Iloema, un proyecto único que une artistas y artesanos.
ILOEMA comisiona proyectos colaborativos en los que se fusiona el talento de artesanos y de artistas contemporáneos. ¿El resultado? Colecciones de edición limitada que reinventan la tradición.
Encontrar nuevas formas de potenciar la artesanía española pasa por atreverse a soñar con formatos distintos y colaboraciones insólitas. Así lo hicieron Silvia Delgado de Torres (Madrid, 1970) y Teresa Muñoz-Rojas (Madrid, 1969), las dos emprendedoras que en febrero de 2019 pusieron en marcha Iloema, un proyecto que trabaja fundamentalmente en dos líneas. La primera consiste en identificar tipos de bordado de arraigada tradición y embarcar a los bordadores que los practican en una nueva aventura creativa junto a un artista contemporáneo. La idea es que todos los implicados colaboren al mismo nivel en una colección de piezas de edición limitada que sean capaces de mostrar la riqueza de la técnica y contener la esencia del artista. De manera paralela, Delgado de Torres y Muñoz-Rojas hacen otros encargos a los talleres seleccionados (manteles, accesorios decorativos, bolsos...), bajo demanda de sus clientes. «Nosotras somos editoras, financiamos la producción y asumimos la parte comercial. Nuestro primer proceso fue de investigación de las distintas técnicas que hay del bordado español. Una vez que conocemos la técnica, buscamos a un artista que sea compatible con ella», explican. Hasta ahora, han lanzado dos colecciones de esta índole: una en 2019, en la que participaron profesionales toledanos de la zona de Lagartera, Herreruela y Torrico junto con el pintor Antonio Ballester Moreno; y otra, lanzada a finales de 2020, en la que colaboran talleres de bordado en oro de Écija y Granada con la escultora Blanca Muñoz.
Mientras que la colección de Ballester Moreno se materializó en una serie limitada de almohadones, manteles y colchas con motivos bordados, la de Muñoz se compone de una exquisita escultura de mesa –Magistral– y un tríptico –Pléyade– del que hay 13 piezas, cada una con un bordado diferente. La escultora define la experiencia de forma muy positiva: «Cada vez que interaccionas con un gremio de artesanía descubres nuevas vías que dialogan y amplían tu mundo creativo. Iloema me ha abierto la posibilidad de crear un volumen escultórico simplemente a base de tela, hilo y aguja, gracias a dos magníficos talleres del bordado del oro de Andalucía. Creo que todos hemos aprendido, pues nos unía el deseo de excelencia y libertad». De hecho, lo bonito de estos proyectos colaborativos es que suponen tanto un reto para el artista, que debe acomodarse a un nuevo medio, como una ampliación de horizontes para el artesano, que se ve produciendo y ampliando su negocio con artículos al margen de su catálogo habitual. Una realidad que puede actuar como aliciente para estimular la formación en estos gremios. «Está habiendo una nueva corriente que pone en valor un sector que culturalmente tiene una gran relevancia», comentan las creadoras. «Pero es un ámbito que corre el riesgo de desaparecer debido a la falta de relevo generacional. Por eso, lo fundamental es dar a conocer, saber y valorar. A veces, lo que pasa, es que no se conoce lo que ocurre a 150 kilómetros»