Color, personalidad y MEZCLA CULTURAL
La interiorista y diseñadora de mobiliario libanesa NADA DEBS sabe más de un par de cosas sobre crear espacios únicos. En su cuartel general, situado en uno de los vecindarios más antiguos de Beirut, los detalles, la exquisitez de materiales, la variedad y osadía cromática y una familia de muebles que siempre está en continuo movimiento, crean un envidiable ambiente creativo.
Sus alegres colecciones de mobiliario, que mezclan antigua artesanía de Oriente Medio con alguna cuota de diseño contemporáneo, son difíciles de resistir. A Nada Debs, diseñadora libanesa criada en Japón y graduada en la estadounidense Rhode Island School of Design, le resulta perfectamente normal combinar influencias culturales, temporales y geográficas distintas y, a priori, opuestas. Ciudadana del mundo como es, y gracias también a sus orígenes y entorno cultural, se puede permitir hacerlo sin ningún esfuerzo.
Su curiosidad y su apertura de mente han hecho que acepte embarcarse en una gran variedad de colaboraciones, poniéndose a prueba en diferentes campos del diseño. Sus más recientes trabajos lo demuestran: por un lado, acaba de presentar una nueva colección para IKEA, por otro, se ha encargado de la renovación de las oficinas centrales de la Liga Árabe en El Cairo, una institución cuyo origen data de los años 40. Todo esto sin mencionar la colección Patterns in Nature, «que es una colaboración con un diseñador muy joven que ha creado las ilustraciones para esta línea de mobiliario», explica Nada. Su espacio de trabajo, ubicado en una de los más antiguos y sugerentes vecindarios de Beirut, refleja a la perfección ese estilo ecléctico tan característico suyo. «Tuvimos mucha suerte al encontrar este antiguo apartamento de estilo libanés al que pudimos incorporar una galería, una gran habitación para exponer todos los prototipos y productos, pero que a la vez hiciese de sala de reuniones y oficina», cuenta, tras abrir las puertas de ese espacioso y animado centro creativo.
La herencia libanesa y su historia son los verdaderos protagonistas de la localización. «Estamos en un bloque de edificios de 1930 en el corazón del casco antiguo, en la calle Gemmayzeh». Esta zona se ha puesto de moda, «llena de cafeterías, hoteles
boutique, bares, iglesias, universidades... Todo en la misma calle». Nada y su unido equipo no han tenido que pasar por grandes reformas. «La belleza de este local es que es el típico apartamento libanés, con un salón central de mármol de Carrara y el resto de habitaciones con preciosas baldosas en forma de mosaico».
Lo único que tuvieron que modificar fueron las puertas. «Tradicionalmente, tenían una ventana por encima, pero las quitamos y creamos una mucho más alta, que acentuaba la altura del techo», continúa explicando Nada. La amplitud –tiene unos 320 m2– y el hecho de que la mayoría de las salas disponga de balcones significa que hay mucha luz natural y una agradable sensación de fluidez. «Da el sol en la oficina toda la mañana, lo que crea una atmósfera muy positiva», defiende. El interiorismo, personal y meticulosamente seleccionado por Nada, juega un
papel estelar en el refinado resultado final. Sin embargo, aquí todo está en movimiento. «El ambiente del estudio cambia cada vez que tenemos una colección nueva. Si hay un hilo conductor, es que el colorido siempre es cálido y confortable». Los detalles importan, y mucho: «Cada habitación tiene las paredes de un color que contrasta con las baldosas de terrazo. En mi oficina es verde azulado, en el estudio es de un rojo ruborizado, en la sala de muestras es verde pálido». El mobiliario, por supuesto, es marca de la casa «Todas son piezas que hemos diseñado nosotros, algunas a la venta y otras son prototipos, para dar una pincelada al visitante de lo que podemos hacer. A veces adaptamos nuestros productos, porque es importante que los clientes vean las diferentes aplicaciones y usos del mobiliario y de los objetos que pueden darle en una variedad de espacios». Es la mejor nanera de comprobar por qué Nada define su trabajo como «hecho a mano y con el corazón»