La industria de la belleza se transforma y da respuestas ante los cambios y las nuevas necesidades actuales.
Ya nada es igual. La industria de la belleza también ha tenido que mostrar su resiliencia ante los cambios que nos ha traído 2020. Y lo ha demostrado con creces, desde cómo está
abrazando las tendencias sociales hasta las nuevas formas de experimentar o probar un cosmético.
1 TOMAR LA ALTERNATIVA
A mediados de marzo, Louis Vuitton tomó la iniciativa anunciando que utilizaría las líneas de producción de sus marcas de perfumes y cosméticos para producir grandes cantidades de geles hidroalcohólicos. Nadie, ni en Vuitton ni en otras firmas de lujo, hubiese imaginado cuando empezaba el año que sus instalaciones iban a pasar, de la noche a la mañana, de fabricar exquisitos perfumes a producir un producto tan humilde como un gel antiséptico. Pero así fue. Enseguida, toda la industria de la belleza reaccionó al unísono poniendo sus factorías a funcionar a toda máquina para fabricar un producto, hasta entonces poco habitual, que pronto se convirtió en un codiciado bien de primera necesidad. Con el tiempo, las fórmulas han ido mejorando incluyendo activos hidratantes.
2 EXPERIENCIAS 3.0
El rito de probar y comprar un cosmético también ha cambiado. Han surgido nuevas iniciativas como Modiface, el espejo virtual de las marcas de lujo de L’Oréal, para probar el maquillaje, o la tecnología Skin Genius, de L’Oréal Paris, que evalúa la piel a través de la cámara del móvil o el ordenador y ofrece rutinas de cuidado personalizado. También M·A·C, con Virtual Try On, permite probar, gracias a la realidad aumentada, productos a distancia; y Douglas ha creado E-beauty, un servicio de tratamientos de belleza y maquillaje personalizados sin salir de casa.
3 CONTAMINACION DIGITAL
Más expuestos que nunca a la luz de los dispositivos electrónicos, las firmas no han perdido la ocasión de dar una respuesta cosmética a los efectos de las pantallas en la piel. Una tendencia de la que se viene hablando en los últimos años y que en 2020 se ha hecho fuerte, porque lo que se ha evitado en polución ambiental, lo hemos padecido en versión digital.
4 ENTRENAMIENTOS ‘ONLINE’
Primero con los gimnasios cerrados y después con aforo limitado, este año también se ha complicado lo de practicar ejercicio. Cada cual, dentro de su realidad, ha visto como las piernas se volvían perezosas y la musculatura se venía abajo. La capacidad de reacción de entrenadores y centros deportivos (con la gran ayuda de YouTube) no se hizo esperar, poniendo todo su expertise en unas clases de fitness virtuales –desde yoga hasta GAP o HIIT– adaptadas a todos los gustos y necesidades. El que no entrenó fue porque no quiso, y la tendencia, aseguran los analistas, ha llegado para quedarse.
6 SÍ QUE IMPORTAN
La ola de revueltas de finales de mayo auspiciada por el movimiento Black Lives Matter ha encontrado también su eco en el mercado de la belleza. Las marcas creadas por personas de color han ganado visibilidad y reivindican su espacio no solo en las redes, también en los puntos de venta.
5 ESPAÑOLAS Y SOSTENIBLES
El movimiento que respalda el consumo local y la sostenibilidad gana adeptos. Al objetivo de cuidar el planeta se suma el deseo de apoyar a la comunidad. La cosmética made in Spain no ha sido ajena a esta corriente, muy enraizada en la alimentación. Las marcas españolas siempre han estado ahí, pero este año han sacado pecho. No solo hay más sino que muchas han abrazado los principios del veganismo, el respeto por la naturaleza, el consumo responsable y el objetivo de zero waste (disminuir residuos).