La promoción fabulosa
Situémonos. Volvemos al siglo pasado, a principios de los 90, cuando Seattle estaba en plena ebullición gestando el movimiento grunge. De hecho, vayamos concretamente a 1992. Mientras en Londres se forjaba el término Generación X para referirse a una supuesta juventud apática con tintes nihilistas y look inspiradoramente desaliñado, nacía una estrella llena de glamour: Eugenia Silva se erigía entonces como ganadora de un concurso de modelos junto a otra grande, Nieves Álvarez. Mientras las Claudias, Naomis, Cindys o Lindas reinaban como tops internacionales, en España empezamos a exportar una promoción de modelos impecables, reclamadas por prestigiosas firmas extranjeras: aparte de Eugenia y Nieves, ahí estaban Vanessa Lorenzo, Esther Cañadas, Laura Ponte, Verónica Blume... Aquellas post adolescentes se han convertido en treintañeras y, milagrosamente en una profesión tan efímera, siguen en la brecha, trabajando sin respiro. Sus agendas han demostrado la solidez de su talento, que va mucho más allá de un cuerpo 10 y una cara bonita. Este verano coincidí con la atareada Eugenia (rostro de Garnier, íntima de la casa Armani, createndencias y mujer activamente solidaria) en un espléndido cóctel celebrado por Martini en Roma, y comentamos la magia de aquella generación que sigue al pie del cañón hoy, e inmediatamente comenzó a gestarse esta portada que tienes entre las manos. Una manera ideal de arrancar el año en el número de San Valentín, pues describe perfectamente la love story entre las tops españolas y nuestra revista, que también nació en el mágico 1992. ¡Feliz lectura!