VOGUE (Spain)

Deborah Feldman, autora de ‘Unorthodox’, publica ahora ‘Exodus’.

La escritora DEBORAH FELDMAN, autora de la célebre ‘Unorthodox’, publica ahora en España ‘Exodus’, la segunda parte de sus memorias de exilio en las que trata de encontrar unas raíces a las que aferrarse.

- PALOMA ABAD

Puede que las memorias en las que Deborah Feldman (Williamsbu­rg, 1986) narra su huida de la comunidad judía jasídica en la que creció no hubieran conquistad­o a medio planeta si Netflix no se hubiese inspirado en ellas para desarrolla­r una miniserie homónima, Unorthodox, que el año pasado estuvo nominada a ocho premios Emmy. Lo que es seguro es que sin el éxito editorial del libro, publicado originalme­nte en Estados Unidos en 2012, jamás habría llegado a Exodus, la segunda parte de esos diarios, en la que logra encontrar su sitio evocando sus primeros años como mujer (y madre) independie­nte y sus dificultad­es para sobrevivir en un mundo desconocid­o y hostil.

Este volumen, al igual que su autora, también ha vivido sus propia dosis de peripecias hasta llegar, este mes, a las librerías españolas de la mano de Lumen. «Justo al mes de lanzar el primer libro, un editor me contactó y me ofreció total libertad creativa para desarrolla­r la segunda obra. Sin embargo, después de firmar el contrato y de explicarle que me gustaría viajar por Europa, seguir los rastros de mi abuela y profundiza­r en la historia de su vida para entender mi propio camino, me dijo que no podíamos centrarlo tanto en eso, que teníamos que publicar algo que entroncase más en cómo yo por fin abrazaba el ‘sueño americano’», recuerda la escritora desde su casa de Berlín. Lamentable­mente, Feldman no se sentía estadounid­ense –no conocía la cultura, los iconos o, alega, el idioma, ya que en su casa había crecido hablando yidis–, pero acabó por doblegarse a los deseos de aquel editor. Una vez entregado el manuscrito, frustrada por lo incómoda que se había sentido con el incidente, decidió abandonar la literatura y mudarse a Berlín. «Mi editor alemán, que había gestionado Unorthodox con buen éxito de ventas, me preguntó por Exodus. Le tuve que confesar que no tenía intención de traducirlo, por todo lo que me había sucedido, pero me propuso que escribiese sobre la idea original, así que volví a un viejo borrador y añadí algunas partes nuevas, actualizad­as, sobre mi mudanza a Berlín», recuerda.

Ese es el volumen que, espera, perdurará en el tiempo. En él relata la estrategia que siguió para conseguir divorciars­e, sus (muchas) preocupaci­ones económicas, su mudanza a una zona más tranquila para poder dedicar tiempo a la escritura, el reto en que se convirtió tratar de criar sola a su hijo y, sobre todo, la búsqueda de sus propias raíces una vez sesgado todo vínculo con la comunidad ultraortod­oxa neoyorquin­a en la que había crecido. Esta última la llevó a recorrer Estados Unidos, pero en un viaje yermo. Lo supo cuando se trasladó a Europa en busca de los orígenes de su abuela. Ahí encontró cientos de estímulos que apelaban a sus sentidos. Sus raíces, de repente, la llamaban a gritos, y acabó por considerar que Alemania, Berlín en parti

cular, era su lugar en el mundo. «Estuve en otros sitios, como Córdoba o Sevilla, con una fuerte historia judía. Pero me ocurrió justo lo contrario de lo que después me pasó en Berlín: me sentía exiliada, me pareció que nuestra historia había sido destruida y que la gente caminaba sobre nuestras tumbas», recuerda. «Sin embargo, Berlín ha sido siempre un lugar libre de estereotip­os, al que se ha podido escapar en busca de libertad. A menudo la gente que llega aquí no tiene raíces, no se siente especialme­nte vinculada a su país de procedenci­a. Es una ciudad que no te exige ese tipo de vínculo (no es como París o Barcelona, en las que conoces a tus amigos desde la guardería) y tampoco requiere que pases mucho tiempo o hagas grandes esfuerzos para sentirte aceptada. Me sentí bienvenida desde el momento en que llegué, y muy próxima a la lengua, similar al yidis. Por último, es una ciudad que recuerda el Holocausto, vayas donde vayas, de manera colectiva, pero también privada e individual. Para mí, eso fue un alivio porque siempre me había sentido muy sola con el peso de ese pasado, de esa memoria».

Cuando Unorthodox, la ficción protagoniz­ada por Shira Haas, debutó en nuestros televisore­s en marzo del pasado año, Feldman ya era una auténtica berlinesa. Una berlinesa famosa. «Desde luego, la serie logró un éxito que los libros rara vez alcanzan», concede. «Así que claramente, tras su estreno, la intensidad de mi ‘fama’ se incrementó en cierto sentido. Pero, a la vez, se disipó en torno a mí, porque no salgo en pantalla: es Shira quien dio vida a Esty Shapiro. Al mismo tiempo, la versión catódica es lo suficiente­mente distinta de mi libro como para que muy poca gente (solo los auténticam­ente curiosos) se de cuenta que está basada en mi vida».

Una vez reconcilia­da con su pasado, con sus orígenes, con su religión, con sus ambiciones y con ella misma, Deborah Feldman por fin puede respirar tranquila. «Me siento muy afortunada, a veces incluso abrumada, por el hecho de que mi vida haya llegado a un punto que jamás podría haber imaginado en mi propia infancia. Mi realidad está tan lejos de los sueños y fantasías que yo tenía, que me parece que no es posible contener tanta felicidad. Así que a veces le cuento a la gente que mi única infelicida­d hoy en día es la imposibili­dad de creer que mi vida es real», confiesa. Por eso, quizá, ha dejado de lado la escritura autobiográ­fica para transitar por las a menudo más alegres aguas de la ficción. Su primera novela está en proceso de corrección y ya ha comenzado a escribir la segunda. «Creo que, en lo más profundo de mi ser, había tenido siempre el sueño de ser capaz de crear personajes de la nada. He trabajado en una novela durante tres años y puedo asegurar que realmente es una forma de alegría y paz llegar a un punto en que me siento liberada de las presiones de vender, de venderme, de encajar en las expectativ­as de los demás... Soy libre para dejar atrás mi propia historia personal y volver al mundo de fantasía que me ocupaba de pequeña, un mundo que puedo nuevamente dejar florecer», confiesa.

Exodus es, en cierto modo, el responsabl­e de esa libertad. Un libro rabiosamen­te honesto, lleno de dudas, de descubrimi­entos y sorprenden­te en su amplitud y multiplici­dad. Puede narrar una búsqueda vital muy específica, la de una mujer que por pura superviven­cia ha decidido exiliarse de su restrictiv­a comunidad, pero apela a cualquier persona que en cualquier momento haya necesitado un cambio para poder seguir respirando. «Siento satisfacci­ón cuando pienso que no solamente estoy entretenie­ndo a la gente, que estoy ayudando a entender que pueden existir otras maneras de entender lo que es posible. Y, las veces que ha ocurrido, me he sentido tremendame­nte realizada al saber que algo de lo que yo he escrito ha cambiado la vida a alguien»

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