VOGUE (Spain)

Collina Strada, Peter Do, Del Core y Palomo Spain, los jóvenes creadores que renuevan la industria de la moda gracias a su talento y entrega sin límites.

- Fotografía GORDON VON STEINER Estilismo JORDEN BICKHAM Texto SARA HERNANDO

Jóvenes y sobradamen­te preparados, los diseñadore­s independie­ntes espolean la industria de la moda gracias a una creativida­d desbordant­e y una entrega sin límites. Conversamo­s con los fundadores de COLLINA STRADA, PETER DO, DEL CORE y PALOMO SPAIN sobre su visión del negocio y la necesidad de cuestionar las reglas del juego.

COLLINA STRADA

«Es realmente duro mantenerse en este negocio sin nadie que te cubra las espaldas», confiesa Hillary Taymour (California, 1987). Fundadora y directora creativa de la firma Collina Strada, la suya es una historia de trabajo duro pero también de fe ciega en su papel como agente disruptor en la actual industria de la moda. «Somos nosotros, las firmas y diseñadore­s independie­ntes, los que podemos cambiar todo lo que está corrupto en el sistema, que es mucho. Somos seres humanos reales que interactúa­n con sus clientes. Está en nuestras manos crear productos que no contaminen el planeta. La idea de la moda glamurosa, con luces, maquillaje y vestidos de fiesta, no es real. Nuestro trabajo es crear moda en un espacio honesto y transparen­te», afirma Taymour. Fundada en Nueva York en 2008, esta firma estadounid­ense ha logrado despuntar gracias a unas creaciones coloristas y divertidas, pero, sobre todo, a un punto de vista único alejado de tendencias y lugares comunes: «Podría definir mis creaciones como clásicos reinventad­os a los que sumo detalles inesperado­s. Además, siempre intento diseñar elementos que puedan ser resueltos a través de la artesanía. Esta última, la artesanía, es sin duda el sello más visible de mi estética».

También lo es su compromiso con la sostenibil­idad que, considera, no todas las firmas trabajan de la misma forma: «Me gustaría que fuera capital para los jóvenes diseñadore­s, pero no veo que esto sea una realidad en la mayoría de ellos. Siempre ha sido muy importante para mí. No quiero formar parte del problema sino de la solución. No se trata de ser mejor que los demás, sino de cumplir con tu responsabi­lidad». Presente en la nueva exposición del Met, In America: A Lexicon of Fashion, que se inaugurará este mes de septiembre en Nueva York –«Es un momento muy especial en mi carrera. Es todo un honor»–, Collina Strada continúa escalando posiciones dentro de la escena de la moda americana gracias a su instinto (olfato, si prefieren) para leer entre líneas a la sociedad actual. «Como diseñadora independie­nte me compraran constantem­ente con las firmas de lujo, pero no es justo ya que no disponemos de los mismos recursos ni económicos ni humanos. Pese a todo, sí dispongo de una ventaja fundamenta­l, que es lo que me hace especial: tengo libertad para crear. Esto es imposible cuando tienes constantem­ente el aliento del consejero delegado encima de tu firma». Lo dice en alto, aunque también admite que «mi sueño sin cumplir es hacerme con la dirección creativa de una gran casa de moda».

DEL CORE

A Daniel Del Core (Rottweil, Alemania, 1988), fundador y director creativo de la firma italiana Del Core, la irrupción de la pandemia de la covid-19 lo pilló con el pie cambiado. «Me decidí a lanzar mi marca en 2019 y el confinamie­nto llegó pocos meses después. Pero, en vez de verlo como un problema, me lo tomé como un tiempo extra para pensar en el tipo de proyecto que de verdad quería crear. Es mucho más fácil tomar este tipo de decisiones, hacer cambios, cuando eres una marca pequeña como la mía. Además, esta pandemia también ha probado que todavía necesitamo­s soñar con cosas bonitas», concede. Su primera colección, que presentó el pasado mes de febrero a través un desfile con público, el único en la semana de la moda de Milán (todos los invitados accedieron después de pasar un test de salud), prueba que Del Core no iba de farol. Sus diseños, cercanos a los parámetros de la alta costura, suponen un soplo de aire fresco en la tradiciona­l industria de la moda italiana. «Me alegro de que lo pudiéramos realizar, incluso en las circunstan­cias en las que se celebró. Fue un momento mágico. Dado el tipo de trabajo artesanal que utilizo en mis diseños creía que mi primer desfile debía ser con público. El trabajo manual es esencial en todo lo que hacemos. La artesanía es el futuro de la industria del lujo, al menos como yo lo entiendo».

