VOGUE (Spain)

EL GRADO DE LA EXPERIENCI­A

Para Ana Botín, presidenta de Banco Santander desde septiembre de 2014, la comunicaci­ón continua es clave en el día a día de las crisis.

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El 23 de marzo por la noche, Banco Santander comunicaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que tanto su presidenta, Ana Botín (Santander, 1960), como su consejero delegado, José Antonio Álvarez, se reducían su retribució­n fija y variable un 50%. El resto del consejo de dirección lo haría un 20%. Esta medida, que en minutos se propagó por las secciones de economía de todos los medios de comunicaci­ón, tenía como finalidad crear un fondo de más de 25 millones destinado a facilitar material y equipamien­to médico para ayudar en la lucha contra la pandemia, cuatro de los cuales irían destinados al hospital de campaña de Ifema, en la Comunidad de Madrid, y otro para la compra de mascarilla­s cedidas al Ministerio de Sanidad. A esto se sumaba otro fondo de 20.000 millones para cubrir las necesidade­s de pymes a corto plazo y la línea ICO COVID-19 destinada a ayudar a sectores como el turismo, el transporte o la restauraci­ón.

«He tenido bastante experienci­a en crisis y lo que he aprendido es que hay que prepararse», comenta Botín. La banquera, formada en economía en Bryn

Mawr College, universida­d femenina ubicada en Filadelfia, vivió el comienzo de la recesión de 2008 desde su antigua posición como presidenta de Banesto. «La de 2008 fue una crisis financiera global. Las crisis financiera­s suelen ser mucho más largas. Esta no es así y los bancos están en una situación muy sólida, así que no es lo mismo que en aquel momento, pero necesitamo­s apoyar a las empresas, que son nuestros clientes».

Ese mismo año, la revista Forbes otorgaba el puesto 51 dentro de su ranking anual de las mujeres más poderosas del mundo. Pero aquellos tiempos ya no son comparable­s con la actualidad: «Estamos en una crisis que no hemos vivido en el mundo desde hace cien años. En estos momentos de cambio es cuando realmente podemos hacer cosas que antes no éramos capaces de hacer. Siempre he pensado que los cambios, siendo difíciles, también traen muchas oportunida­des». Entre los que promueve está «lo que en inglés se dice ‘Back to Basics’. Qué es realmente lo importante para todos nosotros. Yo lo he dicho siempre, para mí la familia es lo primero. Algunos miembros de la mía, que vivían lejos, han decidido regresar a España. En el día a día tienes una manera de hacer las cosas, y te cambian los horarios... Es importante saber lo que es importante para nosotros y saber disfrutarl­o dentro de que obviamente en algunos casos no es fácil».

Como portavoz de la corporació­n que lidera, para Ana Botín, comunicars­e con su plantilla, en España unos 29.000 empleados y en el mundo 200.000, es fundamenta­l. «Nos estamos dando cuenta de que tenemos que comunicar más y mejor. Más allá de la supervisió­n, más allá de asegurarno­s que las cosas pasan, tenemos que comunicar para ayudar a las personas en lo que necesiten. Esto para mí es una gran lección; nunca se puede comunicar de más». Asidua también a la comunicaci­ón social, las redes son su altavoz al exterior. Twitter es su herramient­a para lanzar informació­n corporativ­a y sus reflexione­s desde hace seis años. Instagram, plataforma en la que abrió una cuenta hace nueve meses y ya suma casi 28.000 seguidores, se ha convertido en el escaparate que muestra no solo sus iniciativa­s e intereses sociales –como la ecología, la banca responsabl­e, la igualdad de género, el apoyo al talento femenino, etc.–, sino una pequeña parcela de su vida privada, como algunas de sus experienci­as vividas durante el rodaje de Planeta Calleja, que la llevó hasta Groenlandi­a para comprobar los estragos del cambio climático en el Glacial Ártico. Reportó una cuota de audiencia del 19,3% el día de su emisión en televisión. Un éxito que avala la repercusió­n que tiene cada movimiento de la única mujer presidenta de una sociedad que cotiza en IBEX 35.

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