VOGUE (Spain)

Birdy rompe cinco años de silencio con su nuevo disco, ‘Young Heart’.

- MARIO XIMÉNEZ

Nacida de un fenómeno que la hizo figura pública tras versionar una canción de Bon Iver en 2011, BIRDY alzó el vuelo con una prolífica carrera plagada de álbumes brillantes y cifras fabulosas. Tras cinco años de silencio (musical y público), reaparece en escena con ‘Young Heart’, un disco que atraviesa las emociones humanas.

Antes de enero de 2011, Jasmine van den Bogaerde (Lymington, Reino Unido, 2011) era una preadolesc­ente británica entre cuyos gustos musicales no se incluía, en ningún caso, Bon Iver. Pero cuando su tía le mandó un enlace de YouTube con el tema Skinny Love de la banda de Justin Vernon, esta joven de melena sedosa y ojos de color avellana hizo lo propio con su piano y mandó una versión del tema a la emisora BBC Radio 1. Contra todo pronóstico, se obró el milagro. Jasmine pasó a enfundarse el sobrenombr­e de Birdy, apodo que sus padres le otorgaron por la forma en que abría la boca al comer cuando era un bebé, y comenzó a grabar versiones de otros artistas. Ese sería su debut discográfi­co. Para cuando salió a la venta, su versión de Bon Iver superaba los 18 millones de visualizac­iones y su voz ya era un fenómeno a la altura del programa de Ellen DeGeneres.

Han pasado diez años de aquella carambola y, aunque Birdy agradece el éxito que le dio, la cantante ha madurado y reflexiona con cierta nostalgia sobre el periplo de aquellos años. «Me tocó aprender de golpe lo que implica ser músico y todo lo que conlleva, al tiempo que seguía en el instituto. Y, ojo, siempre quise hacer música y no me imagino haciendo otra cosa, pero tenía 15 años y de algún modo me alejé muy pronto de mis amigos, de la realidad, y comencé a rodearme de gente adulta por la que me dejé guiar. Fue una de las mejores experienci­as de mi vida, pero no niego que ahora, con 24 años, me veo mucho más preparada para estar en mi piel», razona.

Lo hace desde el estudio de Londres donde ultima los detalles del que ya es su cuarto álbum, Young Heart, después de una prolífica década trufada de éxitos de ventas y crítica tras la que se ha asentado como cantante y compositor­a. Con todo, a Birdy le ha bastado una pandemia y un lustro –su último disco, Beautiful Lies, vio la luz en 2016– para escribir el trabajo más melancólic­o de su carrera. «Mentiría si dijera lo contrario, pero es la situación en la que estaba sumida cuando empecé a escribirlo.

Acababa de terminar una relación sentimenta­l y, aunque sentía que había hecho lo correcto, pasaba por cincuenta estados de ánimo diferentes al día arrepintié­ndome o reafirmánd­ome. Después llegó la pandemia y mi dieta musical se redujo a Etta James y Nina Simone, e imagino que ese cóctel dio luz a este disco. Son 16 canciones que encierran momentos de gran oscuridad, pero quiero pensar que la luz se cuela por ellas cuando debe hacerlo».

Pese a haber crecido en el pequeño municipio de Lymington, al sur de Inglaterra, rodeado de bosques y en la costa del mar Atlántico, Jasmine decidió viajar sin destino específico para encontrar algo de inspiració­n tras varios meses sin descanso que la sumieron en una crisis creativa. «He estado componiend­o desde que tenía 14 años y cuando no giraba estaba de promoción o teniendo 20 reuniones al día. Para cuando me senté a escribir, no me venía nada. No estaba lista. Hice un primer viaje a la India con mi hermana, donde empecé a escuchar compulsiva­mente a Joni Mitchell, y después vinieron Los Ángeles y Nashville. Escogí esta última porque es la ciudad donde han vivido y crecido los mejores narradores de historias que conozco, y decidí hacer un viaje de estricta misión: la escritura».

Y vaya si llegó la inspiració­n: allí la esperaba un encuentro fortuito con el productor de Connecticu­t Daniel Tashian, que acabaría moldeando el material musical junto a Ian Fitchuk (con quien ganó el premio Grammy al álbum del año en 2019 por Golden Hour, de Kacey Musgraves).

Junto a ellos, Birdy ha dado forma a joyas como Loneliness, Voyager, Evergreen o la canción que da nombre al disco, todas ellas prácticame­nte carentes de arreglos o grandes pretension­es. En la mayoría, el dueto protagonis­ta es exclusivam­ente su voz y el sonido de un piano. «Mi madre es concertist­a, y mis recuerdos de infancia van directamen­te a ella tocando en casa a todas horas o en sus conciertos. Solía abusar de piezas clásicas y algo tristes, así que no puedo negar que algo de su estilo permeó en el mío», bromea tímida.

No es extraño que su primer tema, compuesto a los siete años, se bautizara Still Be Free y rezumara esa tristeza que ha hecho de ella un valor en alza. Después llegarían versiones de grupos como The XX o la original People Help The People, que con los años han convertido su nombre en un fenómeno con más de 1.500 millones de reproducci­ones en plataforma­s digitales y cinco millones de discos vendidos en todo el mundo. Sin embargo, las cifras parecen lo último que preocupan a Jasmine van den Bogaerde, que cuanto más viajaba más extrañaba su hogar familiar. «Eso hizo que pausara, y que me prometiera esperar a estar lista hasta lanzarme a otro proyecto. Es curioso que lo que atravesaba entonces haya acabado siendo la inspiració­n del disco». Su segundo deseo en la lista, asegura, es poder llevarlo a una gira de conciertos. «Cuando me subo a un escenario, siempre me tiemblan las manos y quiero que me trague la tierra. Pero al final de la tercera canción, todo cobra sentido. Solo quiero poder vivirlo de nuevo pronto»

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 ??  ?? En las imágenes, Birdy posa recostada y junto al piano del estudio donde ha dado forma a su cuarto álbum de estudio, Young Heart (a la venta el 30 de abril). Con la colaboraci­ón de artistas como la directora Sophie Muller o los productore­s Ian Fitchuk, este es su primer disco desde que publicara Beautiful Lies en 2016.
En las imágenes, Birdy posa recostada y junto al piano del estudio donde ha dado forma a su cuarto álbum de estudio, Young Heart (a la venta el 30 de abril). Con la colaboraci­ón de artistas como la directora Sophie Muller o los productore­s Ian Fitchuk, este es su primer disco desde que publicara Beautiful Lies en 2016.
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