CARTA DE LA DIRECTORA
En mi primer día como directora de Vogue España, me sentí como Cenicienta. Como por arte de magia, antifaces y vestidos largos aparecieron en mi habitación de hotel en París para acudir a un baile de máscaras de alta costura. Casi cuatro años después, en mi último día en el cargo, los sentimientos son menos ingenuos pero igual de emocionantes. Llevo días recibiendo la mejor recompensa posible al trabajo realizado: el cariño de los que lo han hecho conmigo. No hay mejor medida del éxito ni gratificación que impactar en la vida de otras personas, sean estos lectores, colaboradores o compañeros.
En mi primera carta como directora, en el número de abril de 2017, explicaba lo que había significado para mí escribir en estas páginas por primera vez, hace ahora 21 años. Aunque he decidido terminar esta etapa tan feliz para emprender otros retos profesionales, dirigir Vogue España será siempre uno de los hitos de mi vida profesional y personal.
En mi primera portada (arriba, en la imagen), Adwoa Aboah y Cameron Russell se abrazaban, vestidas de alta costura, en una imagen realizada íntegramente por mujeres. Era una declaración de intenciones y me enorgullece poder decir que la promesa que ella contenía se ha cumplido en estos cuatro años. Juntas hacemos historia, decíamos en aquel titular. Y lo hemos conseguido. Han sido cuatro años junto a un equipo y un elenco de colaboradores extraordinarios y luchando por aquello en lo que creíamos. Hemos creado con la clase de altura, convicción y placer que uno solo se atreve a desear en su imaginación. Incluso en las circunstancias más adversas que ninguno de nosotros hubiera podido anticipar. No siempre ha sido fácil, pero ha sido apasionante.
En mi primer número, hablábamos de solidaridad femenina, de lucha contra el racismo, de intersexualidad, de transexualidad, de defensa del medioambiente, de los nuevos talentos de nuestro país y de activismo body positive. Quiero dar las gracias a Condé Nast por la libertad y por la oportunidad de que mi tiempo en Vogue impulsara todo aquello en lo que creemos. En estos cuatro años, hemos sido fieles en todos nuestros soportes y plataformas a unos principios entre los que están la creatividad, el amor por la moda y el compromiso con el feminismo, la sostenibilidad y la diversidad. Hemos promovido la industria, la artesanía y el talento español a través del premio Who’s On Next y de nuestra línea editorial. Hemos sido consistentes en nuestros afectos y lealtades y por eso me gusta que la portada de este número esté protagonizada por Penélope Cruz, a la que entrevisté por primera vez en 2004 y que ha sido, con mucho, el personaje que más veces ha aparecido en la portada de Vogue España.
Esta es mi última carta, pero queda mucho de mí en los próximos números y contenidos que ya estaban planificados y realizados. Luego, mi rastro se irá diluyendo y otras visiones se irán definiendo. El legado de Vogue está formado por distintas voces y puntos de vista, en distintos momentos, unidos por un hilo invisible pero inquebrantable: la tenaz búsqueda de la excelencia. Yo lo disfrutaré desde la distancia, con el amor y el respeto que siempre sentiré por estas cinco letras que han cambiado el mundo y a tantos de nosotros