VOGUE (Spain)

COLABORACI­ÓN

Gray Sorrenti, la fotógrafa que captura el verano en las coleccione­s estivales de Loewe Paulas’s Ibiza.

- CECILIA CASERO

De Nueva Orleans a Jamaica y de Nueva Delhi a México. Desde 2018 es más fácil viajar sin moverse del sitio, a través de las campañas que la fotógrafa GRAY SORRENTI firma para las coleccione­s estivales de LOEWE PAULA’S IBIZA. Un periplo geográfico y estético que la artista afronta siguiendo al pie de la letra la fórmula mágica que guía su trabajo y que la une, irremediab­lemente, a la línea más hedonista de la casa española: un potente cóctel hecho de color, poesía y libertad.

Tiene sentido que cuando Gray Sorrenti (Nueva York, 2000) explica cómo se inició en la fotografía recurra a la metáfora más universal que hay para ilustrar las cosas que sobreviene­n de manera natural: «Fue como la primera vez que empiezas a andar», cuenta desde Nueva York, a través de una videollama­da. La artista es la tercera generación de un clan –«Creo que tengo la mejor familia de todo el planeta», dice con la seguridad de quien sabe que tiene la verdad de su parte– dedicado al arte de inmortaliz­ar las cosas que importan en dos dimensione­s. Su padre, Mario Sorrenti («Un artista increíble con una imaginació­n sin límites, puede hacer cualquier foto que puedas imaginar»); su madre, Mary Frey («Bellísima y muy creativa, cuando entra en una habitación acapara todas las miradas»); su tía, Vanina Sorrenti («Capaz de capturar la belleza de la mujer de una manera increíble en sus retratos. Tenemos una gran conexión»); su abuela, Francesca Sorrenti («Posiblemen­te, una de las personas con mayor corazón junto a mi abuelo»); y su tío, el desapareci­do Davide Sorrenti.

Todos ellos han dedicado su vida al noble arte de la fotografía, así que el destino de Gray parecía estar inevitable­mente abocado a continuar con el oficio familiar.

Y así fue. Cuando cumplió 13 años su padre le regaló su primera cámara. A partir de entonces ya no la soltaría jamás. «En casa no había ninguna expectativ­a sobre si tenía que dedicarme a la fotografía o no. Fue algo tan natural que no recuerdo exactament­e cómo comenzó», recuerda la artista con franqueza.

Desde entonces se ha labrado una corta pero intensa carrera al servicio de revistas y firmas de moda que confían en su mirada hedonista, fresca y personal. Pero, sin duda, la asociación más fructífera ha sido la que ha establecid­o con la firma española Loewe, con la que colabora desde 2018 encargándo­se de las campañas de Paula’s Ibiza, su edición limitada especial de verano. La línea más relajada de la casa que dirige Jonathan Anderson se rige por el mismo mantra que parecen susurrar las imágenes de la pequeña de los Sorrenti: mejor cuanto más libre.

Sus fotos, como las prendas que componen esta coleccione­s cápsula, capturan un instante consagrado al disfrute a través del color, el movimiento, la juventud y la espontanei­dad. «La verdad es que nunca me ha gustado describir mis fotos porque siento que cuando lo haces la gente enseguida piensa ‘eres este tipo de fotógrafo’ y no quiero que eso pase. Aún tengo que descubrir quién soy en la fotografía», concede. Mientras lo averigua, viaja por el mundo tratando de encapsular la esencia del verano que destilan las piezas de cada colección en distintos rincones del planeta: en 2018, el escenario elegido fue Nueva Orleans; en 2019, Jamaica; y en 2020, Nueva Delhi. «No sé cómo cambia exactament­e la energía cada verano, pero lo hace de una manera natural», explica acerca del secreto para desarrolla­r, año tras año, la filosofía de Loewe Paula’s Ibiza más allá de los confines de la isla que le dio origen a todo. La última escala de este continuo viaje que ha emprendido de la mano de la firma es –por el momento– México, donde se localiza la recién estrenada campaña de 2021. «Me decidí por este país por los colores y la luz. Fue una sesión muy divertida, trabajar con el equipo de Loewe fue estupendo. Estuvimos en Yucatán, que es un sitio precioso, sobre todo al atardecer, cuando el sol baña todo con su color naranja y los pájaros cantan muy alto. Esa transición a la noche es algo mágico», rememora.

Podría parecer un tanto extraño que Gray, una neoyorquin­a de pies a cabeza, tenga esa facilidad para interpreta­r la vida tranquila y el dolce far niente inherentes al verano más mediterrán­eo. Pero el lugar de nacimiento de la pequeña de los Sorrenti no ha sido tan determinan­te en su historia personal como la itineranci­a, nomadismo si prefieren, a la que ha estado acostumbra­da desde que era pequeña. «Nací y crecí en Nueva York, pero también he pasado mucho tiempo en Europa, porque mi padre iba a Italia a ver a nuestra familia y he estado largas temporadas en Mallorca (porque tenemos una casa allí). Me siento a gusto en Nueva York porque es mi ciudad, pero no puedo decir que creciera solo allí. Tengo grandes amigos y muchos recuerdos de fechas especiales en España, así que siento como si fuese mi segunda casa», explica sobre la riqueza de sus raíces. Con estos antecedent­es, quién sabe dónde recalará Gray Sorrenti el año que viene. Lo que sí es seguro es que el optimismo y las ganas de todo que destilan sus fotos volverán a estar ahí para recordarno­s que la vida, como mínimo, debería ser un constante verano •

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 ??  ?? En la página anterior, autorretra­to de GRAY SORRENTI. En esta página, imágenes de la campaña de 2021 de la colección LOEWE PAULA’S IBIZA, fotografia­da en México.
En la página anterior, autorretra­to de GRAY SORRENTI. En esta página, imágenes de la campaña de 2021 de la colección LOEWE PAULA’S IBIZA, fotografia­da en México.
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