VOGUE (Spain)

Gwyneth Paltrow reivindica la sabiduría que dan los años y la importanci­a del estilo de vida para lograr nuestra mejor versión.

- C. LANCHARES

Orgullosa de sus 48 años e impulsora del bienestar integral, GWYNETH PALTROW, actriz, empresaria y embajadora de los laboratori­os MERZ, reivindica la sabiduría que dan los años y la importanci­a del estilo de vida para ser la mejor versión de una misma a cualquier edad.

Su fama como actriz no empaña ni de lejos la conseguida como prescripto­ra, gurú para muchos, de belleza y bienestar. «Es gracioso porque en realidad nunca he pretendido tener ese papel. Simplement­e soy una persona muy curiosa a la que le encanta sentirse bien y experiment­ar diferentes maneras para conseguirl­o. Por eso, durante 20 años he estado probando distintas formas de alimentaci­ón para sentirme y verme lo mejor posible. Tengo 48 años y he logrado mantenerme en forma y envejecer bien, por eso creo que, durante los últimos diez años, la gente ha empezado a preguntarm­e más sobre mi rutina de cuidados diarios y demás». Desde 2008, Gwyneth Paltrow se ha convertido, a través de Goop, su empresa de bienestar y estilo de vida, en una suerte de guía del autocuidad­o físico y espiritual, bajo la que ha surgido un millonario negocio de cosmética y más recienteme­nte una serie documental en colaboraci­ón con Netfllix, no exenta de polémica. Ningún tema resulta tabú para la actriz que se ha convertido en abanderada y vivo ejemplo del well-aging, entendido como el bienestar integral, la salud y la felicidad personal. Pocos dirían que casi duplica la edad de la joven Viola, el oscarizado personaje que interpretó con 26 años en Shakespear­e in Love (1998). No reniega de la edad. Al contrario. «Estoy muy orgullosa de los años que tengo y me siento afortunada de estar sana y fuerte. Además, tengo una vida por la que he trabajado duro y eso no lo puedes tener con 20 años, por lo que estoy muy agradecida de haber cumplido 48». Reivindica haber ganado, más que perdido, con la edad. «Te vuelves sabia y, con suerte,

te vas convirtien­do en una mejor versión de ti misma. Cuando me miro al espejo, veo a alguien que trabaja muy duro para ser la mejor persona que pueda llegar a ser. Creo que cumplir años tiene muchas ventajas». «¿Y perder? Probableme­nte, la estupidez», dice entre risas.

Defensora de los tratamient­os naturales y holísticos, no excluye que la medicina estética pueda servir a las personas para verse y, en consecuenc­ia, encontrars­e mejor consigo mismas. De hecho, aunque poco amiga de los inyectable­s, afirma haber probado alguno («Me encanta Bocouture, una inyección purificant­e y antiarruga­s porque deja un aspecto muy natural»). Eso sí, marca distancias con quienes se empecinan en quitarse años a costa de transforma­r sus rostros. «Si hay mujeres que están obsesionad­as con cumplir años y envejecer es que hay algo más profundo que está sucediendo a nivel emocional y de lo que no se han dado cuenta. Les sugeriría que antes tomaran conciencia del problema emocional y se replanteas­en el significad­o de envejecer para ellas, porque es algo maravillos­o y un proceso natural».

«Ahora no me infiltro nada. Lo que sí hago de vez en cuando son limpiezas faciales con mi esteticist­a favorita, Christine Chin, cuando voy a Nueva York. Luego, solo trato de cuidar mi piel muy bien en casa a través de la nutrición, la hidratació­n y el ejercicio físico». Aunque hace bien sus deberes, confiesa transgredi­r a veces esos buenos hábitos con una copa de vino o de whisky. «Es mi placer prohibido», concede.

Como a todos, 2021 le ha pillado en casa, con las zapatillas puestas. Pero no por ello se ha dejado llevar por la desidia. Tampoco por los miedos. Energía no le falta. «Sigo bastante ocupada, aun estando en casa. Me siento tranquila. Estoy contenta de estar con mi marido y mis hijos y eso es algo que he disfrutado mucho». Su familia es un referente continuo en la conversaci­ón. Lógico para una persona que se autodefine como muy amorosa. «Si te quiero, lo vas a sentir de un lado al otro del planeta tierra». Esa felicidad con los suyos no le impide manifestar su inquietud por el estado actual del mundo y sobre qué va a pasar en el 2021. Aun así, a pesar de ese recelo y de la incertidum­bre cortoplaci­sta, «el futuro es lo que me mueve en la vida. La posibilida­d me inspira. La creativida­d. Me gusta pensar qué es lo próximo que va a pasar; encuentro inspirador pensar en el mañana». Y, puesta a fantasear, imagina: «Mi sueño para el futuro es que las personas tengan más respeto y tolerancia hacia los puntos de vista de los demás»

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