibilizando causas solidarias de colegas de profesión. «Este año, en República Dominicana, mi amiga la chef Tita me llevó a conocer a Las productivas, un colectivo de mujeres que hacen del cacao un instrumento de cambio social. Es uno de los proyectos que apadrina IMA, su fundación, que desea transformar a través de la gastronomía la vida de campesinos y comunidades vulnerables», cuenta Aduriz sobre su más reciente implicación.
Lo que importa es cada gesto, como recuerda Quique Dacosta (con tres estrellas Michelin en su local de Denia). Él apadrina y difunde la labor de Restaurantes contra el hambre, asociación benéfica a la que cualquier local puede aderirse donando un porcentaje de venta de sus platos, y que ha recaudado más de 1,3 millones de euros desde 2010