VOGUE (Spain)

ORDEN POR UNA CAUSA

En la era del culto a la LIMPIEZA y el ORDEN, el tradiciona­l ‘spring cleaning’ de la cultura norteameri­cana cobra más sentido que nunca. Sobre todo por los beneficios EMOCIONALE­S y MENTALES que tiene.

- Por ANA MORALES.

Antes de que los documental­es sobre orden inundaran el catálogo de Net ix y los in uencers que nos enseñan a limpiar –provocando una especie de masaje mental con sus hipnóticos vídeos– tuvieran nombre propio (sí, cleaninflu­encers), en Estados Unidos la ‘ limpieza de primavera’ era una tradición extendida. Algunos historiado­res fechan su origen en Occidente a comienzos del siglo XIX aunque en otras culturas orientales la limpieza como una especie de ritual de autocuidad­o es una costumbre milenaria. Al margen del origen histórico, la realidad actual es que esta práctica tiene más sentido que nunca y un trasfondo psicológic­o interesant­e. Aunque podría pensarse que cualquier momento es bueno para poner orden en casa –que lo es– que se haya contextual­izado justo en este momento del año también tiene un porqué. Por un lado, el signi cado metafórico de la primavera como una época de orecimient­o y renacimien­to en la que desprender­se de los excesos materiales de la Navidad. “El paso de estación nos inspira a hacer cambios positivos en nuestras vidas. Su llegada representa un nuevo comienzo y nos motiva a deshacerno­s de lo viejo y a renovar nuestro entorno. Aprovechar el equinoccio para ordenar puede ser una buena idea porque nos permite liberar espacio físico y mental para nuevas experienci­as y oportunida­des”, explica la psicóloga Pilar Guerra Escudero. Además del simbólico, también hay un componente puramente práctico. “Es una limpieza más en profundida­d de las casas que se realiza para prepararla­s de cara al verano, en la que se eliminan alfombras, se colocan toldos… antiguamen­te se realizaba para aligerar y refrescar los hogares de cara al calor. Y, ya que se va a limpiar, es un gran momento para eliminar, categoriza­r y ordenar”, explica Alicia Iglesias, alma mater del método Orden y limpieza en casa.

Pero más allá del momento, la realidad es que esta acción segrega endor nas y provoca sensacione­s placentera­s. “En general la limpieza y el orden actúan como antídotos contra la depresión. No hace falta tenerlos como prioridad en nuestra escala de valores, pero tienen bene cios en nuestra rutina diaria y aportan paz mental”, señala Guerra Escudero. Para la psicóloga Laura Palomares, de Avanza Psicólogos, “desprender­se de lo que no nos sirve, el no acumular y la propia conducta de ordenar genera sensacione­s positivas de autocontro­l, de disciplina y de un rendimient­o funcional. El hecho de que el espacio esté más diáfano y con menos estímulos provoca calma y concentrac­ión. Soltar y desprender­nos de lo que no necesitamo­s acaba siendo liberador y genera sensación de control y orden mental”. Si estos argumentos no resultan del todo convincent­es, Guerra Escudero añade: “La corteza visual de una persona se ve abrumada por objetos que no están relacionad­os con una tarea en particular, le hacen más difícil la concentrac­ión y la nalización de proyectos de manera e ciente. Para el cerebro, el desorden representa un asunto inacabado y esta falta de integridad a veces resulta muy estresante para ciertas personas. En esos casos el desorden es un factor que puede provocar una disminució­n de la concentrac­ión, confusión y tensión. Esto explica que visualizar en redes sociales vídeos del ‘antes’ y el ‘después’ de un espacio provoque cierto alivio visual. También escuchar los sonidos naturales que se generan al limpiar y ordenar pueden contribuir a la relajación”. Incluso, la experta re ere ciertos estudios que demuestran que las personas con hogares desordenad­os tienen niveles más altos de cortisol. Casi todo parecen ventajas, pero Bego Pérez, La Ordenatriz, experta en orden con una contundent­e comunidad de seguidores en redes sociales, reconoce que llegar a convertirl­o en hábito no es fácil. “Hay que ser constante. De hecho, cuando se deja de ser constante se desordena”.

El alegato actual en favor del orden y sus bondades debe entenderse desde la tolerencia propia y ajena. “Puede generar orden mental, pero pasarnos solo hará obsesionar­nos y crear malestar. El equilibrio está en la exibilidad y no en pensar en la perfección. Tomarnos un tiempo diario para mantener ese orden, pero no hacerlo de forma constante o para bajar la ansiedad, nos ayudará. Se trata de entender que no solo mi forma de mantener ese orden es la correcta y no querer controlarl­o únicamente a mi manera si convivimos con más personas”, sugiere Palomares. “Para evitar que se convierta en una obsesión que di culte la convivenci­a es importante mantener un equilibrio saludable: establecer límites claros y realistas y evitar compararno­s constantem­ente con los estándares de perfección. Es una herramient­a para mejorar nuestro bienestar, no un n en sí mismo que nos impida disfrutar de la vida por una demanda de ordenamien­to constante”. La virtud, como en todo, está en el punto medio.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain