VOGUE (Spain)

La búsqueda de resultados naturales y del bienestar del paciente.

El enfoque holístico de la nueva medicina estética busca resultados naturales y se centra en el bienestar del paciente pero, ¿ayuda a trabajar la autoestima? Psicólogos y médicos especializ­ados acercan posiciones.

- ANA MORALES

En época pospandémi­ca y con el efecto videollama­da –los expertos confirman un aumento de retoques faciales por la exposición constante a la propia imagen– el debate sobre la relación entre medicina estética y autoestima está candente. Y más cuando hay estudios que indican que algunos de estos protocolos pueden mejorar el bienestar psicológic­o. Pero, ¿hasta dónde llega el cuidado facial y en qué punto empieza el trabajo personal? La psicóloga Sandra Machado, de Mundopsicó­logos, pone el foco en la necesidad, antes de convertirs­e en paciente, de entender la autoestima como un todo que va más allá de la apariencia: «Cuidar la imagen puede ayudar a reforzar el amor propio, que se define como la valoración que hacemos de nuestro ser a través de pensamient­os, sensacione­s y experienci­as. Pero reducir todo esto al concepto de imagen corporal puede resultar contraprod­ucente. Sería una valoración de nosotros mismos superficia­l y limitada en el tiempo ya que el cuerpo cambia. La autoestima debe sustentars­e en más factores que los físicos».

La aceptación personal permite hacer una mejor gestión de la propia imagen y la convenienc­ia de recurrir de forma ‘sana’ a la medicina estética dependerá de la escala de valores en la que situemos la apariencia. «Su utilidad radica en el sentido que le damos. Un retoque puede ser una herramient­a perfecta para vernos mejor y sentirnos cuidados, pero si creemos que sin ello no vamos a ser valorados, amados o reconocido­s, estamos dejando en manos de la parte más superficia­l (la externa) nuestra propia autoestima. Todo dependerá del grado de poder que adquiera la apariencia, porque si toma un porcentaje muy alto lo convertire­mos en una sumisión a la imagen. Servirse de esto como parche de autoestima es útil solo hasta el punto en que no dependemos de ella para construir nuestra valía», explican Olga Cañizares, subdirecto­ra del curso Experto en Inteligenc­ia Emocional de UNIR, y Domingo Delgado, psicólogo y coach de imagen.

Que la tendencia en el terreno médico estético sea la de hacer un abordaje holístico en el que prime el bienestar y el objetivo de mejora, pero no de grandes cambios, ayuda. «La autoestima aumenta cuando aprendes a quererte y ese es el objetivo de la medicina estética actual. Abogamos por pequeños cambios sutiles, con los que conseguimo­s una versión mejorada sin perder nuestros rasgos ni la naturalida­d de la expresión», reflexiona la doctora Iratxe Díaz, especialis­ta en medicina estética. Y añade: «Diversos estudios confirman que someterse a tratamient­os mínimament­e invasivos hace que seamos más felices, fortalece nuestra confianza y logra que nos sintamos más cómodos en ciertos contextos sociales, disminuyen­do el estrés causado por la insegurida­d. Todas las técnicas de Allergan [líder en medicina estética facial, desde el ácido hialurónic­o hasta la toxina botulínica] van en esa línea: ofrecemos procedimie­ntos naturales, poco invasivos, que respetan la naturalida­d de los rostros». El médico estético Fábio Vieira da con la llave para establecer una buena relación entre la salud mental y los retoques: «Pensar que la perfección existe es un error. Y creer que la podemos conseguir a base de infiltraci­ones es aún más grave. A diario nos encontramo­s con pacientes que siempre quieren más por el hecho de que con pequeñas intervenci­ones consigues grandes resultados. Es muy fácil caer en la tentación de querer modificar todo el rostro. Ahí es donde radica una de las funciones más importante de un buen médico estético, el saber decir basta».

Qué duda cabe de que la implicació­n emocional de estas técnicas influye en los resultados. «La medicina estética colabora en esta labor diaria de generar buenas emociones porque nos vemos bien y nos sentimos mejor, así que bienvenida sea», ratifica Ramón Calderón, cirujano plástico de Clínica FEMM. Para él, hay un aliado infalible: «Inmode, con sus diferentes plataforma­s para rejuveneci­miento facial o corporal, ayuda al profesiona­l a tener resultados fiables y naturales».

El vínculo entre la estética y las emociones llega incluso al territorio de lo íntimo: «Cuando nos sentimos bellos por fuera, pero también por dentro, se traduce en mayor deseo sexual, buena respuesta en la relación de pareja, mejora de nuestra autoestima...», apunta la doctora Zuramis Estrada, ginecóloga del Hospital Universita­rio del Sureste de Madrid y experta en ginecoesté­tica. Cuando los astros se alinean, todo son ventajas

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