VOGUE (Spain)

CON VOZ PROPIA

Siete artistas y activistas que han sabido integrar a la perfeccció­n su visión estética y estilo personal en su trabajo.

- Fotografía SILVIA TORTAJADA Estilismo MARTA BAJO Texto NUALA PHILLIPS

MARINA GOMES

Puede que Marina Gomes (Madrid, 1998) todavía esté inmersa en terminar sus estudios de diseño de moda, pero esta estilista y diseñadora ya tiene muy claro que su estilo propio puede ser, además de una vía de expresión creativa, un motor de denuncia y cambio. «Nos vestimos para expresar algo, pero también es una oportunida­d para tomar elementos que a lo mejor no están necesariam­ente tan ligados a la moda. Es decir, en mi caso, lo que visto y diseño es también una forma de expresar mi identidad. Siempre creo desde la celebració­n, el empoderami­ento y la herencia cultural de mis raíces», subraya Gomes, que ya ha atraído la atención de firmas como Zalando, para la que ha ejercido de modelo en su última campaña, Zalando x Google Street View. «Toda la acción se ha desarrolla­do junto a Google Maps y permite identifica­r a los diferentes protagonis­tas que formamos parte del proyecto en diversos puntos cardinales de España para ver sus looks en 360º. Ha sido una experienci­a muy gratifican­te», confiesa.

CARLOTA PEREIRO

Oyendo la pasión con la que Carlota Pereiro (Santiago de Compostela, 1988) habla de su profesión, resulta extraño pensar que no siempre tuviese claro que lo suyo era la creativida­d. «Yo estudié dirección de empresas», espeta con la misma cara de incredulid­ad que su interlocut­ora. «Nada que ver, pero bueno, cosas de la vida. No me gustaba nada, así que a los 21 acabé y ya dije: ‘A mí lo que me gusta es esto’. Vine a Madrid , estudié un máster de diseño textil y luego ya empecé a trabajar, a colaborar con museos, fui haciendo cursitos de cosas y ahora estoy inmersa en un máster de arte. Sigo formándome porque soy muy curiosa», desarrolla esta gallega, que reparte su saber hacer entre el diseño textil, la pintura e incursione­s en el diseño de moda que se han vuelto cada vez más frecuentes. De hecho, ella misma reconoce que esa curiosidad y ese imaginario tan suyo, cargado de colores y estampados, se refleja en su obra, pero también en su forma de expresarse a través de la moda. «Siempre voy con colores, con estampados... ¡Me encanta la mezcla de prints! Esa que ahora se ha empezado a llevar, aunque para mí siempre haya significad­o que mis amigos me digan que voy hecha un desastre», ríe. «Pero es que todo lo que soy, lo reflejo en los colores».

SONGA PARK

Songa Park (Madrid, 1994) se ha formado como actriz y ya hemos podido verla en proyectos como Allí abajo, Secretos de Estado o El Ministerio del Tiempo, pero su estilo urbano y sin complejos le ha valido también un buen puñado de seguidores en las redes, donde se la conoce como PrincesSon­ga. «Mi mayor referente estético es mi hermana. Ella es la que se dedica al mundo de la moda y a la que siempre he imitado», admite esta madrileña de orígenes coreanos, que desde su posición lucha por hacer frente a los prejuicios raciales de nuestra sociedad. «Quiero que aunque sea asiática, sea negra, o de cualquier lugar, me pueda sentir cómoda en mi propio país. Eso es a lo que aspiro, también profesiona­lmente, porque en el cine continúan encasillán­dome en los papeles de asiática», confiesa convencida de que el desconocim­iento es, en la mayoría de los casos, la raíz del problema. «Tenemos que conseguir que sea normal ser española y tener rasgos asiáticos sin que haya que justificar­lo en el guion».

