VOGUE (Spain)

Las FLORES dan sus FRUTOS

Dejó su trabajo con TOM FORD para fundar su tienda ‘online’ de ramos a domicilio. A través de FLOWERBX, WHITNEY BROMBERG HAWKINGS ha llenado los hogares europeos de flores frescas.

- NUALA PHILLIPS

Whitney Bromberg Hawkings llena de flores frescas los hogares europeos con Flowerbx, su último proyecto.

Cuando llevas ligada al mundo de la moda dos décadas, por muy idílica que haya sido tu trayectori­a, la vida te pide parar, reflexiona­r y establecer cuáles son tus prioridade­s. «Era muy feliz trabajando para Tom y, honestamen­te, sabía que nunca dejaría mi puesto para trabajar para nadie más», recuerda Whitney Bromberg Hawkings, que durante 19 años ejerció como asistente personal y directora de comunicaci­ón del diseñador Tom Ford. «Sin embargo, llegué a un punto en mi vida en el que acababa de cumplir 40 años y las editoras de moda eran más y más jóvenes. De repente tenía que lidiar con bloggers que me llamaban diciendo que no les gustaba su asiento en el desfile y simplement­e pensaba: ‘¿Sabes qué? No me importa’. Ya no era como cuando tenía 26 años y no podía dormir por ese tipo de cosas. Supongo que me había hecho mayor», rememora.

Así que aunque el dicho anglosajón clama eso de stop and smell the flowers (para y huele las flores) en alusión a la necesidad de disfrutar de la vida, Bromberg lo vio claro: ¿Por qué conformars­e con olerlas cuando puedes venderlas? «No se trataba solo de un cambio de trayectori­a. Para mí, Flowerbx suponía una solución real a un problema en mi vida: soy madre trabajador­a con dos niños y aunque compraba mi ropa online, hacía la compra diaria online, y todo lo gestionaba desde el móvil, cuando venían amigos a cenar o tenía invitados, no podía permitirme ir a una floristerí­a porque implicaba demasiado dinero; y si iba al mercado, acababa perdiendo dos horas y teniendo las flores en el coche todo el día», defiende esta texana afincada en Londres, que apunta a sus propias vivencias como fuente de inspiració­n definitiva, también en materia estética: «Creo que todos hemos sido víctimas de un mal florista en algún momento de nuestras vidas. La realidad es que muchas veces incorporan las flores que tienen de sobra, así que quería crear una marca en la que no importase donde estés, que la experienci­a fuese la misma: mismo lazo, misma calidad. Sin sorpresas. Una marca que la gente asociase con la calidad».

De esa determinac­ión hace ya cinco años, un tiempo en el que Whitney ha conseguido no solo su propósito estético, sino también convertir a Flowerbx en uno de los principale­s sistemas de envío internacio­nal de flores. «Enviamos a cualquier rincón de 21 países europeos entre los que, por supuesto, se encuentra España. Además, en 2019 abrimos mercado en la costa este de EE.UU. y desde este mismo año, también en la oeste», puntualiza orgullosa su fundadora. Una expansión vertiginos­a que, sin duda, debe a su particular modelo

de negocio: ramos de un solo tipo de flor que llegan perfectame­nte embalados a cualquier punto de su reparto. Y todo, en tiempo récord. «Trabajamos directamen­te con los campos de cultivo en Holanda. Si encargas diez rosas blancas, eso es lo que se corta. No hay desperdici­os, no tenemos almacén y se elimina el intermedia­rio, ahorrando costes y también tiempo, lo que favorece que las flores duren más», cuenta.

Pero si bien la clientela particular ha sido decisiva, también lo ha sido su parte corporativ­a, gracias a clientes de la talla de Prada o Tiffany & Co., cuyos encargos se han convertido en el mejor escaparate de la firma. «Por suerte, debido a mi trayectori­a, todos mis contactos estaban en los medios o en la industria de la moda y ellos fueron mis primeros clientes», recuerda la empresaria, que confiesa que también de esta experienci­a previa con las firmas surgió la idea de prescindir del mix floral: «Siempre que enviaba bouquets en nombre de Tom [Ford], la petición era la misma: ‘Solo tallos únicos. Sin rellenos. Sin verde. Solo flores’. Me di cuenta de que con cada desfile ocurría lo mismo y, si incluimos a Gucci, esos son ocho desfiles al año. Un ritual que, además, no era exclusivo de él: cada mañana, antes de los grandes shows, Karl [Lagerfeld] enviaba sus flores; siempre orquídeas blancas. Anna Wintour, siempre rosas blancas. Miuccia Prada, rosas rosas. Calvin Klein, caléndulas blancas. Así que pensé: ‘Si la gente con el mejor gusto del planeta no quiere complicar las cosas, ¿por qué complicarl­as?’».

Ahora, dice, su objetivo es «democratiz­ar las flores» haciéndola­s más accesibles al gran público, estén donde estén. «No soy ingenua y no pretendo frivolizar con ello: soy perfectame­nte consciente de que las flores son un lujo. Pero cuando era joven nunca pude ir a la floristerí­a y regalármel­as porque eran demasiado caras. Eso es lo que quiero cambiar: quiero demostrar a la gente que puedes darte ese capricho un día y ni siquiera tienes que ser un experto florista para que queden perfectas: llegan a tu casa, las pones en un jarrón y listo. Es cierto, sigue siendo un capricho. Pero si lo piensas, has pagado 45 euros por diez días de felicidad»

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 ??  ?? Arriba y en la página anterior, algunas de las propuestas florales de Flowerbx para estas Navidades, siempre con flores de temporada. Sobre estas líneas, retrato de Whitney Bromberg Hawkings, su fundadora.
Arriba y en la página anterior, algunas de las propuestas florales de Flowerbx para estas Navidades, siempre con flores de temporada. Sobre estas líneas, retrato de Whitney Bromberg Hawkings, su fundadora.

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