Asma Khan, la voz feminista de la gastronomía, publica ‘Cocina india’.
El nuevo recetario de ASMA KHAN revalida a la cocinera india, fundadora del restaurante londinense DARJEELING EXPRESS, como una de las voces feministas más singulares de la gastronomía.
La añoranza de su país fue lo que llevó a Asma Khan (Calcuta, 1969) a meterse entre fogones. «Me sentía muy sola en Cambridge (es verdad que el tiempo en Inglaterra no ayuda), una ciudad en la que si no eres estudiante o profesor, no eres nadie. Me sentía vacía por dentro, por eso empecé a cocinar. Entendí que debía haber otras personas que también se sintiesen así, y decidí compartir los menús. No por dinero, sino por amor», explica, al otro lado del Zoom la responsable última del célebre restaurante londinense Darjeeling Express (que reabrirá próximamente sus puertas en un espacio más grande en Covent Garden).
Llegó a Reino Unido tras los pasos de su esposo, en 1991, pero no fue hasta 2012, cuando terminó su licenciatura en Derecho, que comenzó a organizar pequeñas cenas en su casa y en clubes privados. Un lustro después, Darjeeling Express, un restaurante en el que solo se servían platos indios tradicionales y que estaba completamente gestionado por mujeres (muchas de ellas sin experiencia previa en el sector), se había posicionado ya como uno de los más singulares templos gastronómicos de la capital británica. «La gente me pregunta cómo he elegido trabajar solo con mujeres. No lo he elegido, ellas me han elegido a mí. Encontraron aquí un gran refugio desde el que expresar amor, con sus platos, alimentando a la gente. Eso es lo que yo quiero en mi restaurante, alguien que cocine con pasión y que logre que los comensales se sientan felices a la mesa. Nunca he conocido a un hombre que cocine de esa manera, por eso no están en mi cocina. La mujer que cocina tiene ese tipo de sentimientos, me recuerda a las madres y a las abuelas», cuenta Khan, primera persona al frente de un restaurante en Reino Unido en aparecer en la series documentales Chef’s Table, de Netflix, y abanderada de las causas benéficas (acaso la más inmediata es su propia fundación, Second Daughters, que se sirve de los beneficios del restaurante para defender los derechos a la educación de las hijas medianas en su país, India).
«Cuando voy a una casa, hay una mujer cocinando, pero en un restaurante es un hombre. Esto ocurre en todo el mundo. De alguna manera, ellos trabajan en base a unas recetas que han sido conservadas, custodiadas y trasmitidas a través de generaciones de mujeres. Sin embargo, entran a la cocina cargados con su equipo y sus utensilios y dicen que han creado todo eso. Tú no has creado nada. Vives de un patrimonio custodiado por mujeres. Y cuando somos nosotras las que queremos poner nuestro propio restaurante, nos tratan mal, no nos ayudan y nos deniegan préstamos.
¿Quién ha decidido que las mujeres no somos lo suficientemente buenas? A través de mi comida, estoy contando la historia real a todo el mundo: mira quién cocina, mira quién te sirve, mira las manos que han hecho esta comida... No lo hago por mí, estoy dando la cara por todas las mujeres que nunca han sido respetadas en el sector, soy la cara de todas las que han triunfado pero han visto cómo un hombre se llevaba la gloria... quiero que todas sean respetadas», defiende la cocinera.
Ahora llega a las librerías su primer recetario, Cocina india (Planeta Gastro), que, a partir de algunas de las elaboraciones más exitosas de su establecimiento –desde el pulao de verduras hasta el korma de queso indio casero–, recorre también la fértil herencia gastronómica de un país que parece un continente. «No escribí este libro para alimentar mi ego o presumir. Quería poder coger de las manos a alguien mientras cocina, para contarle historias. Me gusta esa idea de que cuando madres y abuelas cocinan, siempre surgen anécdotas y recuerdos... deseo que este libro sea como un amigo. No para que enseñe a cocinar, sino que acompañe a quien está cocinando y le susurre»