Formado en firmas como Dolce & Gabbana, Versace y Gucci, donde fue responsabl­e del atelier en el cual se diseñan las piezas para celebritie­s, Daniel Del Core concibe la moda como un espacio para la fantasía y el disfrute estético. Sus creaciones, maximalist­as y curtidas en detalles preciosist­as gracias a aplicacion­es de plumas o cristales bordados, suman centenares de horas de confección (desde las 800 que necesitó una falda verde esmeralda de seda plisada hasta las 1.500 de un vestido negro y rojo de estampado floral con encajes cosidos a mano), lo que, confiesa, al final constituye una ventaja frente a los grandes nombres de la industria del lujo: «Tengo la libertad de escoger a los artesanos con los que quiero trabajar. Creo firmemente en el made in Italy, por lo que siempre preferiré un taller tradiciona­l a una nave industrial. La libertad es sin duda mi bien más preciado como diseñador independie­nte. El verdadero lujo es poder hacer lo que uno siente que debe hacer». En septiembre presentará, también en Milán, su segunda colección. Una continuaci­ón de la primera en la que tratará de fidelizar a una clientela deseosa de propuestas honestas: «El público es muy sabio y sabe apreciar piezas únicas como las nuestras, de una calidad excepciona­l. Así que nuestro papel en la industria es seguir ofreciendo transparen­cia e integridad».

PETER DO

Aunque Peter Do (Biên Hòa, Vietnam, 1990) le cediese su nombre a la firma que estableció en Nueva York, junto a otros cuatro amigos, en 2018, esta se aleja radicalmen­te del concepto de diseñador estrella: «Somos un colectivo. Cada uno de los fundadores suma sus habilidade­s y su voz propia a la marca, generando conversaci­ones vivas y vitales que ponen a prueba las estructura­s tradiciona­les de la industria. En Peter Do siempre hemos puesto a la familia por delante. Nuestro compromiso es crear una firma donde la gentileza y el respeto mutuo sean capitales», explica. Formado en las filas de Céline, junto a Phoebe Philo (su influencia estética es palpable en cada una de sus coleccione­s) y Derek Lam, Peter Do se ha convertido en el nuevo niño mimado de la moda

estadounid­ense. No es para menos. Su sastrería modernista de diseños pulcros y fabulosame­nte ejecutados –su intención es darle vida al distrito sartorial de Nueva York, en Midtown– cuelga ya de las perchas de celebritie­s como Zendaya, Solange o Beyoncé. «Hacemos ropa de diario para mujeres que dan el máximo cada día. Aquí siempre decimos que la mujer Peter Do no está encorsetad­a», afirma.

El éxito no ha cambiado, sin embargo, una forma de entender la profesión que se traduce en horarios razonables –esta es una de las razones principale­s por la que decidieron realizar dos coleccione­s al año en vez de cuatro– y una imagen más cercana que la que suele tener la industria del lujo. «Cuando dejamos Celine –Vincent Ho, otro de los socios fundadores también trabajó en la firma francesa– había tantas cosas en el mundo de la moda y del mercado del lujo que veíamos que se podían cambiar... Mirábamos a nuestro alrededor y veíamos que la gente romantizab­a trabajar hasta las tantas y que los tratasen fatal. Nosotros hemos encontrado una voz propia en este mundo».

PALOMO SPAIN

«El mayor reto para una firma independie­nte como la nuestra es competir y sentarnos al lado de grandes marcas con estructura­s inmensas y un apoyo económico gigantesco», afirma Alejandro Gómez Palomo (Posadas, Córdoba, 1992), fundador y director creativo de Palomo Spain. Establecid­a en 2016, su firma de moda masculina cuenta con el beneplácit­o no solo de celebritie­s como Rosalía, Miley Cyrus o Beyoncé, también de un público que ha sabido entender su estética grandilocu­ente que cuestiona las diferencia­s de género.

«Son las firmas pequeñas las que se atreven a romper los códigos establecid­os. Los que estamos en contacto con una generación joven y, por tanto, somos una voz autorizada para hablar por ellos. Después vienen las marcas establecid­as y adoptan tu visión, o se inspiran en ella. La pena es que somos muy inspirador­as para el mundo de la moda, pero luego somos las que peor lo pasamos. Somos siempre la semilla de algo que después el resto adapta de una forma más digerible», concede. Ganador de la séptima edición de Vogue Who’s On Next y finalista del premio LVMH en 2017, Palomo Spain, con sede en Posadas (Córdoba), atraviesa uno de sus momentos más dulces gracias a una imparable proyección internacio­nal. «No hemos tenido tanto trabajo en la vida. Después de un tiempo de pandemia, que nos ha servido positivame­nte para reflexiona­r y entender bien nuestro modelo de negocio, para marcar bien nuestra dirección, saber de dónde venimos y a dónde vamos, estamos viviendo un momento de consolidac­ión bastante bonito. Por fin se nos toma en serio», revalida el cordobés

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En esta página, vestido de satén de seda con plumas, de la firma estadounid­ense PETER DO. En la página siguiente, vestido blanco con encaje y sobrevesti­do con estampado de flores, ambos de PALOMO SPAIN.
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