Como SIEMPRE, como NUNCA
La gran retrospectiva de PETER LINDBERGH ‘Untold Stories’ llega a A Coruña, convirtiéndose en la primera monográfica del fotógrafo en nuestro país.
Puede que el caldo y el schnitzel tengan poco que ver. Igual que la literalidad y la retranca. O Berlín y Santiago. Y sin embargo, algo del ambiente gallego le recordó a Peter Lindbergh a su infancia en el medio rural de la antigua Alemania polaca. Ocurrió en 2018, cuando visitó por primera vez A Coruña para inmortalizar la boda de Marta Ortega y el fotógrafo cayó rendido a los encantos norteños, tal y como hoy rememora su hijo Benjamin Lindbergh, presidente de su fundación homónima. «De hecho, yo estaba con él cuando viajó a la ciudad por primera vez», cuenta. «Recuerdo que hubo algo en el contraste entre el paisaje industrial y el campo... algo en ese clima encapotado que lo cautivó y lo hizo transportarse hasta su ciudad de origen».
Mucho han cambiado las cosas desde ese 2018 y, tras la muerte prematura del fotógrafo en septiembre de 2019, Benjamin ha tomado las riendas de la fundación que vela por mantener viva la memoria visual del fotógrafo. Un legado que ahora vuelve –a partir del cuatro de diciembre– a conectarse con esa Galicia que tanto emocionó al artista gracias, precisamente, al empeño de su amiga y admiradora Marta Ortega. Fue ella, tal y como Benjamin confirma, quien propuso importar a la ciudad gallega la retrospectiva de Lindbergh, Untold Stories. Una exhibición autocomisariada por el propio fotógrafo antes de su fallecimiento que repasa sus cuarenta años en activo a través de más de 150 cautivadoras obras y que, tras pasar por ciudades como Turín o Hamburgo, ahora llega a España convirtiéndose en la primera muestra del artista en nuestro país.
«La verdad es que todo el proceso fue muy fluido», defiende su heredero. «Marta propuso traer la exhibición a su ciudad natal y nos encantó la propuesta, así que una vez que nos pusimos de acuerdo, comenzamos a trabajar en ello». La idea de Ortega, según reza el comunicado oficial, es la de acercar al gran público la obra del alemán, pero también la de impulsar A Coruña como un referente cultural nacional. Así, más allá de la importación de la muestra, su apuesta pasa también por acondicionar una de las naves industriales del puerto como espacio cultural para albergar esta, pero también potenciales iniciativas futuras. «Hemos sido muy afortunados de trabajar en estas condiciones», adelanta Benjamin. «Mi padre inicialmente concibió esta compilación de su obra para presentarla en el museo de Kunstpalast de Dusseldorf. La gran suerte es que en A Coruña hemos podido recrear exactamente ese mismo recorrido dentro del espacio. Ha sido un auténtico privilegio y es genial saber que la disposición de las obras será exactamente la misma que la que se pensó originalmente», continúa, haciendo referencia a este ambicioso proyecto ideado por Elsa Urquijo, arquitecta de referencia del gigante de Arteixo.
La muestra, en palabras de su hijo, supone uno de los trabajos más personales de Lindbergh. En parte porque repasa muchos de sus grandes momentos tras el objetivo –con retratos de nombres como Nicole Kidman, Kate Moss, Claudia Schiffer o Charlotte Rampling–, pero en gran medida también porque fue él mismo quien se encargó de la edición de estas obras. «Recuerdo que cuando en Dusseldorf se lo encargaron, en un primer momento eligió tantas fotografías que más tarde hubo que acotar esa primera criba. Fue especialmente difícil para él enfrentarse a su propio archivo a solas y esta libertad alargó bastante el proceso. Tardó dos años en dar con la selección definitiva, pero precisamente por esto hoy esta exhibición es seguramente su trabajo más personal».
Un trabajo del que podrá disfrutar hasta el 28 de febrero de 2022 todo aquel que quiera profundizar en la obra del que se considera uno de los grandes fotógrafos del último siglo y que, según Benjamin Lindbergh subraya, supo ir más allá de lo que se presupone en un editorial estilístico: «Es una exposición centrada en fotografía de moda, sí, pero Peter siempre fue más allá de lo que uno se imagina cuando piensa en fotografía de este tipo. Creo que lo que hace especial su visión es que siempre ponía a la mujer en primer plano: por encima de la ropa. No diría que lo que el visitante podrá ver son retratos, pero sí que la persona va primero y la moda después».
Una afirmación con la que coincide la propia Marta Ortega, que en el libro recopilatorio Raw Beauty que se publicará paralelamente a la exhibición (editado por Taschen) subraya que las instantáneas de Lindbergh no son más que un reflejo de sus ideas y su compromiso vital. «Encarnan la fortaleza y la fragilidad, los sueños más inalcanzables y la más descarnada de las realidades, belleza y realismo a un tiempo, pero por encima de todo están cargadas de sentimiento, del oficio y la pasión de un artista en toda su plenitud», destaca la empresaria, que como amiga del fotógrafo alude además a su carácter cercano y sin ínfulas como clave para alcanzar su maestría. «Era el ejemplo perfecto de cómo la genialidad no tiene tiempo para egos desmesurados o caprichos de diva», destaca en su prólogo. «Nos demostró que se puede crear una gran obra siendo sensible y humilde, que es posible capturar una profunda belleza sin ornamentos ni engaños, y alumbrar así una genialidad a la que caemos rendidos una y otra vez». Y ahora, además, sin necesidad de cruzar nuestras fronteras