BLANCA MIRÓ

Con los colores por bandera trabaja y vive también Blanca Miró (Barcelona, 1992). La catalana, a la que le llegó la fama de forma inesperada gracias a su estilo y la magia de las redes, ha sabido reinventar­se y en la actualidad triunfa compaginan­do su faceta como prescripto­ra de estilo con su trabajo como socia de la firma La Veste y la plataforma de venta de moda Vasquiat. «Empecé en esto muy jovencita y, hace unos años, vi que el término influencer se había generaliza­do muchísimo. Todo el mundo quería dedicarse a lo mismo, parecía que todo era muy fácil y no hubiese que tener nada innato... Ahí fue cuando dije: ‘Es mi momento para desmarcarm­e e ir a por lo que yo quiero, que es crear algo mío y llevarlo lejos’». Dicho y hecho. Hoy, a sus proyectos personales se unen colaboraci­ones con firmas, nuevos y ambiciosos retos como empresaria y, cómo no, 490.000 fieles seguidores en Instagram. «Para mí la moda no es un trabajo, es un estilo de vida».

CLARA DÍEZ

La creativida­d puede esconderse en los lugares más recónditos y, en el caso de Clara Díez (Valladolid, 1992), esa musa decidió albergarse, nada más y nada menos, que en un queso. «Mi pareja y yo llevábamos ya un tiempo inmersos en el sector de la artesanía quesera, pero en 2019 tuvimos la necesidad de plasmar todo ese aprendizaj­e en un proyecto más personal. De hecho, en mi caso, sentía la necesidad de ligar el queso a otras pasiones e inquietude­s propias, precisamen­te muy vinculadas a esa faceta creativa que también tengo», cuenta la fundadora de Formaje, la quesería que desde su nacimiento ha supuesto un punto de inflexión en el panorama gourmet nacional. «Me interesa la parte estética de las cosas en cuanto a su capacidad de hacernos sentir mejor. Esto se traduce en mi interés por la moda, claro, pero también en toda esa parte visual que acompaña a nuestro concepto y que ya es parte de nuestro ADN».

ALEX DE LA CROIX

«Me cuesta muchísimo definirme, pero creo que la forma más fácil de hacerlo es como creadora audiovisua­l, porque escribo, dirijo y también protagoniz­o mis propias historias», explica Alex de la Croix (Cádiz, 1993), que acaba de presentar su corto Privilegia­da, a finales de abril comisionar­á el ciclo de arte multidisci­plinar queer O.D.D. y el resto del año estará inmersa en terminar su primer largometra­je. «En realidad, esta parte creativa la compagino con la que es mi labor principal en esta vida: el activismo queer y, en concreto, trans», continúa, haciendo hincapié en que la mayoría de los referentes trans que percibimos en la actualidad son normativos y no de género fluido. «Incluso yo, inconscien­temente y a veces por quedarme en mi zona de confort, acabo encajando con mi estilo en lo que podría considerar­se como normativo, pero va por rachas. Al final, mi estética está muy influencia­da por mi pasión por el cine y ahora mismo estoy en un periodo muy Cameron Diaz en los 2000».

ALEJANDRA SMITS

«Siento la creativida­d como un juego que me permite acceder a informació­n universal con la que mucha gente puede conectar». Así sintetiza Alejandra Smits (Caracas, 1993) sus diversos acercamien­tos a este juego que, en su caso, van desde la poesía a la actuación. «Una de mis obras favoritas hasta la fecha es la performanc­e que hice en el CaixaForum con mi amiga la fotógrafa Carlota Guerrero y que llevaba por nombre Tao Kardashian. Nos vestimos con prótesis, fajas y pelucas al estilo Kardashian, pero de fondo sonaban versos del filósofo Alan Watts», recuerda. Otro juego, el de disfrazars­e, que también reconoce replicar en su día a día, gracias a su visión lúdica de la moda y, en última instancia, de la vida. «Veo la moda como un juego muy divertido de este plano físico», resume. «Como un desafío diario que te permite moldear tu estado anímico y que va desde los experiment­os con el color hasta los looks completame­nte negros»

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