La importancia del... “MADE IN INDIA”
En un país donde la industria textil es tan fuerte, es necesario que se apoye a los artesanos que luchan por labrarse un futuro. Y eso es lo que hace la fundación Kala Swaraj, ayudándoles y promocionando su trabajo.
Como bien sabemos, el mundo crece a pasos agigantados y se produce una paradoja: cada vez estamos más uniformados. Las pequeñas tiendas han sido absorbidas por las cadenas locales o internacionales y la globalización tiene como pilar fundamental la elaboración de objetos en serie. Basta con echar un vistazo a la decoración de nuestra casa, la ropa que usamos o los accesorios del día a día, todo se fabrica en grandes cantidades con un bajo coste de mano de obra. Esto en la India supone un problema mayor ya que hablamos de un país donde la industria textil es una de las mayores en el mundo. Además es uno de los sectores más importantes para la economía y el segundo que más empleo directo crea después de la agricultura. Por eso, el auge de los productos artesanales se ha convertido en una válvula de escape para muchas personas, sobre todo en las aldeas rurales, donde gran parte de la población basa su subsistencia en ello.
Huir de la pobreza. La misión de la Fundación Kala Swaraj es crear un medio de vida sostenible para los artesanos en las zonas rurales de la India. También tiene como objetivo revivir las comunidades de artesanos y desarrollar sistemas de artesanía justa, mediante la combinación de la preservación de las habilidades artesanales locales, el diseño de productos innovadores, el trabajo con materiales locales y las interacciones entre compradores y artesanos. “Con el creciente interés por los productos artesanales y la justicia social, los sistemas artesanales volverán a prosperar y los artesanos se liberarán de la pobreza y la marginación”, explica Hemendra Sharma, su fundador y CEO, que cree que es fundamental ayudar a todas esas personas a ser económicamente autosuficientes. Se refiere a actividades no agrícolas, como la artesanía textil, la alfarería, la talla de madera y la herrería de metales, y que les proporcionan ingresos complementarios.
El peligro de la industrialización. Mucho antes de la industrialización, en las aldeas rurales de la India la oferta y la demanda coexistían en equilibrio, haciendo que cada aldea fuera económicamente autosuficiente. Sin embargo, estas actividades artesanales empezaron a desaparecer cuando la producción industrial en masa, más barata y rápida, destruyó la mayor parte del mercado local de productos artesanales. “Nuestras antiguas habilidades y conocimientos para fabricar productos artesanales únicos y personalizados han dejado de ser competitivos frente a la vasta industrialización de los últimos siglos, que nos ha llevado a una intoxicante pero insalubre era de comida rápida y moda rápida”, afirma Sharma, que nos explica que en la India, millones de artesanos siguen practicando tradiciones artesanales centenarias que se transmiten de generación en generación. Además se conservan muchos conocimientos porque la artesanía ha estado muy relacionada con la lucha por la libertad en este país y porque rara vez se dispone de otro empleo significativo. “En la actualidad, debido a la falta de acceso al mercado y a otros problemas, alrededor del 15 o 20 por ciento de los artesanos abandonan el sistema cada 10 años. Si esta tendencia continúa, en 2050 no tendremos artesanos”.
Amplia gama de productos. Si uno entra en la página de la Fundación Kala Swaraj podrá elegir el producto “hecho a mano” que quiera. Todos elaborados con algodón fino y tejidos en telares manuales. Pañuelos, bufandas, mantas. También se puede contactar directamente con los artesanos, como es el caso de Wasim Ansari, que pertenece a la tercera generación que continúa la tradición familiar de tejer en telares manuales. Esta formación le ayudó a agudizar su mente y a aumentar la confianza y el interés por iniciar este negocio. Junto con otros cuatro amigos de la formación, Nasir, Asif, Rahat y Samir, Wasim cofundó Fab Creations en 2013. En la actualidad tienen entre 10 y 15 telares para su producción y están buscando expandirse aún más en función de los pedidos. También han empezado a contratar a tejedores ya formados de la ciudad para poder ofrecer sus entregas a tiempo.
Jóvenes emprendedores. India también está siendo testigo de este cambio, ya que cada vez más personas, especialmente la generación más joven de empresarios de los países desarrollados, buscan bienes únicos y significativos que también sean éticos y sostenibles. Esto se produce, en parte por una población joven, abierta e interactiva que está dispuesta a unirse a ellos y construir un comercio justo. “Desde nuestra fundación facilitamos las interacciones entre el comprador y el productor que ayudarán a ambos a alcanzar sus objetivos empresariales y sociales”, afirma Hemendra Sharma. De hecho, en la Fundación Kala Swaraj trabajan en la actualidad, apoyando el bienestar y el empleo durante todo el año, más de 100 tejedores tradicionales en tres zonas diferentes (Sausar, Maheshwar y Satna) en Madhya Pradesh, un estado situado en el centro del país”, explica Sharma, que opina que el principal problema para los artesanos es la disminución de la demanda local (mercado convencional) y la inaccesibilidad del nuevo mercado”.
Empleo de calidad. A la pregunta de cuáles fueron los principales retos que tuvo que superar la Fundación Kala Swaraj en sus inicios, Hemendra Sharma cree que diseñar productos apropiados que estén en demanda en el mercado urbano “junto con una fijación de precios justa para que puedan ganar mejor que con cualquier otra oportunidad de empleo disponible para ellos”. Lo que nadie duda es que lo “made in India” cobra cada vez más valor y de todos depende que siga siendo así.