El secreto 'millennial' para una piel perfecta en otoño
Terminada de manera oficial la época estival, es hora de preparar la piel para la bajada de las temperaturas. Uno de los tratamientos estrella que está despuntando entre los millennials con el cambio de estación es el de redensificación de Teoxane, un procedimiento prácticamente indoloro que mejora la textura, luminosidad, elasticidad e hidratación de zonas como la cara, el cuello y el escote mediante microinyecciones o infiltraciones entre la dermis superficial y la dermis intermedia. Aunque podemos probarlo en cualquier época del año, el otoño es el mejor momento para hacerlo, ya que nos ayudará a poner remedio a la deshidratación, aspereza, falta de elasticidad, arrugas más marcadas e incluso la aparición de nuevas manchas o la acentuación de las existentes provocadas por la exposición solar de los meses previos. Este tratamiento, aunque está de moda entre la generación del milenio, no entiende de edades. En palabras del doctor Toni Raja, director médico de Clínica Londres (@clinicalondres): “Está recomendado para pieles jóvenes y maduras. Según la edad, tendrá un efecto preventivo de las arrugas gracias a la hidratación que produce o, en el caso de pieles maduras aportará tersura, restaurando volúmenes, arrugas y pliegues”. Es por eso que el tratamiento de redensificación es perfecto para aquellas personas que se inician en la medicina estética, buscan un resultado natural utilizando un tipo de ácido hialurónico de alto peso molecular y no reticulado, muy similar al que nosotros mismos generamos, y también para las que quieren complementar cualquier tratamiento médico estético de well-aging o antiaging. Tal y como explica el doctor Jorge Luis Pérez Pérez, director médico de Clínicas Zurich (@clinicaszurich), los resultados son visibles desde la primera sesión. “Para este tratamiento utilizamos la regla del 3. Consiste en 3 sesiones, las cuales se realizan cada 3 semanas. Desde la primera visita ya se constata una mejoría en el brillo de la piel, la hidratación y las arrugas finas. El resultado final se observa un mes después de terminado el ciclo de 3 sesiones”, declara
cabeza, que hacerlo contra Ladón, que según la mitología griega tenía cien cabezas», arranca Lozano. «Una de cada ocho mujeres en España va a desarrollar cáncer de mama. Con una cifra así, es lógico pensar que este tema nos afecta a todas. Yo siempre cuento que mi carcinoma no se veía en la mamografía, solo en la ecografía», interviene Díaz. Y advierte: «Tenemos que aprender a palparnos bien el pecho. La mayoría no sabemos hacerlo».
VISITAS AL MÉDICO: ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL TRATAMIENTO
La reivindicación de Paka Díaz no deja lugar a dudas: «Es necesario promover una medicina con perspectiva de género para evitar sesgos y que se hipermedique a las mujeres. Por ejemplo, muchas veces le cuentas a tu oncólogo los efectos secundarios que te produce la medicación y lo único que te ofrece es una pastilla para la ansiedad». Mabel Lozano, por su parte, lamenta la poca información y visibilización que hay sobre los efectos secundarios: «Hay que aprender a convivir con algunos de ellos, pero nadie los menciona, quizá porque cada mujer es un mundo. Dicho esto, el ser humano tiene una capacidad innata de supervivencia. Sí, somos resilientes».
ESQUIVAR EL SILENCIO
Además de los consejos adquiridos por sus propias experiencias oncológicas, hay una parte más sociológica que las autoras reivindican: «En el libro hablamos de muchos y muy diversos temas, como la sexualización de los pezones femeninos, que impide que mostremos nuestro pecho operado. Ya está bien», lamenta Díaz. «Uno de los capítulos que más me impactó es aquel en el que Mabel saca a la luz la violencia de género que sufren pacientes oncológicas. ¿Alguien puede imaginar algo más bestia? Hay que hablar de ello, ponerlo sobre la mesa y que las mujeres sepan que no están solas». «Es dolorosísimo que ante una enfermedad tan dura como el cáncer, quien debía cuidarte y protegerte te maltrate física y psicológicamente, culpabilizándote de tu enfermedad», continúa Lozano. «Debes buscar ayuda tanto en tu entorno cercano como en asociaciones como la AECC o la Fundación Sandra Ibarra».
HÁBITOS PREVENTIVOS
«Llevar una alimentación poco saludable es tan perjudicial de cara a desarrollar un cáncer como echarte una docena de pitillos al día. En las cajetillas de tabaco te advierten del peligro, en la comida precocinada, por ejemplo, no. De este tema tan importante hemos hablado mucho en nuestro libro, además de compartir unas recetas de cocina sanas, fáciles y deliciosas», apunta Mabel Lozano. «Además, es fundamental hacer deporte, ya que disminuye el riesgo de recaída y mejora la calidad de vida», añade Paka Díaz. Ambas saben que «el cáncer te toca, y te toca», pero consideran que es importante «llevar las mínimas papeletas para la rifa del cáncerjamóndepatanegra»: alimentación sana, ni alcohol ni tabaco, deporte, reducción de estrés... «Y siempre investigación, investigación, investigación», incide Lozano. «Se ha avanzado muchísimo en supervivencia frente al cáncer. Ojalá lo podamos ver convertido en una enfermedad crónica. Mientras eso llega, hay que recordar a las compañeras con cáncer metastásico, una enfermedad incurable que desarrolla el 30% de pacientes».
SEXO Y TRISTEZA
«No se puede dejar de lado. Y hay que contar que las pastillas que debemos tomar durante al menos cinco años después de superar la enfermedad, sumando (en muchos casos) la menopausia, pueden traducirse en sequedad vaginal. Curiosamente, una de las mejores estrategias para prevenirla es tener una vida sexual sana, con complicidad y una buena crema lubricante», manifiesta Lozano. A lo que Díaz apostilla: «Además, es importante ponerse en el lugar de la persona que pasa por un proceso oncológico, aprender a su lado y dejar que se exprese. Hemos vivido inmersos en una especie de dictadura del pensamiento positivo. Lo dijo muy bonito Pau Donés, ‘Llorar es de valientes’. No pasa nada por hacerlo. Ya habrá tiempo de seguir adelante, sabemos que tenemos que hacerlo».
LECCIONES VALIOSAS
Ambas autoras aseguran haber descubierto nuevos matices de la vida durante el proceso. «La palabra cáncer da mucho miedo; suena a muerte, a dolor... Pero hoy en día en la mayoría de los casos no es así. A mí, la enfermedad me ha ayudado a distinguir lo importante de lo urgente. A saber decir ‘no’ y a vivir con más intensidad», asegura Lozano. «En mi caso, me ha tocado aprender a dejar que me cuidaran y a ponerme yo primero. Y cuesta. En el libro nos hemos desnudado, hablamos con absoluta sinceridad de cosas muy íntimas. También de nuestras estrategias ante el cáncer. Pensamos que sería útil para otras», remata Díaz