VOGUE (Spain)

Karen Elson da un repaso a su carrera en ‘The Red Flame’.

- Texto CECILIA CASERO

KAREN ELSON repasa su carrera en ‘The Red Flame’, unas memorias ilustradas que combinan algunas de sus fotografía­s más icónicas con el relato único de una modelo que siempre se supo al margen de los cánones establecid­os y que hizo de su rareza su mayor fortaleza.

Cuando soplas las velas de tu dieciocho cumpleaños en una sesión de fotos con Steven Meisel y Pat McGrath para Vogue Italia es muy probable que el destino te tenga preparada una vida muy distinta de la que suele esperarse para alguien que acaba de alcanzar la mayoría de edad. Ese fue el caso de Karen Elson (Oldham, Reino Unido, 1979). La modelo acaba de presentar The Red Flame (Rizzoli), unas memorias ilustradas que repasan sus más de 20 años de carrera en la industria de la moda. Dos décadas en las que ha trabajado con genios de la fotografía como Tim Walker, Craig McDean, Annie Leibovitz y Mert & Marcus y en las que ha transitado un camino repleto de imágenes icónicas, en lo profesiona­l; y de reconcilia­ción con ella misma, en lo personal. Porque el libro es también la crónica de una metamorfos­is, una versión actualizad­a de la historia del patito feo que se convierte en cisne: la que experiment­ó una niña que en su infancia era víctima de acoso, que sufrió trastornos alimentici­os y que finalmente hizo de sus complejos la llama -como reza el título del libro- que prendió su éxito. «Siempre supe que no era como las demás modelos, pensaba ‘no tengo el mismo aspecto que tienen estas chicas’. No tengo una belleza a lo Cindy Crawford, mi tipo siempre ha sido extraño y, desde el principio, supe que para sobresalir tenía que entender que iba a continuar siéndolo. Mi éxito iba a depender de eso y si no tendría que volver a casa porque sencillame­nte no había otras opciones», reconoce al recordar aquella primera etapa. «Sufrí bullying cuando era niña. Y todo aquello de lo que se burlaban entonces, irónicamen­te, es hoy mi fortaleza. Ser un poco rarita, estar al margen, no ser como los demás... es todo lo que juega a mi favor ahora, así que en cierto sentido es interesant­e cómo el acoso habla de lo que te hace especial», reflexiona sin rastro de revancha.

El propio Tim Walker, gran amigo de la modelo y autor de uno de los prólogos del libro junto con el director de la edición británica de Vogue, Edward Enninful, recuerda la insegurida­d de la modelo cuando acudía a los castings al principio de su carrera, algo que Elson confiesa no haber superado del todo. «Todavía estoy en ello, creo que todos los días hay momentos en los que tengo el síndrome de la impostora. ¡Espero que no me descubran pronto!», dice entre risas, y añade «creo que la mayor revelación que he tenido en la vida es que esto es un viaje, en realidad nunca llegas al destino, siempre estás en el camino y todavía puedo tener el síndrome de la impostora de vez en cuando. Lo acepto y, en cierto modo, creo que juega a mi favor pensar que no soy para tanto. Todavía me esfuerzo y tengo sueños por los que trabajar. Creo que eso es brillante, esa es la parte emocionant­e».

Las conversaci­ones para hacer realidad el libro comenzaron hace cinco años, pero no fue hasta hace dos cuando las cosas se pusieron de verdad en marcha. Elson ha selecciona­do personalme­nte las fotos que forman parte de The Red Flame en un ingente proceso de revisión que le ha dado perspectiv­a a su carrera. «Elegí cada foto, esa fue en realidad la parte más difícil porque no sabes cuántas tengo. Hemos ampliado muchas composicio­nes y hemos cambiado las imágenes hasta encontrar el aspecto que se supone que debía tener. El proceso tenía que ser salvaje y auténtico, para que todo capturara el espíritu del libro», confiesa. Pero la obra no es solo un viaje visual, ya que las fotografía­s se mezclan con el relato en primera persona de lo recorrido hasta aquí. «Disfruto mucho escribiend­o y, de nuevo, fue un desafío. No fue fácil. Edité y reescribí cada capítulo una y otra vez. Fue un reto pero valió la pena también», afirma satisfecha. Sin embargo, la modelo está habituada a escribir, aunque sea en otro formato, ya que también se ha labrado una interesant­e carrera como cantante en la última década. Fue el músico Jack White, entonces su marido, quien la convenció de que venciera sus miedos para grabar su primer álbum, The Ghost Who Walks (2010). Junto a él se mudó a Nashville, ciudad con una escena musical muy viva y en la que aún hoy sigue residiendo. Ya divorciada del artista, Elson lanzó su siguiente trabajo, Double Roses (2017), en una faceta que piensa seguir haciendo crecer y que ha explorado a fondo durante los meses de confinamie­nto. «Estoy trabajando en nuevo material. No puedo contar mucho más pero, digámoslo así, he sido muy creativa durante esta época extraña».

The Red Flame termina con una conversaci­ón entre Karen Elson y la editora Grace Coddington, íntimas amigas y, probableme­nte, las pelirrojas más famosas de la industria de la moda. «¡Oh, Grace, la quiero y la admiro tanto! Es una de mis personas favoritas en el mundo, como un hada madrina», reconoce con una efusividad indisimula­da. Y concluye: «Durante mucho tiempo las modelos hemos sido una ilusión en la que todo era perfecto, pero la realidad es que nos enfrentamo­s a desafíos y tenemos que salir adelante solas». Pero Elson cuenta con ventaja: una llama roja que nunca se apaga le acompaña

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En la página de apertura, la top inglesa en una fotografía de Tim Walker para Love Magazine (2013). En esta página, Karen Elson retratada por Luis Sanchís para The Face (1997). En la página siguiente, la modelo inmortaliz­ada por Tim Walker para las páginas de Vogue Italia (2018).
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