Ni un 'brie' ni un camembert: Caprice des Dieux
Hay quesos que tienen mucho más que un nombre propio. Tienen tradición, historia, artesanía y una identidad propia que se disfruta en las mesas de más de 150 países alrededor del mundo. Es el caso del queso de pasta blanda Caprice des Dieux. Creado por Jean-Noël Bongrain tras cinco años de investigación, esta receta nació en el pequeño pueblo francés de Illoud, en Haute-Marne, en 1956. Los elementos que hacen de él una etiqueta inconfundible son su fina corteza (blanca y satinada) y su doble textura fundente con un corazón tierno y cremoso. Su deriva gourmet se hace patente en su color azulado y su caja ovalada , que coincide en forma con una pasta dulce típica gala llamada calisson. A lo largo de sus más de 60 años de trayectoria, son muchas las anécdotas que ha protagonizado este suculento queso. Desde inspirar la creación de un club de fans en 1963 hasta hacerse un imprescindible en los desayunos del Papa Juan Pablo II. La vinculación con lo celestial se consolidó del todo cuando el Vaticano envió una carta de agradecimiento a la casa en 1998. Desde entonces cada mes se les ha enviado Caprice des Dieux para su degustación. Son muchas las elaboraciones culinarias que se pueden hacer con este queso para sorprender a los invitados en un momento especial. Entrantes como una ensalada verde Caprice con rúcula, mango cortado en finas tiras y aguacate (bien aliñados con aceite de oliva, sal y un toque de pimienta rosa). Platos principales como una equilibrada mezcla de pasta con tomates cherry, albahaca y tacos de Caprice. O, incluso, un postre protagonizado por una deliciosa tarta de queso que no se parece a ninguna otra. Sin duda, el viaje culinario a Francia que no hay que perderse durante las fiestas