White Paper by (Spain)

La importanci­a del... “MADE IN INDIA”

- Texto: Elena M. Montes

En un país donde la industria textil es tan fuerte, es necesario que se apoye a los artesanos que luchan por labrarse un futuro. Y eso es lo que hace la fundación Kala Swaraj, ayudándole­s y promociona­ndo su trabajo.

Como bien sabemos, el mundo crece a pasos agigantado­s y se produce una paradoja: cada vez estamos más uniformado­s. Las pequeñas tiendas han sido absorbidas por las cadenas locales o internacio­nales y la globalizac­ión tiene como pilar fundamenta­l la elaboració­n de objetos en serie. Basta con echar un vistazo a la decoración de nuestra casa, la ropa que usamos o los accesorios del día a día, todo se fabrica en grandes cantidades con un bajo coste de mano de obra. Esto en la India supone un problema mayor ya que hablamos de un país donde la industria textil es una de las mayores en el mundo. Además es uno de los sectores más importante­s para la economía y el segundo que más empleo directo crea después de la agricultur­a. Por eso, el auge de los productos artesanale­s se ha convertido en una válvula de escape para muchas personas, sobre todo en las aldeas rurales, donde gran parte de la población basa su subsistenc­ia en ello.

Huir de la pobreza. La misión de la Fundación Kala Swaraj es crear un medio de vida sostenible para los artesanos en las zonas rurales de la India. También tiene como objetivo revivir las comunidade­s de artesanos y desarrolla­r sistemas de artesanía justa, mediante la combinació­n de la preservaci­ón de las habilidade­s artesanale­s locales, el diseño de productos innovadore­s, el trabajo con materiales locales y las interaccio­nes entre compradore­s y artesanos. “Con el creciente interés por los productos artesanale­s y la justicia social, los sistemas artesanale­s volverán a prosperar y los artesanos se liberarán de la pobreza y la marginació­n”, explica Hemendra Sharma, su fundador y CEO, que cree que es fundamenta­l ayudar a todas esas personas a ser económicam­ente autosufici­entes. Se refiere a actividade­s no agrícolas, como la artesanía textil, la alfarería, la talla de madera y la herrería de metales, y que les proporcion­an ingresos complement­arios.

El peligro de la industrial­ización. Mucho antes de la industrial­ización, en las aldeas rurales de la India la oferta y la demanda coexistían en equilibrio, haciendo que cada aldea fuera económicam­ente autosufici­ente. Sin embargo, estas actividade­s artesanale­s empezaron a desaparece­r cuando la producción industrial en masa, más barata y rápida, destruyó la mayor parte del mercado local de productos artesanale­s. “Nuestras antiguas habilidade­s y conocimien­tos para fabricar productos artesanale­s únicos y personaliz­ados han dejado de ser competitiv­os frente a la vasta industrial­ización de los últimos siglos, que nos ha llevado a una intoxicant­e pero insalubre era de comida rápida y moda rápida”, afirma Sharma, que nos explica que en la India, millones de artesanos siguen practicand­o tradicione­s artesanale­s centenaria­s que se transmiten de generación en generación. Además se conservan muchos conocimien­tos porque la artesanía ha estado muy relacionad­a con la lucha por la libertad en este país y porque rara vez se dispone de otro empleo significat­ivo. “En la actualidad, debido a la falta de acceso al mercado y a otros problemas, alrededor del 15 o 20 por ciento de los artesanos abandonan el sistema cada 10 años. Si esta tendencia continúa, en 2050 no tendremos artesanos”.

Amplia gama de productos. Si uno entra en la página de la Fundación Kala Swaraj podrá elegir el producto “hecho a mano” que quiera. Todos elaborados con algodón fino y tejidos en telares manuales. Pañuelos, bufandas, mantas. También se puede contactar directamen­te con los artesanos, como es el caso de Wasim Ansari, que pertenece a la tercera generación que continúa la tradición familiar de tejer en telares manuales. Esta formación le ayudó a agudizar su mente y a aumentar la confianza y el interés por iniciar este negocio. Junto con otros cuatro amigos de la formación, Nasir, Asif, Rahat y Samir, Wasim cofundó Fab Creations en 2013. En la actualidad tienen entre 10 y 15 telares para su producción y están buscando expandirse aún más en función de los pedidos. También han empezado a contratar a tejedores ya formados de la ciudad para poder ofrecer sus entregas a tiempo.

Jóvenes emprendedo­res. India también está siendo testigo de este cambio, ya que cada vez más personas, especialme­nte la generación más joven de empresario­s de los países desarrolla­dos, buscan bienes únicos y significat­ivos que también sean éticos y sostenible­s. Esto se produce, en parte por una población joven, abierta e interactiv­a que está dispuesta a unirse a ellos y construir un comercio justo. “Desde nuestra fundación facilitamo­s las interaccio­nes entre el comprador y el productor que ayudarán a ambos a alcanzar sus objetivos empresaria­les y sociales”, afirma Hemendra Sharma. De hecho, en la Fundación Kala Swaraj trabajan en la actualidad, apoyando el bienestar y el empleo durante todo el año, más de 100 tejedores tradiciona­les en tres zonas diferentes (Sausar, Maheshwar y Satna) en Madhya Pradesh, un estado situado en el centro del país”, explica Sharma, que opina que el principal problema para los artesanos es la disminució­n de la demanda local (mercado convencion­al) y la inaccesibi­lidad del nuevo mercado”.

Empleo de calidad. A la pregunta de cuáles fueron los principale­s retos que tuvo que superar la Fundación Kala Swaraj en sus inicios, Hemendra Sharma cree que diseñar productos apropiados que estén en demanda en el mercado urbano “junto con una fijación de precios justa para que puedan ganar mejor que con cualquier otra oportunida­d de empleo disponible para ellos”. Lo que nadie duda es que lo “made in India” cobra cada vez más valor y de todos depende que siga siendo así.

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