Ana Polvorosa regresa en septiembre a la pequeña pantalla con ‘La fortuna’, la ambiciosa miniserie con la que Alejandro Amenábar debuta en televisión.
No falla: con cada nuevo proyecto muestra un registro que hasta entonces permanecía latente. A finales de septiembre, ANA POLVOROSA regresa a la pequeña pantalla de la mano de ‘La fortuna’, la ambiciosa miniserie con la que ALEJANDRO AMENÁBAR debuta en te
Descolgó el teléfono y escuchó gritar de emoción a su representante. Enseguida intuyó cuál era el motivo, así que se puso a gritar ella también. No era para menos. Dos pruebas le habían bastado a Ana Polvorosa (Getafe, 1987) para hacerse con un papel protagonista en La fortuna, la primera serie de televisión dirigida por Alejandro Amenábar, ganador de nueve premios Goya y un Oscar a la Mejor película de habla no inglesa en 2005 por Mar adentro. «Tuve un primer encuentro con las directoras de casting y salí muy feliz. A los pocos días me llamaron para convocarme a otro pase directamente en casa de Alejandro. Yo estaba que no me tenía en pie. Creía que antes de entrar me iba a desmayar. Pero me sentí comodísima. Es un amor. Aunque a día de hoy sigo quedando con él y me sigo poniendo nerviosa porque para mí es un dios cinematográfico», confiesa entre risas.
Corría entonces el mes de enero de 2020 y el comienzo de la grabación estaba previsto para junio. Luego, la irrupción de la pandemia hizo que todo se retrasara hasta agosto y que no fuera posible rodar en algunos de los destinos foráneos que se habían planteado originalmente. Lo que sí es internacional es tanto la esencia del proyecto, una producción original de Movistar+ en asociación con AMC Studios, como el reparto. Junto a Polvorosa, Álvaro Mel, Karra Elejalde, Manolo Solo o Blanca Portillo, hipnotizan en pantalla rostros tan populares de la industria audiovisual estadounidense como Stanley Tucci (El diablo viste de Prada, The Lovely Bones), Clarke Peters (Da 5 Bloods: Hermanos de armas)
Miller (La maldición de Bly Manor). Todos ellos unen fuerzas en una miniserie de aventuras, compuesta por seis capítulos de 45 minutos y basada en hechos reales, cuyo estreno está previsto para el 30 de septiembre. Hay cazatesoros, fragatas hundidas y pleitos judiciales para recuperar el botín (y el honor) perdido.
«Es un popurrí tan surrealista, increíble y divertido que dices ‘por qué no, si este mix es maravilloso’. Incluso Alejandro lo piensa. Recuerdo que acabamos de ver los tres primeros capítulos juntos y exclamó de broma: ‘¿Y esta ensalada?’. Sí, es una ensalada, pero eso es lo genial del proyecto», dice la actriz, que en esta ocasión encarna a Lucía Vallarta, la funcionaria del archivo del Ministerio de Cultura que acompaña al joven diplomático Álex Ventura (Mel) en una misión tan épica como delirante. «Poder interpretar por primera vez a un personaje que tiene algunas intervenciones en inglés también ha sido un reto para mí. Me tuve que poner mucho las pilas. Lo bueno es que desde que leí el guion me sentí muy identificada con ella. Es una mujer vital y arrojada, pero esa fortaleza no quiere decir que no tenga millones de dudas. El hecho de encontrarse con el personaje de Álex hace que ella se ablande en cierta manera. Es muy bonito el camino que recorren los dos juntos».
Sin embargo, la idea de verse rodeada por tanta estrella hollywoodiense no parece haber despertado en Polvorosa unas ganas inminentes de coger un vuelo Getafe-Beverly Hills. «Lo que quiero con respecto a mi profesión es trabajar. Trabajar y poder aprender lo máximo posible con cada oportunidad. Soy feliz en mi país, me gusta mucho estar cerca de los míos. Eso sí, me encantaría
En la página de apertura, Ana Polvorosa luce vestido y pantalón, ambos de H&M FALL FASHION; botines de HEREU; y pendientes de ROCIO JEWELS. En esta página, abrigo de ISABEL MARANT; anillo de SIMUERO; mocasines de GANNI; y pendientes de ROCIO JEWELS. En la página siguiente, americana, camisa y pantalones de SPORTMAX; botines de HERMèS; y pendientes de ROCIO JEWELS.
poder tener papeles enriquecedores que me hicieran evolucionar como actriz». No es que se cierre ninguna puerta, aclara, pero puestos a elegir, antes de cruzar el charco probaría suerte un poco más cerca. «Me apetecería mucho más, pero como años luz, aprender francés e ir a Francia a hacer cine. Hay algo muy prometedor en el audiovisual de allí, con esa aura loca y subversiva».
Lejos queda ya para la intérprete su debut, con 13 años, en la serie Raquel busca su sitio. Lejos también –a pesar de las constantes reposiciones y la profunda huella que ha dejado en el imaginario colectivo– su papel de Lorena García, La Lore, en Aída. La adolescente choni más querida de España apareció semanalmente en antena de 2005 a 2012, momento en el que Polvorosa decidió que, con todo el agradecimiento del mundo, ya había tenido bastante. A día de hoy, asegura que ese periodo sigue siendo la cota de fama más álgida de su trayectoria. Ni siquiera superada por su más reciente aparición en Las chicas del cable de la todopoderosa Netflix.
«Cuando hacía Aída, me daba un paseo por Madrid y un
95 % de la gente con la que me iba cruzanantesdo me reconocía. Tenía que ver la hora que era para salir, porque sabía que no podía hacer una vida muy normal», recuerda. Entonces, nunca recibió asistencia psicológica para lidiar con la presión: «En ese momento no me hizo falta. Ahora sí que voy a la terapeuta para hablar de mis problemas. Creo hay que dejarse ya de rollos y normalizar del todo la conversación sobre salud mental».
Lo que nunca le ha supuesto un conflicto es la naturaleza de su vocación. A pesar de ser solo una niña y no tener ningún referente cercano en el mundillo, cuenta que la primera vez que se puso delante de la cámara y rodó un plano quedó atrapada para siempre. Crecer en sets de rodaje puede suponer un desafío, pero, más allá de algunos esfuerzos como asistir a clases nocturnas durante años para terminar el bachillerato, a Polvorosa parece haberle resultado un camino bastante orgánico. «Me siento superbien ahora mismo porque creo que no ha habido nada forzado. En gran parte es gracias a mi familia y amigos. Creo que he tenido mucha intuición y coherencia conmigo misma para saber rodearme de gente que me aportara cosas buenas. Nunca me he sentido un poco en las nubes».
Será precisamente uno de esos seres queridos –su mejor amigo, de hecho; lleva la E inicial de su nombre tatuada sobre la rodilla derecha– quien la dirija en su siguiente proyecto. Tras hacerse íntimos en Aída y confiar a ciegas el uno en el otro para la controvertida Pieles (2017), el próximo otoño sus pasos y los de Eduardo Casanova se volverán a encontrar en el rodaje de La Piedad, la segunda película como realizador del madrileño.
Eso sí, previamente, unas obligatorias vacaciones. Y, aún antes, una última pregunta. ¿Se podría hacer una serie a ratos tan políticamente incorrecta como Aída en la actualidad? «Sí, por qué no. Nos tenemos que poder reír de nosotros mismos. De nuestras debilidades, de nuestros defectos, de nuestras meteduras de pata. Si no, qué agotamiento», El espectador está de enhorabuena: en lo relativo a caricaturizarnos, La fortuna también viene fuerte