LA MALDITA CARTA

Este número dedicado a jardines, queríamos que fuera un gran comienzo de primavera, donde pudiéramos pasear a través de las fotografías y de las entrevistas por diferentes espacios que siempre me han gustado, donde he encontrado la mayoría de las veces un equilibrio a mi agitada cabeza, donde el tacto, la vista, el olfato y el oído me dan calma.

Pero vinieron tiempos convulsos, donde todo el esfuerzo, por muchos jardines que hubiera, revolucionan otra vez todos los sentidos, vivo en un país afortunado, donde en estos momentos la guerra solo se ve a través de imágenes y sonidos, pero todo lo que ocurre a nuestro alrededor embarra este sin sentido llamado GUERRA. No es que no haya guerras, es que está nos pilla más cerca y somos más conscientes ya que está a unas pocas horas de distancia. Intentando quitarme de la cabeza mi lado realista, para no deprimir a los lectores, más de lo que lo hacen las noticias e imágenes diariamente, abandono mis manos a la fuerza del universo para que me guie en LA MALDITA CARTA. He decidido llamarla así, porque cada número me siento delante de este papel en blanco al que miro y miro y no me habla, se ríe de mí y me atosiga, me saluda, aquí estamos otra vez, se burla, solo le falta sacarme la lengua. Sacando mi lado más agradecido, desde aquí le doy inmensas gracias por su generosidad a Caroline de Maigret nuestra portada, esta mujer bella, serena, amable, culta, nada impostada, tan natural en estos tiempos que corren que se agradece, ha sido una delicia tenerla con nosotros.

Dave Gahan forma parte de la banda sonora de mi vida, “Everything counts”, ya lo dice la canción tantas veces bailada, todo cuenta, todo cuenta. La acabo de poner a todo volumen mientras escribo, se me van los pies, paro, le saco la lengua a la carta y me pongo a bailar.

De vuelta a mi sitio, sigo pensando en los jardines, cada uno tan especial, desde los libros, los cuadros, las fundaciones, los hoteles, los huertos, esos que tiene el gran Eneko Atxa, donde crea magia en cada plato y además de la manera más sostenible.

Me cuesta este número, pienso, con la que está cayendo y yo con una carta sobre lo maravilloso que es todo lo que compone el número, me resulta hasta frívolo, por mucho que la vida continúe y se me viene a la mente la imagen de una mujer, que después de haber entrado en su casa bombardeada, levanta la tapa del piano lo único que permaneció intacto y se pone a tocar por última vez antes de abandonar su hogar y pienso, no es frivolidad es esperanza, es deseo por algo mejor, es porque podemos disfrutar a pesar de todo, porque hay tanta belleza que lo frívolo y lo atroz, no sería disfrutarla.

Disfruten con este número, siempre quedará la música, la lectura, el arte, los jardines, disfruten con todo su ser de todo, con el tacto, el oído, el olfato, el sabor y la vista.

“La guerra es el crimen estúpido por excelencia, el único que no puede alcanzar el perdón de Dios ni de los hombres”.

“La guerra está contra la cultura, pues destruye todos los valores espirituales.” “¡Señor! La guerra es mala y bárbara; la guerra odiada por las madres, las almas entigrece; mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra? ¿Quién sembrará la espiga que junto amarillece?”

Poema de Antonio Machado