NOSTALGIA
Este verano, olvídense de las producciones de baño en la Riviera Maya. En invierno, adiós a las campañas de esquí en Gstaad. Si hay algo que la moda puede agradecer a la pandemia es la recuperación del talento local: desde las modelos hasta los artesanos, pasando por los más idílicos e inspiradores escenarios españoles –en la imagen, WINDSOR ELLIOTT, retratada a finales de los sesenta por HENRY CLARKE en el castillo Kafka de Sitges, obra de RICARDO BOFILL–, recuperan su esplendor en las páginas de revistas y las campañas publicitarias. Quizá hemos tardado demasiado en aprenderlo: no hay que irse demasiado lejos para encontrar grandes arenales o localizaciones singulares desde donde poner en valor las colecciones (muchas de las cuales, por cierto, se confeccionan por manos custodias de oficios que hasta hace poco estaban al borde de la extinción). Lo regional, lo pausado y una inevitable nostalgia del (buen) veraneo, se alían en una temporada que, aunque solo sea por kilómetros ahorrados, invierte en sostenibilidad