Un Amor de actriz

La vida de Almudena Amor cambió para siempre una noche cualquiera de 2016, mientras encendía un cigarrillo en la puerta de la emblemática sala Caracol de la capital. Allí había acudido a disfrutar de una fiesta de cumbia con amigos y en plena crisis existencial, al darse cuenta de que, a pesar de aprobar con nota la carrera de Publicidad y hacer prácticas en una de las más prestigiosas agencias del país, aquello no era lo suyo. Cuando un chaval se le acercó con la peregrina excusa de pedirle fuego, ambos entablaron una conversación que acabó derivando en una adivinanza sobre la posible profesión de la joven. ‘¿Yo de qué tengo cara?’, le cuestionó Almudena. “No sé”, replicó el joven, “yo creo que tienes cara de actriz”. Y la mecha se encendió.

Aquel anecdótico comentario fue la chispa que prendió el fuego en esta madrileña de 27 años, aficionada al teatro desde la adolescencia, pero que había cejado en la persecución de su sueño por una inseguridad que todavía trata de aplacar. “En ese momento decidí darme la oportunidad. No estaba queriendo ver la realidad. A veces, por los miedos o las prisas, no nos escuchamos tanto como deberíamos”, reconoce una intérprete que vivirá este otoño un ascenso meteórico en nuestra industria gracias al estreno simultáneo de sus dos primeros trabajos en la gran pantalla: la película de terror La abuela de Paco Plaza y El buen patrón, una acidissima sátira social dirigida por Fernando León de Aranoa. En esta última interpreta a Liliana, una becaria alejada de los clichés, inocente pero brava y tenaz, que resulta toda una amenaza para el personaje de Javier Bardem, con quien se bate –y muy bien– el cobre escénico. Pero esta joven de respuesta risueña y espíritu instintivo, amante de la voz de Billie Holiday, afronta este reto dispuesta a no volver a desoír a sus sentidos y demostrar que no solo tiene cara de actriz, sino de una de las buenas.